…
Me desaparecí en el castillo hasta que llegó la hora de la sorpresa y soy el encargado de recibir a Gregori. Le pediré que fumé un cigarrillo conmigo en lo que la tía Betha y Callum se agrupan con los demás. Han venido todos, Isla y James se quedan en el apartamento de Isla de Perro de Heriberto porque empezó a estudiar arquitectura y se le hace más cerca. Estoy sentado en la fuente con las manos en mi chaqueta de tigre, Betha me dio una palmada en el hombro y siguió hacia el castillo. Callum y el Gigante vienen hablando. Es increíble que él pensara que Joa se le pasaría su día y no ha dicho a nadie que es su cumpleaños. Incluso, Nikita se hizo la loca y él le ocultó a su mujer. No sé por qué duda de la maña de las mujeres. Nikita se puso en modo investigadora y fue con la persona indicada.
—Idiota, ¿me esperabas? —me interrogó seriamente el Gigante y en su rostro de póker no se ve indicio de querer sorpresas.
—Estaba aburrido —dije monótono y levanté los hombros—, no tenía a quien joder y ha llegado el Gigante, eso suena a diversión —le ofrecí la caja de cigarrillos y Gregori le dio una mirada a Callum.
—Hermano, una fumada no se le niega a nadie —con su acento marcado me arrancó la caja de la mano.
Saqué el encendedor nuevo, es plateado con el nombre grabado de Sergei en el medio.
—El viaje fue largo, los dejaré en buena compañía —a bostezó Callum con su largo cabello rubio bien arreglado, el mío está casi compitiendo con el suyo.
La diferencia es que no lo cuido tanto como él. Nos quedamos solos, se puso el cigarrillo en la boca y encendí el mío.
—¿Qué te atormenta, Vilen? —extendí el brazo y agarró el encendedor—. Te quedó genial el nombre —con su enorme dedo rozó el nombre en el encendedor.
—Hablamos de mis mierdas más tarde o mañana —di una calada y solté el humo arriba.
—El cargamento se entregó sin contratiempos, además, logramos adentrarnos en el terreno de Barbara y sumando gente a nuestra causa —sonrió maniaco el Gigante y expulsó el humo.
Su celular vibró, es la señal y seguí fumando.
—Demonios, la piraña se ha molestado porque no entré a darle su beso —comentó con una sonrisa de bobo en la cara.
—Hermano, vamos al castillo —tiré el cigarrillo y aplasté con la bota—. Gracias por darme tu tiempo, no te salvaré de la Gata Salvaje —le di en la cabeza y salí corriendo.
—¡Idiota, te haré comer mi puño, infeliz! —Gregori aplastó el cigarrillo y lo esperé en la entrada sacándole la lengua.
Al llegar a mi lado me hizo una llave por el cuello y me golpeó el estómago. Maldición, me sacó la comida y me incliné por el dolor.
—Menos mal que somos familia —dije tosiendo y caminamos en el inmenso castillo.
Su antigüedad te hace imaginar que has retrocedido en el tiempo. Realmente la banda se creía que este Gigante no sospecharía por el inmenso silencio.
—No puede ser, joder, ustedes, no… —lo entendió Gregori y con cada paso que damos se cubrió el rostro.
Lo guie hacia la terraza, él lo permitió y verlo tan impactado me hace sonreír. No sonrío mucho desde su partida, pero mi familia escogida ha logrado muchas de mis risas y no son falsas.
—Te mereces mucho, Gigante —susurré en su oreja.
Tengo a Gregori bajado a mi nivel, este hombre es alto con exageración y cuando pisamos hacia fuera los gritos nos recibieron. Nos cayó encima el confeti y se tiraron a abrazarlo.
—¡Feliz cumpleaños, Gigante! —la cacofonía nos envolvió y me hice a un lado para que reciba la completa atención el homenajeado.
La terraza es al aire libre, la adornaron con Shrek y globos verdes simulando las orejas. Se me acercó Jujitsu con dos cervezas en mano y me tendió una.
