Mucho más que enfretamientos

2238 Words
El mismo día Ámsterdam Alex Sorpresa, confusión, desconcierto, no podría decir con seguridad cual es la mejor definición para lo que siento, pues todas las palabras se quedan cortas, no expresan todo el caos emocional que esta mujer desató con su presencia, no solo me ha dejado estupefacto con la belleza de su rostro, sino que tiene el cuerpo de una amazona, unos ojos marrones con una mirada cautivante, sus labios carnosos que te invitan a querer besarlos, un cabello pelirrojo que es el complemento perfecto de su silueta, además tiene una buena altura 1.70 cm, la verdad es que esta diosa es demasiada tentación para mí, pero existe un gran detalle, ¿Qué hace aquí en la junta? ¿Quién es? Me reclamaba mi interior, no obstante, la realidad golpeo a mi puerta de forma desastrosa con las palabras de mi abuelo, acabo de presenciar como literalmente me corto las alas, rompió mis esperanzas en trocitos de papel para dejarlas en el fondo de la basura, porque acaba de entregarle mi silla de presidencia a una desconocida, solo para fastidiarme, para volverme a recordar que no soy un De Vries, como tal ante sus ojos no merezco nada. Sin embargo, no voy a permitir que mi abuelo me pisotee a su antojo, porque no merezco su desprecio después que he dedicado tiempo, esfuerzo a Astral, además conozco como la palma de mi mano las operaciones de la empresa, no hay mejor persona que yo para llevarla a otro nivel, por lo tanto, hago presente mi voz de protesta. –Abuelo por favor debe ser una broma de mal gusto, porque no puedes nombrar a cualquier persona como presidente de Astral, mucho menos a esta mujer que no debe saber dónde está parada– argumento levantándome de mi sitio. –Maurice somos tu familia, como tal debes contar con nosotros, no puedes tomar una decisión de este tipo sin consultarnos– reclama mi madre con su voz envuelta en malestar. –Anabela no necesito de su consentimiento para hacer lo que se me plazca con mi patrimonio, recuerda que yo empecé este negocio, porque era lo que quería hacer, esperaba crear algo que alcanzaría la máxima calidad, entonces como dueño tengo las decisiones en mis manos, ¿Fui claro? –repite mi abuelo teniendo una mirada asesina. –Maurice parece que no dejas mucho margen para el debate, pero considerando que somos parte de tu familia, deberías hacernos participe de tus decisiones, sobre todo recuerda que nosotros velaremos por Astral a futuro– argumenta mi madre. –Lo siento Anabela, son mis derechos y los ejerceré como quiera– responde mi abuelo con una sonrisa forzada, para luego dirigirse a mí. –¡Alex estoy viejo! No decrépito para poner mis empresas en las manos de cualquier persona inexperta. Pero para despejar sus dudas y las de los directivos, la señorita Borts tiene un impresionante curriculum, además de contar con la experiencia suficiente en el área, pues ha estado trabajando en New York dirigiendo la sucursal con amplios resultados. Por favor Leila ayúdame. –Buenos días, primero que nada. Empecemos, el trimestre pasado solo la sucursal de New York, obtuvo un ingreso anual por ventas de doce millones de dólares con un margen de utilidades del 30%, claro que para este año tenemos una proyección incrementada de un 20%, dejándonos como líderes del mercado, incluso delante de Apple en Estados Unidos, pero no se compara a las ganancias que Astral tiene en el mercado europeo, pues han establecido varios puntos importantes en ventas, aunque han descuidado otros, como los de Asia y África, yo apuntaría a una inversión en Tokio o Singapur con un margen menor de utilidad hasta posicionarnos en esas ciudades, incluso optaría por una fusión con Samsung u otra compañía, claro que apenas son algunos de los cambios que podría implementar para llevar a otro nivel al grupo De Vries. –Gracias Leila por tan elocuente presentación. Señores directivos, ¿Me permiten un momento con mi familia? –dice mi abuelo obligando a levantarse de sus asientos a cada ejecutivo. –Maurice te espero afuera, creo que lo mejor es que charles con tu familia a solas, permiso– expresa Leila. –No hace falta que te retires Leila, pues vamos a aclarar un par de puntos con mi familia, sobre todo ellos