Capítulo 1: Un Hombre Oscuro (Parte 1)

3425 Words
Vilen Estoy tirado en el mueble con Hardman Sergei en mi pecho dormido y verlo me trae un poco de paz a mi oscuridad. Han pasado dos meses desde que nació y me ha ayudado a sobrellevar mis demonios. No ha sido fácil, menos en las noches de insomnio en donde añoro a mi hermano Sergei. Agradezco pertenecer a la banda Paths Meadows y tener a mi jefa Joa, si no estaría tirado en la cuneta hace tiempo. Nos encontramos en Reino Unido, en el castillo de Gales. No conocí al abuelo Judah, pero todos me han puesto al tanto del hombre maravilloso que fue en vida. La marea se encuentra baja por ahora, pero la amenaza que recibieron fue parte del movimiento que la banda está dando y no hay que temer por el momento. En todo caso estamos preparados para lo que pueda avecinarse, protegeremos a nuestra familia, sobre todo a este Diablillo que se ha robado nuestros jodidos corazones duros. Este niño es una mezcla de papá y mamá. Tiene los ojos de Joa con la cara del idiota de su padre. El Diablillo es una cosa diminuta de un mes que se apodera de tu corazón de una sola mirada. —¡Joa, voy por ti, nena, necesito a mi puto dolor de cabeza! —Los gritos de Jujitsu se oyeron por el castillo y se asomó cargando a Harry. No se preocupen por el Diablillo, no importa el ruido, él seguirá dormido plácidamente. Lo hemos descubierto por Harry con sus escándalos a diario y no se despierta. Nos pasamos bromeando que al entrar a la discoteca Propaganda y la vida agitada de Joa en Rusia embarazada, Hardman vino tolerante al caos. No tengo dudas de que este niño será un gran sucesor junto con Harry. —¡Jujitsu, llegaste justo a tiempo! —comentó efusivamente la jefa y soltó la bandeja en el mesón. Les cuento que hemos hecho nuestro espacio en este salón de cocina y metimos toda la comodidad para el Diablillo. Además, para la banda estar cómoda. El castillo es enorme y esta ala es nuestra. Joa se encargó de proveer las necesidades de la banda y del Diablillo. Hay un corral, mecedora y un futón en el que estoy acostado ahora mismo. Las chicas estaban haciendo una receta que vieron en un programa y son un fiasco en la cocina. Sin embargo, les ayudó tener a los chefs Akin y Anton. Jujitsu soltó a Harry y se fundió en un abrazo con la jefa. Seguido de un gran beso y la levantó del suelo por el culo. Heriberto fue en busca de su Diminuta Psicópata y no perdió tiempo en comérsela a besos. Tracy y Nikita se quedan hablando y tomando té. Henrik está haciendo labor en un hogar de ancianos, es requisito para sus estudios de medicina, ya solicitó la admisión y empezará el 23 de septiembre a estudiar. Se pasó estudiando desde que llegamos de Colombia (la boda y su luna de miel en familia) para tomar el examen que le exigen para ser doctor. Son bien exigentes en Inglaterra con la medicina y pues es su sueño. El Gigante se fue con Callum y la tía Betha a entregar un cargamento de armas que ordenaron. No es peligroso y por eso me quedé con la locura de aprender a cocinar de las perras de la banda. También hoy 15 de enero es el cumpleaños del Gigante y Nikita le preparó con sus manos un pastel. Le haremos una fiesta en la noche, por supuesto él no sabe nada y recuerdo el cumpleaños del mocoso. Apenas el cuatro de este mismo mes cumplía sus veintiún años y no me levanté de la cama en todo el puto día. Harry al verme con el Diablillo se lanza como un tornado en mi dirección. —Harry, ¿cómo te fue en el colegio? —le pregunté saliendo de la mierda que tengo en la mente y el niño besó la mejilla del Diablillo. —Aburrido —bufó y sus ojitos como el cielo azul viró para atrás—, le he dicho a papá que no quiero ir —Heriberto sigue con Vic encima y le dio una mirada a su hijo de reproche—. Esos niños solo se pasan en sus libros estudiando y no juegan —tiró la mochila elegante al suelo y se tiró en el futón a mis pies. —Harry, para eso es el colegio —le rebatió Heriberto y Vic se apartó virando los ojos para atrás al igual que el niño. Es curioso ver lo compenetrados que están ellos y puedo ver en unos años más a Heri calvo por las locuras que harán esos dos juntos—. Debes estudiar y mejorar. —No tiene que ser el más inteligente —agregó Vic con su navaja favorita en mano y