Capítulo 5

1551 Words
Puedo jurar que escucho las manecillas del reloj resonar en mi cabeza una y otra vez, muevo ligeramente mis labios al igual que el pañuelo desechable que tengo entre mis manos el cuál comienzo a mover de un lado a otro. Hace unos minutos el doctor Anderson preguntó acerca de mi familia. Ese es un tema del que no me gusta hablar para nada. Me renuevo sobre el cómodo sillón. -¿Sucede algo?-pregunta aún con su estúpida sonrisa. -Nada. No me gusta hablar sobre eso, pero bueno mi abuelo tuvo tres y ellos solo tuvieron a sus primogénitos. -¿Cómo es la relación con tus primos? -Mmm, es pésima ambos se llevan muy bien, pero no tengo ninguna relación con ellos, son molestos, egocéntricos y egoístas. Mi primo es una persona floja, por el contrario...mi prima...ella es muy caprichosa y berrinchuda. -¿Cómo crees que te consideran las personas? -Vanidosa, amargada, una persona sin corazón y envidiosa. Sinceramente no importa las opiniones de los demás.Se como soy en realidad. -¿Cómo te describirías a ti misma? El sonido de mi alarma me hace darme cuenta de que ya termino nuestra sesión, fui salvada de contestar esta pregunta por el momento. Me levanto de mi asiento con mi bolso entre mis manos, para después ponerlo sobre uno de mis hombros. -Lamento no poder contestar su pregunta-comento con sarcasmo. Él solo se limita a seguir sonriendome, me gustaría poder aprender a leer la mente de las personas, así sabría lo que estan pensando en estos momentos. Solo extiende si mano y yo la tomo de mala manera. -Espero poder entenderte. Hay mucho que trabajar juntos. -Entiendo a lo que se refiere doctor Anderson, como sea nos vemos en la siguiente sección y espero verlo en la gala; aunque sea a acompañarnos con su presencia. -Lo pensaré señorita Marshall. ****************************************** Una vez que me estaciono en uno de las cafeterías más famosas de todo Nueva York, me bajó de mi Audi último modelo para comenzar a caminar por las calles de esta hermosa ciudad. Me encuentro con mi amiga Ruby quién sonríe al verme, me quito mis lentes de sol y le regalo una leve sonrisa, mientras me siento en la silla con vista a los edificios. -¿Cómo te fue en tu cita? Espero que sea una cita con un hombre. -No, fue una cita privada. -¿Privada? Eso quiere decir que... ¡No puede ser! ¡Estas saliendo con alguien! -Nunca te confirme eso-comento dando un sorbo a mi latte que pidió Ruby minutos antes de que yo llegara. -No es necesario que me confirmes eso. Te conozco perfectamente desde que eramos unas niñas, recuerda que ambas somos modelos. -De hecho solo tu. -Deberias volver a modelar, domarias las pasarelas. -No, tengo hoteles que atender, juntas que realizar y socios con quienes trabajar. -Deberias salir de tu zona de confort. Conocer a alguien más-comenta mientras mueve sus vejas de arriba a abajo con picardía. Ruedo mis ojos con molestia mientrad clavo el tenedor sobre el pastel de chocolate, el cuál es mi debilidad. -Conozco esa mirada en ti, me quieres ahorcar en estos momentos-comenta entre risas y bebiendo de su café. - Pero si deberías salir con alguien, aunque sea tener una relación de amistad con un chico; desde lo de Andrew... -No quiero hablar sobre él. -Pero... -Pero nada, ese tema está prohibido y lo sabes. -Lo siento, no era mi intención hacerte recordar sobre eso, yo... -Olvidalo, ya sabes que me disgusta que para todo me pidas perdón Ruby. Me tengo que ir, tengo mucho trabajo que hacer con respecto a las empresas.. Nunca descanso. -Perdón, no era mi intención. -Ruby, que no me pidas perdón, tranquila no estoy enojada contigo. Me tengo que ir, en verdad tengo muchas cosas que hacer. Es una lastima que Sophie no pueda salir con nosotras a ningún lado. ****************************************** Observo la foto junto a mis dos amigas de la infancia Ruby Watson y Sophie Jhonson, hemos cambiado tanto físicamente en tan poco tiempo hasta nuestras personalidades han cambiado demasiado. Ruby sigue siendo muy extrovertida, divertida y graciosa, Sophie es la misma chica tímida, sumisa e inocente. Suspiro y guardo la foto de nuevo en la gaveta del escritorio. Comienzo a teclear sobre el teclado de la computadora, lo más rápido que mis dedos se puedan mover. Observo la pantalla una y otra vez hasta que hago las correcciones necesarias. El sonido de mi celular se hace presente, tomo la llamada sin fijarme de quien es debido a que es mi celular de negocios y cualquier socio puede llamarme. -Buenas tardes, Andrea Marshall. -Andrea hija-no pude ser. -Mamá... -Por favor dime que has vuelto al mundo del modelaje, me harías la persona más feliz de la vida. -Helena... -Hace rato me llamaste madre y ahora por mi nombre, se que no soy la que te dí la vida. -Pero me críaste y fuiste mi madre desde que tengo memoria. -Entiendo, agradezco tus hermosas palabras, me estas haciendo llorar mi pequeña. Imagino que estas ocupada y por tu tono de voz estoy segura que sigues siendo una mujer de negocios exitosa. -También te conozco perfectamente y se que se han comunicado conmigo. ¿Qué sucede? -¡Ay hija! Tú abuelo acaba de fallecer.