Estamos en otoño y eso significa que puedo dejar la mansión Rossetti para caminar.
– ¡Aquí está todo!, los zapatos, la sombrilla, agua, refrigerios y un poco de dinero, mucha suerte, señorita.
– Gracias, Eloísa.
Extiendo la sombrilla y Elliot camina a mi lado, el suelo está empedrado y un poco resbaloso, la bastilla de mi vestido se moja y el trayecto es largo.
Prometimos que iríamos a ver a la matrona para aprender brujería y estar listos para dentro de un año, recuperaremos el cuerpo de Elliot, su hermano será rey y su otro hermano regresará de dónde sea que se haya ido.
– Sé más consciente de tu entorno.
¿Eh? – soy muy consciente, ahora mismo está lloviendo.
Él suspira – no me refiero a eso, decir en la mesa que el pescado te enfermó no es correcto.
– Pero me dio diarrea, la mar