se trepó en el mesón. —No importa si eres el mejor después que aprendas a sumar y restar —consigo la mirada atenta del mini Honnor como le llama de cariño Jujitsu—. Lo primordial en la vida es la familia —tragué duro recordando al mocoso y Joa se enterró en el cuello de su hombre—. No dudes en decirles lo mucho que los amas porque cuando menos lo esperas se marchan dejándote a la deriva. —No pude contenerme y tal vez ni entienda el pequeño. —Extraño al bisabuelo Judah —dijo decaído Harry. —Harry, ve a bañar y así comes —ha dicho nervioso Heriberto y se acercó hacia nosotros. Huelo el cabello rubio del Diablillo y me calma mis demonios. —Papá, no soy un niño —murmuró Harry. Heriberto se cruzó de brazos y se inclinó a su nivel. Joa se deslizó del cuerpo de Hernán y se aproximan. —Hernán, ¿qué opinas? —comentó Heri y Jujitsu se tiró en el futón a mi lado. El idiota y yo hemos tenido que soportarnos. No somos los más habladores, pero nos entendemos bastante bien y se acostó de lado mirando a su hijo. —El único bebé que veo es a mi Diablillo —se aproximó y aspiró el olor adictivo de su hijo—. Hardman, llegó papá—susurró y le dio un beso. —Es bueno que lo sepan —llamó la atención con su seguridad Harry—, me doy cuenta de las cosas y de la falta que les hace el bisabuelo, sobre todo a la tía Betha —el silencio reinó en el salón—. Los veo y me entristece no poder hacer nada —se apuntó sus ojitos—. También de la abuela Amelia que no llegué a conocer y la falta que les hace — el mini Honnor se volteó a verme serio—. No conocí a Sergei como ustedes, pero sé que les afecta a la tía Joa y a ti, tío Vilen —Joa carraspeó y mis ojos se aguan. —Tienes razón, hijo, eres grande —Heriberto le despeinó su largo cabello y le sonrió emotivo—. Me conformo con que pases de grado —cedió. —Eres un Honnor y lograrás todo lo que te propongas —agregó Jujitsu acariciando la piel suave del Diablillo, por irónico que sea nos hemos unido y no me sermonea cuando me arrimo a su mujer. —Se acabó la plática, vamos a probar la comida de las perras —salió animando Akin y colocó la bandeja en la mesa y Anton trae los platos—. No se preocupen que las vigilamos —Akin se puso el dedo índice en el ojo y tiró para abajo—. Por lo siguiente no morirán envenenados por la Diminuta Psicópata. —Le quería añadir mi toque sangriento, pero no les gustó la idea —comentó calmada la psicópata. El Diablillo se movió y Hernán está loco por agarrarlo. —Iré a fumar, toma al Diablillo, sé que mueres por cargarlo —lo molesto y sin pelear me tomó la palabra. —¿Extrañaste a papá? —Empezó a hablarle al Diablillo. Me incorporé, al pasar por el lado de Joa me sostiene del brazo. —Serás el primero en probar mis salchichas Glamorgan —su sonrisa es el puto sol y no puedo negarle nada, no a ella. —Siempre supe que tú y yo seriamos un equipo —dijo Hernán acercándose hacia mí mientras arrulla a Hardman. Jujitsu es un infeliz, pero su sonrisa se la haré tragar. —Cállate, amorcito, tú no te salvas de comer este suculento plato —habló fuerte Joa y con sarcasmo. Su mujer logró mi cometido, ha borrado la sonrisa del infeliz, pero se desdibujó del rostro de Joa también su alegría y lo enfrentó con cara de asesina. —Jefa, se ve lindo el plato —no miento, la presentación de las salchichas es tal cual la imagen de la receta—. No vacilaré, sabes que por ti soy capaz de morir —conseguí que volteara a verme y sostuve su mirada. Mierda, sus ojos se incendiaron en llamas—. No pongas esa cara, es la verdad —agarré una salchicha y Joa me empujó por el hombro saliendo del salón—. ¡Joa, espera! Demonios, me alzó las dos manos sacándome el dedo malo arriba y se marchó. —¡Joder, idiota! —maldijo Jujitsu con la vista en su partida—. Ve detrás de su apetitoso culo —ordenó preocupado y todos me han dado miradas serias. —La cagué, pero es la verdad —refuté y Akin se detuvo al frente mío. —Joa no supera la muerte del mocoso, al igual que todos y específicamente tú —dijo embravecido Akin y agarró mi chaqueta de tigre—. No puede borrar sus ojos sin vida y su sonrisa al salvarla —su voz decayó y tomó aire—. No espera que mueras por ella, no podría soportarlo —los ojos de Akin se humedecen y me alisó la chaqueta—. Solo mueve tu peludo culo y trae a nuestra Joa. No