Capítulo 1.

3776 Words
CAPITULO 1: La vida es cruel. La vida es injusta. La vida es una ilusión que puede terminar en un día. Por la mañana posiblemente te levantas con el pie derecho, todo sale perfecto, el sol brillaba o caía una suave llovizna en el campo. Quizás te dedicaste a leer o escribir. Cocinaste, tejiste, amaste. Dibujaste, practicaste el arpa. Celebraste, perdonaste. Y de la nada todo se nubla y te sumerges en oscuridad. -Hija de uno de los funcionarios de su madre, su nombre es Nereida y era hija única – oigo decir al guardia que sonó la alarma. -Pobre chica, apenas empezaba a vivir – oigo decir a una de las curanderas. Pobre chica. Es lo único que queda de ti luego de años de servicio al reino. No hizo ninguna hazaña digna de recordar en canciones o cuentos. Pobre chica. La escena era digna del vomito. No era la primera vez que presenciaba algo como esto, las guerras solían ser mas crudas y las masacres mas perturbadoras. Mis botas de cuero eran manchadas con la sangre aun goteante del techo del lugar y repulsión llenaba mi interior. Nereida. Edad 32 años. Hija de Larsto. Consejero de la reina, viudo. Edad 68 años. Deja viudo a su esposo Leónidas II, hijos gemelos de 5 años en huerfanidad. Se sospecha que no eran hijos de su marido por el poco parecido de este. -No seria extraño que el se vengara por semejante infidelidad – asiento de acuerdo con la idea. Pobre, pobre chica. La muerte sin duda llega en el momento menos esperado para un mortal. Lo gracioso del asunto es que los mortales le huyen y nosotros los malditos inmortales la anhelamos. Solo hay dos formas de matar definitivamente a uno de nosotros. Obviamente no diré cuales son. Pero las probabilidades de que sucedan son de 1 en 1000, solo alguien muy estúpido se atrevería a conseguir lo necesario. Aun así, hay quienes nos desean esta clase de situaciones. Nereida, se encontraba colgada de los pies. Grilletes llenos de púas incrustadas en sus tobillos la sostenían inerte desde lo alto del lugar, las cadenas estaban clavadas al techo abovedado con grandes clavos que agrietaron la piedra cuando fueron forzados a traspasarla. Su boca estaba cortada de un lado, su cuello también se encontraba abierto justo en la yugular y por las marcas en su espaldas y piernas se podía decir que fue azotada, incluso podía verse carne y piel colgando de su cuerpo. Y sus ojos. Abiertos viendo directamente hacia mí, fríos y vacíos. Podía ser una persona sin corazón, pero en lo mas profundo de mi algo se retorció al ver la tristeza, la resignación y el terror que quedo grabados en ellos. Así es la vida del mortal. Lo da todo por el mundo, todo por lograr su acometido, por llegar a una meta autoimpuesta o impuesta por la sociedad. Y cuando crees que estas cerca o que las cosas no pueden mejorar ya que consideras que lo has alcanzado todo. Llega la muerte. Espero que me encuentre pronto a mi también. -Mi señora ¿deberíamos bajarla? – escucho preguntar al mismo soldado, pero me mantengo en silencio y el comprende rápidamente. Observo cada detalle del sangriento escenario. Dos mesas hechas pedazos en el piso con todo su contenido – significa que dio pelea – un maletín con frascos vacíos y agujas delgadas – debieron contaminar su sangre con alguna sustancia venenosa – y algo más. Doy media vuelta llevando mi vista hacia la puerta a mi derecha por donde había ingresado y analizo la situación. La zona no tiene rastros de sangre, por ende, no pasaron por ella al escapar. El guardia había dicho que no había ingresado a la habitación al encontrarla. Obviamente, cerró la puerta horrorizado y sonó la alarma. Aun así, tendría que haber algo más. -¿Había alguien cerca cuando te dirigías hacia aquí? – pregunto sin despegar mi vista de la puerta. -No señora. Soy el encargado de que la torre quede vacía y cerrada al finalizar el día, por ende, no había nadie más que yo – dice, pero lo escucho titubear y entrecierro los ojos. -Sabes que mentirme es una estupidez, si ocultas algo puedo sacártelo a la fuerza – digo suavemente y lo escucho tragar por la amenaza latente en mi voz. -Le juro, le juro que no le miento – asegura y suelto un suspiro. No debería de estar aquí si esta