—Eres importante para Joanne y la has puesto en modo asesina —su voz es letal y sé que odia que jodan con su hogar—. Al inicio acoplarme a su unión me costó, pero ya eres parte de mi familia y si realmente vas a Rusia tienes todo nuestro apoyo —nos miramos y no veo enojo, sino unión—. Les ha tocado duro estos meses, si vas a Rusia por esa mujer estoy seguro de que hay algo más que tu palabra.
—Por ahora solo quiero resguardarla y el tiempo dirá si hay algo más —admití y chocamos las latas.
Nos saca de la conversación el llamado de Joa y viene por nosotros.
—Mis personas favoritas —Joa se colocó en el medio de nosotros y nos llevó hacia el pastel con las orejas de Shrek—. Le cantaremos cumpleaños al Gigante —su voz es de pura felicidad y ha olvidado el enojo que le hice pasar.
Al pararnos detrás de la mesa me permito observar a la enorme familia que tengo. Nunca lo creí posible, solo me vislumbraba con Sergei a mi lado y no puedo quejarme aunque quiera. Somos unos dementes y tenemos sangre en las manos. No obstante, una cosa nadie borrará y es la unión. Por los nuestros damos la milla extra y es para toda la vida. Nikita abrazó por la cintura a su ogro y empezamos a cantarle el cumpleaños. Primero en inglés y terminamos en ruso. Como buenos rusos que somos hicimos la tradición de tirar la oreja hasta la edad que acaba de cumplir. El Gigante ha cumplido 29 años y le tenemos que sumar uno extra al tirón. Entre todos tiramos de las orejas de Gregori con el ritual de cantar crece grande y no seas un fideo.
—¿Quieren que crezca aún más? —bromeó Gregori luciendo su sonrisa y al conectar los ojos con él sé que recordó al mocoso—. El mocoso cumplió el cuatro de este mes y no me siento digno de tan grande celebración si no le deseamos a Sergei… —levantó su trago en mano y se trabó mirando el cielo.
Me ubiqué a su lado poniendo mi mano en su espalda y Joa al otro extremo unió su mano con la suya. Akin se posicionó detrás del Gigante y lo agarró por el hombro. Empezamos en la mansión de Borya esta unión y no sabíamos la familia que forjaríamos. Éramos cinco, pero por uno que se fue, se agrandó la casa. En medio del dolor nos hemos engranado y tumbarnos será imposible.
—Sergei está celebrando con nosotros. —Joa miró el cielo y mis ojos se enfocaron en los grises de tormenta eléctrica.
—Todos levantemos el trago, la copa o lo que sea que tomen —el Gigante tomó la palabra y recorrió con sus ojos a todos los presentes—. Si es agua funciona, lo que puta sea, pero derramemos un sorbo por Sergei, el bebé de la banda —respiró profundo—. El cual siempre permanecerá en nuestros corazones—. ¡Feliz cumpleaños, Mocoso! —bramó al cielo y levanté mi cerveza arriba.
—¡Feliz cumpleaños, hermano! —grité con mis sentimientos resurgiendo y Joa alzó su vaso de jugo—. Me siento incompleto sin mi munición a mi lado, pero daré todo lo mejor por seguir adelante —toqué mi pecho y Joa me tiró una guiñada—. ¡Cumpliré tus deseos, Sergei! —afirmé recordando su promesa.
He sido un cobarde en no abrir su cuaderno, pero no lo retrasaré ni un minuto más. Fui el primero en derramar la cerveza y el Gigante hizo lo propio.
—¡Salud, Mocoso! —alzó la voz Gregori y se oyeron los demás cantando al cielo sus mensajes para mi hermano.
Joder, se sintió bien darle este momento. No tengo dudas de que estas espiándonos con ese pelo despeinado y esa sonrisa que nunca te cansabas de pasear. Terminamos dando abrazos al Gigante y me senté apartado fumando. Desde aquí vi cuando le pusieron las orejas de Shrek y sacaron fotos. Me divierto viendo a la banda bailando y sonriendo en familia. La noche transcurrió en buena compañía. No somos tan distintos de una familia normal según la sociedad, el mocoso tiene razón, todas las familias deben ser como la banda. Callum no ha parado de jugar con Galina, la niña rusa que le robó el corazón. Joa me había contado de la mujer que perdió, hermana de James y esa niña se parece mucho a Evie. La tía Betha la trata muy bien y les permite su espacio. Poppy con sus dos trenzas divididas en el medio está loca con Jujitsu y Damian detrás de su culo no la suelta. Morí de risa cuando me contaron que ese niño se ponía celoso de Jujitsu, ese idiota no tiene ojos para más nadie. A pesar de que no los conozco de años, me siento cómodo a su lado y el resumen de la jefa es completo, no se salta ni un detalle con Akin detrás. Somos el combo, no hay papas fritas sin la hamburguesa y menos sin la bebida. Joa se acerca con Akin y vienen con sus manos entrelazadas. Se sentaron a mi lado y me quedé en el medio.
—Idiota, te nos vas —Akin fue el primero en hablar y Joa tomó mi mano.
—No los abandonaré, lo saben —susurré y el Gigante nos acompañó arrastrando la silla al frente de nosotros.
—Hablen, es medianoche y ya no es mi cumpleaños —nos exigió el Gigante y puso sus codos en su regazo.
—El idiota mañana debe ir a Rusia —habló Joa y Gregori me dio una mirada invasiva.
—Iremos —se sumó, sin esperar aprobación—, ¿a qué hora? —Su disposición me apretó el hueco en mi pecho.
—Una preocupación menos —exhaló Joa.
—La Gata Salvaje no estará feliz. —Le hice saber y no dio señales de vida en su rostro.
—Déjame eso a mí, ¿qué ocurrió? —cuestionó acelerado.
—La embalsamadora necesita mi ayuda y le di mi palabra —aclaré y Gregori entrecerró los ojos.
—Eso mismo pensé —añadió Akin sacando su lado fastidioso a la luz y lo miré mal—. Vilen, vas corriendo por ella.
—El idiota tiene el derecho de socorrer a quién quiera —murmuró Joa y apretó mi mano—. Lo único que no permitiré es que te jodan en el proceso —los ojos de mi jefa son feroces y no tengo duda de sus palabras.
—Prefiero que nos vayamos al mediodía, llegar en la tarde y ponernos en marcha con el camino que tomaremos con la embalsamadora —comentó sumido en sus pensamientos Gregori.
—Le informaré a Lioña para que los recoja —se puso en pie Joa y los trillizos se acercaron.
—Perfecto, aprovecharé el tiempo con Nikita y ponerla mansita —se incorporó el Gigante.
—Suerte, nada fácil es la Gata Salvaje —dijo Akin haciendo una cruz con sus dedos.
Jujitsu sostuvo por la cintura a Joa y ella se arrimó a su hombre.
—Me robaré a mi dolor de cabeza, se despertó el Diablillo y pide teta —Jujitsu con su dedo índice rozó la protuberancia y se fueron sonriendo cómplices.
—Vilen, te echaremos de menos —comentó con su gruesa voz Henrik sentándose en la silla que apenas vació Joa.
—Los días no serán igual sin tus idioteces y discusiones bobas con Jujitsu —dijo Tracy y se sentó encima de Henrik.
—No me gusta para nada ese viaje —me tomó de sorpresa el ají de los Greens y con sus rulos indomables enfocó su mirada de psicópata en mi dirección—. No dudes en llamar a la banda —se hizo un tajo en el dedo y Heriberto se lo llevó a la boca.
—Gracias por el cariño que me han brindado en tan poco tiempo —metí el cabello detrás de la oreja y les di una mirada a cada uno—. Son mi familia y aprecio tenerlos.
Anton se acercó con una bandeja de blinis.
—Toma, tienes que comer —mis ojos se pierden en esos blinis—. Los hice especialmente para ti —ha dicho amablemente el único doctor de la banda por ahora.
No puedo negarme y agarré la bandeja entera.
—¡Mierda, los extrañaré! —exclamé dando un gran mordisco a un blinis.
James corrió con Jujitsu detrás y se detuvo en el medio de la terraza.
—¡Estás flojo hermano, ser padre te ha ablandado! —se mofó dando brinquitos James.
—Jacob, ¿le muestro de qué está hecho Jujitsu? —le hizo la pregunta todo arrogante y dio vueltas alrededor del Duende.
—¡Hermano, patéale el culo! —los instó Jacob arrogante y empezaron los movimientos.
Puse la bandeja encima de mi regazo y me acomodé a ver el espectáculo.
…
No encuentro el sueño, todos se retiraron a las habitaciones en este inmenso castillo. Mis nervios no me permiten dormir y he mirado la dirección que envió Maika. Quiero llamarla y saber si se encuentra a salvo, pero me contengo. Tiré el celular en la cama y saqué el cuaderno de la maleta. Es sencillo, de color n***o y desgastado. Recuerdo sus ojos y sonrisa. Tocaron a la puerta y tomé aire.
—Adelante —alcé la voz y se asomaron Joa y Akin—. ¿Tenemos pijama party?
—Por supuesto —ha dicho Akin y se trepó en la cama.
Entró Pavel y se lanzó a lamer mi cara. El enorme perro le encanta correr por todo el palacio y Joa corrió hacia el colchón.
—Pavel, no puede faltar en el pijama party —comenté sonriendo a medias.
—¡Sube a la cama! —gritó Joa dando brincos como niña y Pavel le hizo caso. Ese perro es locura con ella—. Hagamos una última locura —al ponerme en pie se quedan viendo el bóxer de Spiderman—. Será una gran despedida con Spiderman en el pijama party —se empezaron a reír y puse el cuaderno en la mesita de noche.
—Soy su diversión —hablé pausado—, la pagarán —subí a la cama y agarré a Joa y la lancé en la cama con una llave—. ¡Por ser perversa! —le hice cosquillas y se muere gritando.
Pavel se metía entre nosotros jugando.
—¡Akin, ayúdame! —pedía a todo pulmón—. ¡No, Vilen! —rogó entre risas y lágrimas.
—Tengo un buen trasero para mirar —el maldito de Akin se acomodó en el espaldar de la cama para mirarnos y liberé a Joa—. Idiota, siempre cortas mi disfrute —refutó y me arrojé por el cuaderno.
—¡Cállate, Akin, enfermo! —lo regañé y me acomodé en el otro extremo—. Jefa, acuéstate en el medio —apunté con la barbilla y no lo dudó—. Este cuaderno era de Sergei y no me he atrevido a verlo —admití nervioso.
Joa se puso seria y su respiración es agitada todavía.
—No jodas —se tapó la boca Akin y se lo pasé a Joa.
—Son cosas que Sergei quería realizar y me hizo prometer que si no las cumplía lo haría por él —repetí sus palabras y el hueco en mi pecho latió.
—No puedes fallarle —susurró Joa y de una abrió la cubierta.
En la primera página su nombre en ruso (Сергей) nos dio la bienvenida. Joa pasó sus dedos por el nombre. En la próxima página hay una foto mía y de él afuera de la mansión. Mis ojos se humedecen al vernos juntos sonrientes.
—Su sonrisa nunca se irá de mi retina —afirmó Joa.
—Era un mocoso parlanchín y se hacía querer —dijo Akin llorando y Joa pasó la página.
En la página vemos una letra en cursiva en inglés demasiado pulcra y detallada. Se nota que amaba este cuaderno el Mocoso.
Soy un simple ruso con sueños en grande, pero que tal vez nunca logre cumplirlos. Por ahora intento mantenerme vivo y ser valiente, aunque por dentro esté muerto de miedo. Cuando no eres nadie en la vida, todo se multiplica en tu contra y te das cuenta de que para sobrevivir debes hacer lo impensable. Soy un humano que no escogió nacer en este mundo cruel, pero sí uno que puede elegir sus sonrisas. Cada página pondré un sueño por cumplir. Tal vez al plasmarlo se haga realidad algún día.
√ 1— Cenar en familia. No tengo padres, por eso nunca tuve una, pero algún día la tendré y podré darle el amor que tengo reunido y que está loco por explotar.
Lo cumplí, jamás concebí tener una cena familiar y gracias a la banda Paths Meadows, he tenido no una, sino varias cenas. Han sido imborrables y eso me hace ser afortunado. Para cualquier persona podrán ser unos malvados, pero para mí son mi esperanza de no estar solo. Amo ser un jodido mocoso huérfano, esa vida me llevó a mi familia escogida.
Joa, eres el amor de madre que nunca tuve, la hermana consentida y jefa que te da un hogar a pesar de ser un trabajo.
Los tres, sobre todo Joa estamos llorando y su primer deseo tiene un check mark.
—Le cumplimos… —Joa soltó una espiración seguida de un llanto— un deseo —su voz ahogada me hace querer reconfortarla y la pegué a mi pecho.
La jefa cerró el cuaderno y me lo entregó.
—No puedo seguir —se cubrió el rostro.
—Es suficiente —me siento agotado y apreté el cuaderno a mi pecho—. Descansemos —acaricié su cabello rosa (olvidé comentarle su cambio de look, le llega hasta los hombros el cabello) y Akin se acurrucó a la espalda de Joa.
Mis ojos sucumben al cansancio del día y no me resistí.
…
Amanecimos con el llanto del Diablillo y Jujitsu lo trajo al cuarto. Nos encontró a todos encima de los otros. Mi cabeza estaba en el vientre de Joa y al escuchar a su hijo se desperezó.
—¡Oh, mamá, está aquí! —pasó por encima de mí y no le doy importancia a la protesta del idiota.
—Lo amo, pero Joa llévate a Hardman —gruñó somnoliento Akin y se volteó para el otro extremo de la cama.
Joa sostuvo a Hardman y le dio su seno. Hernán besó la frente de Joa y antes de irse me dio en las piernas, fuerte.
—Demonios, ¿qué hice? —Joa nos miró con una cara de dormida y nos ignoró saliendo del cuarto.
—Por robarme a mi hogar, dormí solo —Jujitsu se lanzó encima de mi cuerpo para más énfasis y me aplastó—. Cuídate por allá, no confíes en nadie que no sea de la banda —susurró serio y nos sostuvimos la mirada.
—Tengo que irme dejando a mi familia, sin embargo, sé que están en buenas manos —Jujitsu asintió y se incorporó—. Gracias por todo, no permitas que ponga en peligro a Hardman.
—Joa es incontrolable y más cuando alguien que es parte de su corazón se expone —su idiota ha dicho la verdad y se quedó de pie observándome.
Akin se giró a mirarnos.
—Mi cuñado ha dicho la puta realidad —Akin se frotó el ojo con el puño cerrado—. La trataremos de retener lo más que podamos, pero al mínimo problema que tengas ella correrá por ti —agregó y se recostó del espaldar de la cama con todo su cabello desordenado.
—No te preocupes por eso, solo cuida tu culo apestoso y nosotros nos encargamos de lo demás —dijo seguro Hernán y me tendió la mano. La unimos y quedamos en la misma sincronía—. Te quiero con esos ojos maniacos a la defensiva, no espero menos del idiota ruso.
—No iré a suicidarme, tengo mucho que hacer en este jodido mundo —les doy mi palabra y Jujitsu se apartó sin mediar más.
—Te quiero mucho, Vilen y necesito que no hagas una idiotez sin consultarnos —se levantó Akin de la cama y arrastró los pies hacia la puerta—. Buscaré a mi amor, lo necesito —susurró bostezando Akin.
Me encuentro conmovido por todas sus muestras de cariño.
—Los llamaré en videollamada y así abrimos la otra página juntos —propuse y tragué duro.
—Es buena idea, ve y demuestra que Vilen Petrov tiene palabra y armadura —el infeliz miró mi m*****o—. Es un pecado no mirar —le tiré la almohada y salió corriendo.
…
Nos encontramos con James y Simone llevándonos al helipuerto de la familia. El Gigante viene callado y Nikita no lo quería soltar. Odié ser el culpable, pero ella me abrazó y me encargó cuidar a su Shrek. Me otorgó una sonrisa y eso me calmó, no estaba disgustada por tomar prestado a su hombre. Mi hermana se puso brava, pero me dio un beso gruñón. No he dejado de fumar y mover las piernas. Despedirme de todos, me costó y aspiré el aroma del Diablillo. Ese pequeño se robó mi corazón duro y Joa me dio una camisa tan diminuta del Diablillo. Tiene su olor y dormiré con ese pedazo de tela. Será mi escudo contra las pesadillas. Joa se aferró a mí como si la vida se le fuera y en sus ojos vi su confianza. No la defraudaré, volveré sano y tal vez con menos oscuridad. Aunque no importa si regreso jodido, sé que me abrirán las puertas a la banda con los ojos cerrados. El auto se detuvo y me sacó del sentimentalismo.