hablé, les di la espalda, llevándome mi jodida oscuridad junto con la salchicha. No tengo que ser un genio para conseguirla. A ella le gusta sentarse en la fuente imponente del castillo y con pasos grandes me dirigí hacia mi jefa. Al salir el frío me golpea el rostro, no se compara como en Rusia, pero para mi Joa es insoportable. Por mi culpa salió al exterior a congelarse el corazón. Joa está sentada en el borde mirando el agua y no volteó al sentir mis pasos. Su cuerpo la delata, se ha puesto tensa y me detuve al frente de mi jefa. —No puedes marcharte cuando voy a probar tus salchichas —hablé como si nada y le di un mordisco—. ¡Mierda, saben deliciosas! —realmente sentir la masa con los vegetales es una maravilla para el paladar—. Admite que no tocaste la comida y cocinó Anton —bromeé y se giró de golpe a mirarme. Unimos las miradas y quiero patearme por haber logrado que la perra esté llorando en este frío. Llevé la mitad de la salchicha a la boca de Joa y la abrió cooperando. Puse la mano debajo de su barbilla en lo que la probó. —Cuéntame el secreto, ¿verdad que están exquisitas? —moví las cejas morbosamente. —Joder, no mientes —cerró los ojos gimiendo. —A tu idiota no le gustarán esos gemidos, jefa —terminé la última porción y Joa abrió los ojos—. No quiero que te sientas culpable —reuní valor para exponer este tema—. Si tengo que dar la vida por ti lo haré y necesito que lo superes —nos medimos y Joa levantó una ceja altiva—. No empezaré a mentir, si tu vida se encuentra en peligro correré por tu culo sin ninguna duda. Estoy seguro de que si es al contrario y mi vida peligra sé que tú me cubrirás. Te conozco, Joanne —puse la mano en su corazón y ella la agarró. —Por más que odie tus palabras, sé que las cumplirás —se incorporó y no soltó mi mano—. No puedo negar que sería capaz de entregar mi vida por los míos, pero evitemos morir por cinco años o más —sus ojos me suplican—. Nos necesita Hardman Sergei, eres parte de su vida y debemos fortalecer a ese Diablillo, juntos. —Lo haremos, ese niño tiene mi corazón en sus manos junto con su madre —la acerqué a mi pecho y prometo que los cuidaré. Mi celular sonó y nos separamos. Es un número de Rusia desconocido y se me hace raro. Joa se asomó a mirar y me dio una mirada en modo psicópata. —Te llaman de Rusia —habló curiosa y puedo ver su mente maquinando. —No tengo idea de quién será, mi número lo tienen pocas personas —murmuré pensativo. —Responde, si te llaman es porque un conocido le dio tu número a la persona o hay alguien que quiere joder con la persona equivocada —dijo con la voz mortal Joa. —Lo averiguaremos —le di a la tecla y puse el altavoz—. ¿Quién mierda habla? —No hay un saludo, qué mal servicio de tu parte Vilen Petrov —reconozco la voz fuerte de Maika por la línea (esa que carga coraje con el mundo entero) y Joa se dio cuenta por mi expresión de sorpresa que la conozco. —No se puede confiar en números desconocidos —decidí hacerme el loco—. ¿En qué puedo ayudarle? Joa entrecerró los ojos y sonreí abiertamente. —Me has dejado hace diez meses para ser exactos un rublo (moneda rusa) ofreciendo tu ayuda en lo que sea. —Maika se escucha disgustada y Joa pone las manos en jarras, no gustándole a dónde se dirige la conversación. —No recuerdo tu nombre, me haces el favor de refrescar la memoria —soy un idiota a la máxima potencia, pero su llamada me ha revivido mis ganas de ser un insolente y Joa se ha quedado pasmada viendo mi cambio. —¡Eres un grandísimo idiota! —se enfureció y Joa indicó con la cabeza que sí—. No creo que puedas borrar cinta, lo que hicimos esa noche… —Joa pensó mal y Maika se trabó—, es imborrable, podré ser un borrón en tu vida ocupada, pero tú y yo sabemos que… No puedo ir a ese momento, no ahora y saco a pasear mi idiotez. —Súmate a la lista de llamarme idiota, ese es el privilegio de mi jefa —con la barbilla indiqué el celular y Joa se anima. —Tengo patentizado la palabra idiota en Vilen Petrov —afirmó Joa y Maika maldijo por la línea. Esa mujer es cerrada y gruñona. Apuesto que el paso que dio en llamarme es vital en su vida. No tentaré al diablo, la sacaré del apuro porque le debo una grande. —Olvídalo, llamarte fue un error… —se excusó Maika. —Maika, no lo fue —hablé fuerte