tan aterrado. Ignoro nuevamente al hombre parado a mi lado. Y regreso mi vista a Nereida ¿Cuándo fue la ultima vez que había visto a esta mujer? La villa del lago, ella cuidaba los corceles que llevarían a la cacería. Cierto. -¡Lleva muerta mas de siete horas señores, espero que ya tengan la información necesaria. Si fueron los marginados, los que tendrán unos días en los calabozos serán ustedes! – oigo gritar a lo lejos y mi cuerpo se tensa en reconocimiento. -Señor, la señorita Natasha ha estado aquí desde hace un par de horas, posiblemente ella tenga algo. – dice la voz que si no me equivoco es de uno de sus ayudantes. El ambiente huele a miedo ¿no crees? Deberíamos de aprovecharnos de eso. ¡Atención! El general del ejército está aquí. – escucho anunciar al vocero y todos, menos yo, en la habitación toman posturas firmes. Llevo mi mirada hacia la puerta solo para verlo entrar hecho un ogro por aun no tener información. Todos en la sala parecen querer salir corriendo del lugar y yo solo quiero morirme al ver a la mujer que lo acompaña. Ambos visten el mismo uniforme que yo. Un pantalón de cuero n***o que termina en los tobillos, botas de cuello alto hasta el inicio de las rodillas, chaqueta del mismo material y por dentro una camisa de algodón blanca. La única diferencia era la insignia que portábamos en el lado derecho del pecho. La de la mujer es una corona con una espada en el centro y el del general es el de dos lanzas atravesando la cabeza de una bestia deforme. Mientras que mi insignia es de una corona con alas cruzadas en la parte de atrás. El símbolo de la realeza. Al verme veo dos reacciones, ambas mas desagradables que el c*****r colgando a mi lado. Carissa, la mujer acompañante sonríe encantada el verme y emocionada al ver el cuerpo. Mientras que el general me lanza una mirada entre asombrado y conmocionado. -Pero que maldita. La mutilaste sin invitarme a la fiesta – Carissa es la primera en hablar y en acercarse sin importarle los trozos de piel y el lago de sangre por el que camina - ¿Qué demonios paso aquí? – pregunta sonriendo como si fuera un ser extraño el que cuelga del techo No se espera menos de alguien que disecciona animales para estudiarlos. -¿Crees que la habría dejado morir tan fácil? – pregunto ofendida – Nereida estaba el día de la caza – informo en vos alta para que el general escuche – Desapareció hace siete días, huyo de casa luego de discutir con su marido, nadie la vio luego de eso, pero envió una carta a su padre diciendo que reconsideraba su matrimonio. Murió ahogada en sangre, se acumulo en nariz y garganta. Hubiera sido menos doloroso morir de insolación – finalizo observando a Nereida nuevamente. El general suspira y por fin decide acercarse mientras observa todo a su alrededor, no detallo mas ya que el notara las mismas pistas que yo y posiblemente las piezas faltantes de la escena. -Debí decirle gracias – escucho murmurar a Carissa y entierro mis uñas en mis palmas sin que lo noten. -¿Qué hay del esposo? – pregunta el general. -Lo envié a encerrar hasta comprobar su inocencia – respondo y decido moverme del lugar ya que Nereida estaba dispuesta a no dejar de verme – Lo interrogue, lo único que dijo fue que ella no llevaba mas ropa el día que se fue, era su día de guardia – agrego mientras la rodeo y escucho el viscoso sonido de mis suelas pisando el líquido rojo. -La torturaron mucho – dice con la voz entrecortada - ¿Algún pretendiente o amante? – su tono es vacilante ante la pregunta. -El posible padre de sus hijos, no sabemos quién es, pero debió ser a quien busco en el momento de escapar – responde Carissa esta vez. Asiento coincidiendo son su comentario. Celos, tal vez al llegar tuvieron alguna pelea. -Eso no explicaría porque se encuentra aquí. -En todo caso, de haber sido su amante, habría tratado de ocultar el cuerpo no dejarlo a la vista – dice una voz entrando por la puerta. El largo y ondulado cabello rojo meciéndose al compás de su caminar tan sensual. Madelin a diferencia de nosotros al entrar y ver el desastre evita lo mejor posible pisar el líquido rojo – Mas bien coincido con Natasha, su esposo es más probable que quisiese venganza – dice y mira