—Hermano, solo será una aventura —me dio en la espalda Gregori sacando mis pulmones por la boca de tanta fuerza que ejerció.
—Maldito, ¿quieres que me coma el asiento? —refuté y resopló el Gigante, típico en él.
Todos nos bajamos y Gregori bajó las dos maletas.
—Idiota, esa chaqueta es bien ridícula —se mofó James de mi chaqueta favorita de tigre y me dio un abrazo—. No jodas más a Joa, vuelve vivo —sus palabras son mortíferas y mi llegada a la banda le costó al Duende—. Sabes lo difícil que fue ver cómo entraste en su vida —dijo entre risas y sostuvo mi nuca con sus ojos tan oscuros como los míos—. Es broma, toda persona que aprecia a Joa y la cuida es parte de la banda —me agarró la muñeca y puedo imaginar lo que hará—. No te quites este brazalete, Joa necesita seguridad y es lo que le daremos —asentí, no tengo ganas de desaparecer del mapa.
—Perfecto, no se tarden en salvar mi peludo culo —intenté aligerar el momento y James se retiró.
—La banda Paths Meadows nunca falla y menos ahora que tenemos más respaldo —sus palabras son por la agencia Sangre Leal, la fusión de los Greens y el imperio Nóvikova (Letat’).
—No tengo dudas de su eficacia mortal —afirmé y le tiré una guiñada a James.
Simone me dio una despedida de puños.
—Hombre, si necesitas mi ayuda —se tocó el pecho—, Simone te socorre sin dudarlo —juega con su piercing y sus ojos oculta detrás de unas gafas oscuras.
—Las despedidas se acabaron —murmuró serio Gregori y le dio la mano a James—. Nos mantendremos en contacto.
James sacó otro brazalete distinto y de oro.
—No te salvas, Shrek —comentó burlón James y le amarró el brazalete.
—Seguridad ante todo —estuvo de acuerdo el Gigante y le dio la mano a Simone—. Nos vemos pronto.
Los vemos partir en la camioneta y subimos al jet privado. Una vez en el asiento, cómodo, miré la ventanilla y sonreí por el largo camino que me esperaba. Después de la partida del Mocoso me adormecí y volver a Rusia se siente como acabar de despertar.
—Gracias, Gigante, por no dejarme solo —susurré sin mirarlo y continúo viendo el cielo nublado.
—Los hermanos se apoyan, si no estuviera el Diablillo sabes que Joa estuviera en este asiento —afirmé y prosiguió—. Quiero que vayamos unidos, nada de ocultar cosas y hacerse el héroe —su voz es fuerte y me volví a encararlo—. Por lo que investigué con Joa, la vida de esa chica tiene lagunas ocultas que su hermana Dunya se ha encargado de hundir y si eso ha sucedido no son bonitos los resultados.
—Lo tengo claro, esa chica está jodida y en la completa oscuridad.
—Es una buena combinación para la banda —se recostó del asiento y cerró los ojos—. Tomaré una siesta, me despiertas cuando lleguemos—sus manos puso en su vientre, unidas.
Sostengo la bala deformada por partes, la cual me arrebató a mi hermano y amigo. La puse en una cadena de perlas negras y el plomo me reconforta en mi pecho. Es la culpable de su partida, pero a la vez es el recuerdo del Mocoso. Nunca he sido normal y menos lo seré ahora. Estoy volando hacia Rusia con mi familia cubriendo mi espalda y prometo hacerme sentir en el suelo que me vio nacer. Soy Vilen Petrov, un hombre oscuro y con muchas pesadillas por dentro, pero soy de palabra. «Maika Bykova, haré que aprendas a vivir en la oscuridad y no temerle», sonreí de lado al vislumbrar esos ojos azules feroces.