y silenció—. Te di mi palabra y no me echo para atrás —Joa no suelta mis ojos y sin ocultarle nada sostuve su mirada—. Solo habla y te daré mi mano. —¿Podemos reunirnos esta noche? —susurró agitada y puedo percibir que es algo grande lo que la atormenta. —No estoy en Rusia. —Lamento no poder salir a su encuentro en este instante. —¡Joder, estoy perdida! —murmuró sobresaltada y mi corazón se reactivó por socorrerla—. Insisto que metí las patas en llamarte, seguiré… —No te fallaré… —la interrumpí, no puedo ignorarla y menos estando consciente de su hueco en el pecho que fui testigo el día que le di la despedida a mi hermano y todo gracias a ella—, mañana te encuentro —Joa negó vehemente y se alejó furiosa—. Envíame la dirección por mensaje, llegaré en la noche a Rusia. —¡Gracias! —su voz es de alivio y me dieron ganas de abrazarla—. Realmente no sabía a quién acudir —cortó después de su confesión. Soy empujado por Joa en el pecho, se ve demente y sostuve el celular fuerte. —No puedes irte —ordena a todo pulmón y la sostengo de sus mejillas—, no quiero que te suceda nada y no podré ir… —se alteró y no la solté. —Jefa, cálmate, no pasará nada —dije intentando calmarla en vano. La jefa negó endemoniada y me empujó duro de nuevo. —No soy tonta, esa chica se oye aterrada y te aseguro que su mierda es grande —habló subiendo el tono y se alejó de mi toque—. No en vano soy una estratagema —agitó las manos agresivamente y me dio la espalda—. Maika es la hermana de Dunya y si te pidió ayuda a ti —se volteó a verme—, es que no es algo bueno —Joa tiene la maldita razón, lo intuyo, es algo oscuro y jodido, pero no me retractaré. Nos encaramos y sé que Joa leyó mi decisión—. La última vez que platiqué con su hermana amargada estaba bien jodida hablando de la ley y la familia. El ruido de un auto nos hizo a ambos averiguar. Acaba de llegar Jacob, con su tanque de guerra Yelizabeta, fueron a buscar a las niñas rusas para la fiesta sorpresa. El camino es largo, llegaron en helicóptero y ellos la buscaron en el helipuerto de la familia. —Joa, solo confía en mí, gracias a esa chica pude despedirme de Sergei —tragué duro y me pasé el cabello detrás de la oreja con mi aro de navaja colgando—. No me expondré si es lo que temes —susurré preocupado por su reacción—. La ayudaré y si no puedo solo, recurriré a mi banda —le doy mi palabra. Se están bajando de la camioneta y se nos acaba la plática a solas. —No irás solo, el Gigante te acompañará —ordenó y ladeó la cabeza—. No te expondré, quiero que vayas a Rusia y vuelvas a salvo —entiendo su miedo y no le pelearé. —No quiero exponer su relación, Nikita no lo soltará. —Le hice ver ese detalle y las chicas corrieron hacia Joa dando gritos de felicidad. —Hablamos después de su celebración, pero te aseguro que si no es Gregori, puede que le pida a Jujitsu visitar a Rusia —en sus ojos vi la convicción. —Me niego que el Diablillo corra peligro, es muy pequeño —discutí y Joa me ignoró atendiendo a las niñas. —¿Me extrañaron chicas? —Joa les preguntó y las besó a cada una. La muy perra me dejó con la palabra en la boca y se fueron hacia dentro del castillo. —¡El Diablillo queremos apapacharlo! —dijo efusivamente Poppy y detrás va Damian. Recuestan un brazo en mi hombro y al mirar es Jacob sonriendo con su fila de dientes blancos. —Cuñado, entremos a calentarnos —comentó burlón y Yelizabeta se pegó a mi otro extremo. —Hermano, ¿por qué esa cara? —Mi hermana no tiene filtro y es insistente cuando quiere indagar. —Tengo que volver a Rusia, mañana —en su rostro veo la contradicción. —¿Nació Kolenka? —su pregunta es emocionada. Nuestra hermana está por nacer, Katyenka se encuentra por reventar con la panza enorme y mi padre ansioso al otro nivel. —Todavía no ha explotado la panza de Kat —comenté tenso y mi hermana se tocó el pecho de forma dramática. Al ver mi rostro sabe que algo no anda bien y Yeli esperó por mi respuesta—. Di mi palabra y tengo que volver —no quiero poner el tema por ahora con mi hermana y saqué la caja de cigarrillos—. Hablamos después, necesito fumar —los ojos invasivos de mi hermana me siguieron y no volteé. —¡Ocultas algo, Vilen! —me gritó y alcé la mano despidiéndola.
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