significativamente al general para luego pasar una mano por mi cintura al pasar a mi lado y seguir hasta Carissa. -Todo esto me causa escalofríos – susurra el y se acerca a la mesa hecha pedazos al final del circular salón del horror. Niego por milésima vez en el día. Cuando me avisaron de lo sucedido había salido corriendo a verlo. Después de la noche anterior lo único que quería era dormir todo el día; en cambio había salido corriendo en bata y cruzado la ciudad hasta el bosque con esa vestimenta y a caballo. Un guardia había traído mi uniforme más tarde. -Encontraron a Nereida muerta y mutilada en el salón de descanso de la torre de vigilancia, en el borde con Salma. Esas habían sido las palabras que me habían sacado mas de un grito de asombro. Al principio verlo no fue suficiente, tuve que tocarla para confirmar que estaba muerta. ¿Qué diría una difunta de haber sido manoseada estando ya muerta? -En conclusión, tenemos un caso de un posible feminicida. Sospechoso de mutilar a su mujer y dejar su cuerpo a la deriva – habla El general y su ayudante toma nota – Se interrogará al sospechoso y se decidirá su condena inmediatamente luego de conseguir pruebas que lo incriminen, de lo contrario el caso se abre y será llevado ante el salón de juicios en Apolline – agrega y ruedo los ojos ante el ya conocido protocolo. Si no sabes que hacer, pasa el problema a alguien más. Si Nereida, así es esta visa, no fuiste importante, su caso será cerrado en dos meses como inconcluso y solos será enterrada en el patio de su hogar posiblemente. Una vez el chico rubio que sigue al general se marcha para llevar el informe y trasladar al sospechoso el silencio reina en el lugar, cada uno sacando sus conclusiones. Madelin y Carissa toman muestras y apuntan en sus libretas cualquier cosa que les parezca sospechosa mientras yo me dedico a observar como el cuerpo de nereida comienza a ser bajado por ordenes mías. Solo un poco mas y salimos de este maldito lugar. Los guardias que hacen el trabajo suben a las escaleras de madera apoyadas en los bordes del abovedado techo y con delicadeza empiezan a retirar los alfileres que atraviesan sus tobillos. -¿Enserio crees que fue él? – lo escucho preguntar a mi lado y niego lentamente. -Aparte de mi ¿qué persona víctima de engaños tendría la capacidad de llevar a cabo todo esto? – cuestiono a modo de respuesta y eso es suficiente para que el comprenda y asienta en silencio. Suspiramos al mismo tiempo y justo cuando el ultimo alfiler está siendo extraído y dos cuerdas se amarran a los tobillos del c*****r para bajarlo se escucha un grito despavorido en el lugar sobresaltándonos a todos. Los cuatro seres dentro del lugar tomamos las armas mientras que los guardias intentan sostener el cuerpo, pero este cae estrepitosamente al suelo salpicándonos a todos de sangre y causando un horrible sonido al quedar su cabeza y cuello ahora torcidos debajo de su cuerpo. Eso me causara pesadillas. Alterados llevamos la vista a la salida para ver a mis dos hermanas de pie y horrorizadas. Ambas tienen la cara tan pálida como el muerto y mientras una parece querer vomitar la otra esta a punto de desmayarse. -¡Princesas! ¿Qué hacen aquí? – pregunta el General Luna a mi lado mientras se acerca a ellas. Sin embargo, ninguna reacciono o se movió. Suelto un frustrado suspiro mientras guardo mis armas nuevamente y trato de limpiar la sangre de mi ropa. -¡Que malditas! – exclama Carissa mientras Madelin ayuda a lo aun asustados soldados a bajar las escaleras. Por lo menos el c*****r llego al suelo más rápido y fácil, poco higiénico, pero llego. Aunque no entero. Niego molesta y comienzo a caminar hacia ellas. Al verme las dos parecen caer en cuenta de lo que sucede y mientras Elizabeth se da la vuelta para vomitar, Vanessa se sostiene de la pared y casi tengo que sostenerla para que no caiga. -Yo…yo vine…vine por – intenta decir, pero el horror de ver al cuerpo ahora partido del cuello no la deja continuar. Ruedo los ojos conociendo sus motivos y a sabiendas que esto me traería problemas, levanto mi mano y le dejo ir dos bofetadas en el rostro para que reaccione. Ante los golpes parpadea un par de veces con su cabeza aun girada