-comenta entre sollozos mientras un gemido de dolor se hace presente. Es ahí dónde todo mi mundo se acaba de derrumbar por completo, no fui capaz de desperdime de él por mi estupidez , la voz de mi madre se hace presente por el auricular pero yo solo dejo caer mi celular; lo material eso de menos. Comienzo a gritar de la rabia y la tristeza que se encuentra presente en mi cuerpo, la puerta es tocada por alguien y segundos después escucho como la abran con suma rapidez. -Señorita Marshall. ¿Se encuentra bien? ¿Qué le paso?-pregunta con mucha preocupación. -Mi abuelo murió-comento mientras comienzo a llorar y un segundo a otro siento su abrazo. -No se que decir, esa noticia es tan... Inesperada. -Por favor dejame sola, necesito estar sola por un momento. -Pero... -¡QUE ME DEJES SOLA! -Cómo usteded diga. Con permiso. Una vez que se retira de mi oficina comienzo a tirar todas las cosas de mi escritorio, sabía que mi abuelo estaba enfermo, no logró entender como literalmente de la noche a la mañana él murió. Sorbo por la nariz he intento controlarme, noto como mis manos tiemblan, mi pecho comienza a dolor y siento punzadas, las nauseas también se hacen presentes. Tomo mi celular aún con las manos temblorosas y noto que mi madre me ha llamado, pero ni siquiera fui capaz de escucharlo. Deslizó mi dedo índice por la pantalla hasta encontrar el número del doctor Anderson. En este momento él es mi salvación. ****************************************** Caminamos por las transitadas calles de Nueva York el viento frío comienza a hacer presente en nuestros cuerpos y el leve humo que sale de nuestras bocas al momento de respirar o hablar también. Doy un sorbo a mi café caliente mientras observo a todas las personas pasar de un lado a otro usando sus celulares, escuchando música o incluso hablar por celular;mientras otras platican cara a cara, las parejas se toman las manos y otras solo sonrien a la vida. Yo solo deseo una vida tranquila, sin sufrir de la maldita monotonía del trabajo. La voz del doctor Anderson se hace presente. -Yo también estoy en shock por la noticia de su abuelo, él...él fue un gran hombre. -Eso significa que lo conoció hace mucho tiempo-comento sin ánimos. -Exactamente, lo conozco desde mi juventud, al parecer nuestros abuelos eran amigos desde el ejército. -Sabía que mi abuelo estaba en el ejército pero nunca me comentó... Olvidelo su solo nombre me hace sentir mal. -No reprima sus emociones y sentimientos, debe aprender a llorar y soltar todo eso que le lastima, solo así sera feliz. -Yo no puedo ser feliz, la vida ha sido muy injusta conmigo, ni siquiera hablo de lo económico. -Porqué tu misma lo proyectas así. Mire señorita Marshall, debe aprender que... Varias voces de reporteros se hacen presentes sin previo aviso, de la sorpresa solo dejo caer mi café y chillo por el ardor. Mis guardias de seguridad se interponen, mientras que de un momento a otro solo siento un pecho duro y un aroma que es difícil de reconocer pero es perfume de hombre, subo mi mirada y le doy cuenta de que es el doctor Anderson, bajo mi mirada y él nos gira para poder dirigirnos a la camioneta. -Andrea Marshall, puedes decirnos acerca de la muerte de su abuelo. -¿Cómo se repartirá el hotel? Solo tapo mis oídos con mis manos y me subo a la camioneta, justo en la parte de atrás. Dónde también el doctor Anderson se sienta. Mi respiración comienza a ser rápida. -Estas hiperventilando-comenta mientras siento como presiona una de mis fosales nasales-respira lentamente, todo esta bien, tranquila estoy aquí para ti. Lo observo a los ojos y noto un gran apoyo por parte de él, asiento y hago lo que me pide, siento que el tiempo pasa lento, pero no de la forma cursi. Algo es muy diferente en mi. Algo que nunca he experimentado con anterioridad.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD