Iker llegó hasta su casa, tras abrir la puerta encontró a su tío Agus bebiendo una copa. —No te dije que no te quería ver en mi casa. —Esta tambien es mi casa, y me quedaré aquí hasta que me dé la gana—, sonriendo de medio lado, Iker se acercó, sentía tanta rabia recorriendo por sus venas, que sacarla con alguien sería satisfactorio. —Vas a irte, porque vas a irte—, con una mano lo agarró del cuello de la camisa y lo acercó a él, Mirándole con ojos afilados espetó —Acabaste con toda la fortuna que mi abuelo te dio, durante veinticinco años no te presentaste en esta casa a ver cómo él estaba, si estaba enfermo o necesitaba algo, ni siquiera te importaba cuánto te extrañaba. Cuando agarraste tu parte de herencia te desentendiste de tu padre, ahora vienes a exigir que su dinero te sea entr