y veo el color regresar a sus mejillas, aunque no estaba segura si era por los golpes o porque había reaccionado. -¿Mejor? – pregunto y ella asiente así que me alejo de ella y voy hacia mi otra hermana que había vomitado hasta la bilis. Por estas razones lo mortales suelen no respetarnos – Eli, si sigues vomitando terminaras peor que ella – le digo mientras la pongo de pie y recibo un pañuelo de uno de los soldados para dárselo. -Perdón, no me imagine que fuese tan brutal – dice ronca por su irritada garganta. Niego nuevamente y colocándolas frente a mí y de espaldas al cuerpo tomo sus rostros con cada mano. -Quiero que me digan porque en nombre de todo en este mundo están aquí – exijo entre dientes. Pero ambas guardan silencio. Míralas, parecen dos cerdos asustados. Las observo en silencio llegándome a preocupar de que quedaran en shock. Lo que yo tenia de "sanguinaria" y ''valiente'' mis hermanas lo tenían de sentimentales y cobardes. Decir que habíamos sido entrenadas casi de la misma manera y que se había enfrentado a escenarios casi iguales. Suspiro y esta vez abofeteo a ambas, las mejillas de Vanessa más rojas después de eso, pero logrando mi acometido. Dos gruesas lágrimas bajan por las mejillas de la mayor y doblemente abofeteada mientras que Eli me observa enardecida. Enarco una ceja ente eso. -Volveré a preguntar idiotas ¿Qué hacen aquí? – cuestiono esperando una respuesta esta vez y cuando Eli esta a punto de hablar es interrumpida por la persona que menos deseaba ver en este momento. -¿¡Cómo que está muerta!? ¿¡porque demonios nadie me informa de nada aquí!? – dice la gutural voz a través del pasillo. No me muevo de mi lugar y solo me aparto cuando Vanessa sale corriendo hacia la voz. -¡Argael, es horrible! – la escucho llorar y me controlo para no volver y darle un par de bofetadas mas por sínica - ¡No puedo creer que alguien le hiciese algo tan horrible a tan increíble mujer! – agrega mientras hipa fingiendo desconsuelo. -Lo sé, me lo acaban de informar – responde y los escucho caminar hacia nosotras. Me muevo para dejarlos pasar, pero para mi mala suerte se detienen frente a nosotras dos. -Venimos porque papá nos dijo lo que paso y que tu ya te estabas encargando – escucho decir a Eli y regreso la mirada a ella que me observa neutra. Asiento hacia ella y siento una mano tomar mi brazo. -Debió ser horrible – dice Vanessa y rápidamente me alejo de ellos. -Natasha – llama Argael cuando me dispongo a volver al salón - ¿tienen algún indicio? – pregunta y aprieto la mandíbula. Sin dejar de darles la espalda respondo. -El general Luna tiene la información, mi trabajo de reconocimiento ya ha terminado – digo y entro al lugar nuevamente. Salgamos de este aburrido y tétrico lugar – General Luna, me retirare ahora, he dejado toda la información con el testigo y he avisado a los familiares de la víctima, vendrán por su c*****r por la noche – informo y lo veo mirar entre las personas a mis espaldas y mi cuerpo. -Entiendo – dice – Te llamare si te necesito más, mientras tanto, llévate a esas dos de paso – dice señalando a las dos chicas que tratan de ver el cuello roto de Nereida – Carissa y Madelin le sacaran algo antes de poder detenerlas – agrega a modo de broma, pero lo menos que puedo hacer es reír. Mi cara se encontraba tensa como una roca que incluso dolía. Tomando del cabello a las dos mencionadas me dispongo a salir del lugar, pero me detengo al llegar a mis hermanas – Si no quieren tener pesadillas los próximos seis meses salgan de aquí – ordeno y prosigo mi camino con las otras dos quejándose. Camino rápido y sin volver a ver a nadie. Mi mente centrada en encontrar la salida lo más rápido posible. Escucho a Carissa maldecirme y pedirme soltarla, pero solo enredo mas mis dedos en su cuero cabelludo y camino mas a prisa. -Que sepas que esta me la pagas – dice Madeline y la empujo sin soltarla contra la pared para que se calle. Bajo las escaleras llevándolas a rastras y diviso la salida. Llueve, lodo y sangre en un mismo día. Acelero el paso y mis dos victimas se quejan mas, pero ya no me importaba que me dejaran peor que Nereida por esto, me lanzo por la puerta y una vez afuera la dejo caer. Suspiro