tienen que entender que las decisiones están a mí cargo, por favor toma asiento junto a mí– replica mi abuelo con su rostro comprimido mientras aparta una silla. Preparemos los oídos para un largo discurso del viejo sobre los fundamentos de sus decisiones, incluso apelara a mi falta de juicio, de no tener definida mi vida, pues todo el tiempo vive repitiéndome que debo sentar cabeza, hasta sugirió la estupidez de casarme, claro que no me interesa hacerlo, mucho menos privarme de mi soltería para atar mi vida a una mujer, solo de pensarlo me da escalofríos, igual no es el primero que lo intenta, porque mi querida madre no escatima la oportunidad para meterme por los ojos la idea que vuelva con mi exnovia, Minerva Jasen, no voy a negar que es hermosa, sensual, tiene unos ojos grises que te retan a mirarla, sus labios de carmín son un dulce néctar y su cabello rubio complementa su figura, pero me irritaba la forma controladora y posesiva que tiene, porque siempre me quería manipular como a un títere, como si fuera su juguete de turno, pues es una hijita consentida de papá que le gusta tener a todos los hombres a sus pies, así que no tengo intenciones de regresar con ella por más que la pasemos bien en la cama. Una hora después Leila Camino por la oficina de la presidencia de Astral contemplando cada detalle de ella, siendo inevitable rememorar cuando pisé este lugar por primera vez, en ese entonces era una chica ingenua que se deslumbraba y soñaba despierta suspirando en ser alguna vez esa cenicienta moderna, pues solo limpiaba el lugar como si fuera la gran cosa, me bastaba ver a mi príncipe azul. Lo cierto es que por una ironía del destino debo sentarme en la silla de la presidencia de Astral, pero Maurice desconoce el gran dilema que tengo en hacerlo, no tiene idea que en el pasado me involucre con su nieto, porque en su momento creí que era innecesario comentarle la humillación que sufrí por parte de Alex, además se sumaba que quería olvidar ese error que cometí, no era algo que una mujer quisiera recordar, pero por arte de magia las piezas se han acomodado a mi favor dejándome con grandes dudas, ya que tengo a Alex De Vries justo a donde quiero, la cuestión es otra, ¿Seré capaz de vengarme? ¿Puedo tener la frialdad para destruirlo? Sobre todo, él ha dejado muy en claro que me considera su enemiga, una intrusa que le ha arrebatado lo que es por derecho suyo, así que tendré un camino difícil para poder dirigir la empresa si es que acepto el puesto, igual aun en mi cabeza sigue la pregunta presente, ¿Me recuerda? ¿Soy un error para él? Aunque es una tortura inútil, pues la respuesta es obvia, nunca fui y nunca seré importante para Alex. En fin, en medio de mis pensamientos escucho como un eco la voz de Maurice, llenándome de consejos, de argumentos para aceptar el puesto, pero sigo con ese dilema interno, mientras contemplo la vista de la ciudad por el ventanal, hasta que decido responder a sus inquietudes. –Maurice estoy muy agradecida contigo por la ayuda incondicional que me has dado todos estos años, pues no solo me diste una nueva vida, sino que me has cuidado como un padre lo haría, pero no me siento lista para sentarme a dirigir tu empresa, porque no estamos hablando de llevar las riendas de una sucursal, sino de tener a cargo un imperio multimillonario. Además, lo ideal es que alguien de tu familia se siente en esa silla, ¿No lo crees? –explico girándome para buscar el azul de sus ojos. –Leila tú has estado educándote para dirigir mi imperio, lo has hecho todos estos años sin darte cuenta. Conoces cada detalle mínimo de lo que sucede en mis empresas, no solo de la sucursal de New York, sino del grupo De Vries, incluso me has demostrado que posees el potencial necesario para llevar las riendas, más que todo no es una decisión tomada al azar, ya que no existe nadie más idóneo para el puesto, ni siquiera Alex– afirma con seguridad. –Padrino puedes darme todos los argumentos que tengas para que acepte el puesto, pero existe una gran verdad, para tu familia soy una usurpadora, una intrusa, la mujer que les vino a quitar sus derechos, como tal me harán la vida imposible y no estoy segura de saber cómo enfrentarlos, entonces