—Te aconsejo que no molestes, él está ocupado con la chica de la foto. —Lioña se cubre la boca con ambas manos y susurra como si fuera un secreto
La maldita foto pasa como película en mi retina y lo empujo para entrar a la casa. La rabia me controla, tropiezo con un tipo y lo saco agresivamente del medio.
—¡Lioña, no jodas! —grita Gregori y mis pies dan pasos grandes.
Mis manos me hacen débil con las vendas y la zafo furiosa. La primera la dejo caer en el piso.
—¡Ella se largó con el Dorado y Vilen estaba libre! —vocifera Lioña para que no me pierda ninguna palabra.
Empiezo a correr, nadie tiene el derecho de estar en sus brazos y en su vida. Hasta que hubiéramos decidido nuestro futuro. Soy su persona, él me dio el rublo de: Te necesito. Y no me haré a un lado. Llego a su puerta, des