y cierro los ojos mientras la lluvia comenzaba a lavar la sangre y empapar mi uniforme. Este día parecía un mal sueño. -Maldita seas, sangre y lodo en un día, nada puede hacer mas asqueroso este día – chilla a Madelin reprochandome y abro los ojos para encontrarla frente a mi con los brazos cruzados. -No tienes idea – digo observándola con desprecio – vámonos de aquí – ordeno y busco los caballos con la vista. -¿Qué hacia mi hermano aquí? – escucho preguntar a Carissa y llevo mi vista hacia ella. Los tres caballos color n***o la seguían y casi la golpeo. -Seguramente deseaba hacerse el héroe – responde la pelirroja – y gracias a eso, sabemos porque nuestra futura reina también se encontraba aquí – agrega refiriéndose a Vanessa mientras sube a su caballo. -No puedo refutar nada – digo recordando como paso del horror de la escena a ser la encargada de llorar a la difunta. -Mamá por algo la odia – comenta Carissa. -Todos lo odian – recalca la otra. Subo a mi caballo y con un movimiento de mi pierna y escuchándolas mencionar una y mil razones de su odio a mi hermana avanzo por el camino de piedra comenzando a sentir el cuerpo pesado. Solo deseaba llegar y cumplir con mi fantasía de dormir hasta el siguiente siglo. Suelto un suspiro tembloroso al recordar el momento de tener que anunciarle la muerte a su padre. La cara de pánico que se plasmó en su cara al ver a alguien de la familia real en su puerta. Esta era una de las tareas que mas odiaba. Tener que llevar las condolencias y las ''gracias por su servicio al reino'' a los familiares. No era amiga de Nereida, supongo que ella no me hubiese querido cerca nunca. Pero las pocas veces que trate con ella habían sido tolerables. Y se viene a mi mente la verdadera y ultima vez que la había visto. Debí decirle gracias – había dicho Carissa. Yo también debí hacerlo. Pero como toda princesa y futura gobernante de una de las regiones del reino debía permanecer imperturbable ante cualquier situación. Así que dejando de lado y encerrando este día en el cajón del olvido decido avanzar más rápido sacándoles más reproches a las dos mujeres detrás de mi que debían acelerar también. Dejo que el caballo siga el camino ya conocido y me concentro en sentir la lluvia caer sobre mi. Sobreponerse y seguir. Visualizo el final del bosque y el puente que sirve de frontera con Salma y Aclhys, mi reino. Pero antes de cruzarlo tres corceles blancos emergen de entre los arboles y freno de golpe haciendo al caballo rechistar. -¡Natasha! – oigo gritar a las chicas, pero mi vista esta en los tres mensajeros frente a mí. -Princesa Natasha, hemos sido enviados de parte de su madre que se encuentra en el palacio efismeros, en la frontera entre Calista y Clarida – dice y me erizo ante la mención de mi madre – Se solicita su presencia dentro de tres días y medio en el palacio, es de suma importancia y será escoltada por su guardia real – mis carceleras querrán decir – Firma, la reina Julissa, soberana de Aclhys, región del gran reino de Ghatar – finaliza y yo siento que matare a alguien pronto. Todos guardan silencio y se observan unos a otros. Los ojos marrones del mensajero fingía seguridad y tranquilidad, pero sus dedos temblaban levemente al sostener el pergamino. Un destello se vio en el cielo dejando detrás un fuerte estruendo que espanto a las aves cercanas. Suelto un suspiro de cansancio y resignación, harta del día y de la vida. ¿Qué demonios querrá esa bruja ahora? Lo único que se me puede ocurrir es una cosa que mi mente se encarga de confirmar. Seguramente tratar de convencerte nuevamente… :-)(^o^)(^o^)(^o^)(^o^)(^o^)(^o^)<3<3<3 Sean bienvenidos a esta nueva historia. Si llegaste hasta aquí dejame agradecerte por darle una oportunidad a esta sencilla historia en proceso. Me he dedicado a escribirla durante 7 años, aunque suene exagerado, los primeros borradores eran sin sentido, sin trama, sin un desenlace. Pero poco a poco la he ido mejorando y espero les guste mucho. Me gustaría dejen sus comentarios Indicando que les ha parecido la historia y un me gusta para saber que si les ha parecido. Esperó actualizar pronto. Nos vemos.
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