la mejor decisión es darle el puesto a Alex– sentencio y él niega con la cabeza. –Leila, a mi nieto le falta un largo trecho para cumplir con mis expectativas, ya que sigue siendo un inmaduro, que considera que la vida es solo divertirse entre mujeres y alcohol, sobre todo cada vez que tiene un problema no es capaz de resolverlo, todo el tiempo corre a pedir ayuda a su madre, pero en parte es culpa de Anabela por consentir todos sus caprichitos. Por lo mismo te pido que me ayudes, acepta mi propuesta– declara con el rostro comprimido. –Maurice necesito al menos el resto del día para pensarlo, porque no es una decisión fácil de tomar, porque estás poniendo el destino de tus empresas en mis manos. Por favor entiéndeme– alego para quedarme con el rostro pensativo. –De acuerdo mi pequeña princesa, tómate el resto del día. Esperaré con ansias tu respuesta, aunque estoy seguro que no me defraudarás– accede teniendo una sonrisa afable, y así decido tomar mi bolso para colgármelo al hombro. –Maurice voy a caminar un rato por la ciudad, porque tengo que aclarar mis ideas, por favor no te preocupes por mí. Nos vemos a la hora de la cena– repito para luego despedirme con un beso en su mejilla y terminar abriendo la puerta de la oficina. Alex Fue un calvario escuchar cada palabra de reproche de mi abuelo, no solo me destrozó con cada argumento que me dio, sino que no encontraba justificación para que esa mujer presencie mi derrota, fue una humillación que ventile mi vida delante de una extraña que debió estar regocijándose con mi dolor, además no me dio una oportunidad para demostrarle que puedo cambiar, que puedo ser capaz de merecer la presidencia de Astral, solo escogió la salida más fácil, poner en mi lugar a una desconocida dejándome con la sangre hirviendo, maldiciendo por mi suerte, incluso me tuve que tragar todas las ganas de insultarlo, porque lo único que conseguiría es que me eche de la empresa, pero aun no voy a darme por vencido, voy a sentarme a dirigir el grupo De Vries así sea la última cosa que haga en mi vida. Aunque yo no soy el único que está descontento con la decisión del viejo, mi madre está que echa chispas del coraje, incluso no ha parado de gritar a cada empleado exigiendo los balances de la compañía, igual yo intento hacer oídos sordos mientras aplaco mi rabia con un vaso con whisky, más sus reclamos se siguen escuchando en mi oficina, obligándome a intervenir para calmar sus nervios. –¡Madre! Nada consigues gritándole a cada empleado, ellos no son los culpables de la decisión del viejo, así que lo mejor que puedes hacer es tomarte una copa de vino para tranquilizarte, ten que te hará bien– digo entregándole la copa. –Déjate de tonterías Alex, ¿Crees que esta es la solución? ¡No! No puedes emborracharte y escapar de los problemas. Es tu obligación hacer algo contra esa mujer– exige teniendo una mirada asesina, dejando la copa encima de mi escritorio. –Madre lo hare, pero todo a su tiempo, ahora de nada sirve vociferar, gritar, solo empeoraría la situación– afirmo bebiendo mi trago mientras me acomodo en mi silla. –¡Alex! Parece que no te das cuenta del peligro que esta mujer significa en nuestra vida, ahora consiguió que Maurice la siente a dirigir nuestro patrimonio, ¿Después que vendrá? ¿Quitarnos nuestra fortuna? –replica furiosa sin abandonar mis ojos, apoyando sus manos a cada extremo de mi escritorio. –Exageras madre como siempre, el viejo no es tan estúpido para dejarse envolver por un par de piernas bonitas, verás que pronto se cansará de esta mujer y la dejará en la calle– afirmo intentado calmarla. –Alex ya lo hizo, Maurice cayó en las redes de esta zorra. Entonces tienes la obligación de actuar, buscar la forma de sacarla de nuestra vida a cualquier precio, ¡¿Entendiste?! –declara para terminar exigiendo. –Madre ¿Qué estás sugiriendo con exactitud? ¿Puedes ser más específica? –averiguo con una mirada envuelta en dudas. –Alex a veces eres tan ingenuo, acércate a ella, gánate su confianza, para hacer lo que quieras, incluso sedúcela si es posible, pero ten el control en tus manos, ¿De acuerdo? –sentencia dejándome con el rostro desencajado.
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