El clima es estupendo, caluroso con ráfagas de viento que traen consigo la brisa marina, esa mezcla de sal, viento y arena, es perfecta.
– Deja de asomarte por la ventana, te caerás – bromea mi hermano Frederick.
– Si mi futuro rey desea que deje de apreciar el refrescante y perfecto clima que tenemos hoy, es justo lo que haré – cierro la ventana.
Frederick rueda los ojos – el niño pequeño es Conrad, Elliot, compórtate.
– No soy un niño – se queja Conrad y patea a Frederick empujando desde el otro extremo del carruaje, el acto perfecto que demostrará su madurez.
Mi hermano y yo reímos.
Sin importar lo que Frederick diga, el clima es perfecto.
– Elliot, despierta.
Me quedé dormido, Conrad ya bajó del carruaje. Me tallo los ojos y bajo para observar el bosque, los árboles inmensos y el resto de los carruajes que se acomodan para este día, la tradicional cacería de fin de primavera a la que mi padre nos lleva desde que tengo memoria.
– ¡Ahí están!, nuestros valerosos príncipes.
Eso no me lo esperaba – tío Román – lo alcanzo y Conrad me sigue – viniste a la cacería – estoy sorprendido, en estos días se cumplen cuatro años de la muerte de mi tía Jodie, le pedimos a papá que cancelara la cacería para guardar el luto y él la organizó como cada año – ¿estás bien?
Mi tío sonríe – me recuerdas a tu padre cuando tenía tu edad, estoy bien – palmea mi cabeza – y listo para participar en la cacería.
– Es lo más importante – señala mi padre y todos nos colocamos en una fila para mostrarle respeto – la tristeza hay que dejarla atrás, hoy celebramos que tendremos un caluroso y brillante verano – anuncia en voz alta.
Mi madre se cubre la nariz con un pañuelo y nos mira con tristeza, ella odia estos eventos y al igual que nosotros, jamás falta.
– ¡Preparen sus equipos!
Conrad me mira y yo tengo que romperle el corazón – ve con Nicolás, te cuidará bien.
Él me mira con tristeza y se forma detrás del consejero Nicolás Garnier.
– Eso fue cruel de tu parte – me dice el tío Román.
– Soy su compañero todos los años, dame algo de reconocimiento.
Él sonríe – ve por tu arco, busquemos algo interesante.
A diferencia de mi padre y mi hermano mayor, yo no tengo un arco propio, elijo uno al azar y me separo del grupo para ir con mi tío, detrás de nosotros van Marius Collins, mi consejero y Rory Henderson, el consejero y amigo de mi tío, han estado juntos desde antes que él se casara y en palabras de mi tío, cuando me vuelva un anciano, habré pasado más tiempo con mi consejero que con mi esposa.
Los árboles son tan altos, tengo que estirar todo el cuello para ver la cima y entrever el vuelo de las aves, se escucha un quejido, uno de los invitados disparó y falló. Yo prefiero seguir caminando, el aroma es agradable.
– Su majestad se decepcionará cuando descubra que no te gusta la cacería.
Mi tío siempre acierta – me gustan los paseos por el campo, la vegetación y la compañía, a lo que no le encuentro sentido es a buscar un conejo para matarlo.
Mi tío sonríe.
Me alegra que esté aquí, de todas las personas en mi familia, él es quien siempre me escucha – tío, ¿qué opinas de la academia de Malea?
– Lo mismo que todos, excelente instituto, imposible conseguir un lugar, pésimas tabernas, con tantos genios en sus calles alguien ya debería haber descubierto la forma de hacer mejor cerveza – bromea.
El tío Román es mi favorito, pero no es el momento de reír – decidí que quiero ir a estudiar – lo digo y mi tío se detiene – sé que no será fácil y no espero que mi padre me consiga un lugar, debo ganármelo, pero creo que sí lo intento…
– Necesitamos distancia – mi tío alza la voz y tanto Marius como Rory retroceden para dejarnos solos, él se acerca para mirarme fijamente – saca esa idea de tu cabeza y jamás vuelvas a repetir lo que acabas de decirme, a nadie, ¡lo has entendido!
Nunca me había hablado en ese tono – puedo hacerlo, sí me dan la oportunidad podré ser un apoyo para mi hermano.
– No te das cuenta – lo dice en un tono de reclamo – ¡crees que tu hermano es el único que tiene un papel importante!, todos nosotros somos parte de este juego, lo veas o no, tú no puedes estudiar política, no puedes ser un dirigente ni un caballero, tu papel es jamás sobresalir.
– ¿Por qué?
– Porque es la única forma en la que podrás vivir. Mientras seas una vergüenza las personas te usarán como punto de referencia y tu fracaso hará más asombroso a tu hermano.
¿De qué habla?
– Tus opciones son claras, sé un artista, un filósofo, un viajero o un ebrio libertino, elige la que mejor te convenga y sé una decepción por el resto de tu vida, y jamás, jamás te conviertas en una opción viable para la corona, porque si lo haces, no podrás mantener la cabeza por encima de tu cuello – su mirada se vuelve nostálgica – es una regla de oro que no puedes romper, el príncipe heredero debe ser el más fuerte, el más inteligente, se prepara desde la cuna, se le exige ser perfecto y se le da la mejor educación, los otros príncipes reciben una educación mediocre y una vida despreocupada, así evitan ser una competencia y se mantienen con vida.
Jamás lo pensé de esa forma, sé que mis padres son exigentes con Frederick, tiene veintiún años y la personalidad de un hombre de cuarenta, nos trata como a sus hijos y siempre recibe los regaños de papá, es diferente para nosotros, Conrad y yo.
¡Somos los hijos mediocres!, los príncipes que no serán reyes.
No puede ser así – Frederick ya es increíble, no necesita que nosotros fracasemos y jamás dudaría de nuestra lealtad, Conrad y yo, cualquiera en el reino lo arriesgaría todo por protegerlo.
Él se burla – veo que tu madre hizo bien su trabajo, te educó para ser un ingenuo.
Me siento molesto – no es así, tío, lamento que haya sido de esa forma para ti en el pasado, pero somos una generación diferente, mi hermano no necesita ser comparado con otros para sobresalir, él es increíble por lo que es, nunca se opondría a mis estudios.
Artista, filosofo, viajero, o ebrio libertino, no solamente son mis opciones, también fueron las suyas, y él escogió ser un viajero.
– Sí tu hermano es tan increíble, ¿por qué pediste mi opinión?
Yo…
– Tu padre ya te rechazó, te dijo que no había tiempo, que tu hermano Conrad era muy joven, o inventó una misión secreta para la que tú eres perfecto y no puedes irte a estudiar hasta que la completes.
Él dijo algo como eso.
– Ve con tu hermano, dile que quieres estudiar, muestra tu ambición, analiza sus escusas y recuerda, lo hace porque te ama y no quiere asesinarte.
Frederick jamás haría eso, no es posible.
Nuestro paseo es más corto, voy caminando despacio y mirando hacia el suelo, un tema tan irreverente, mi decisión de estudiar política, mi deseo por serle útil a mi hermano y las palabras de mi tío.
Sé que mi vida no será de esa manera, Frederick es diferente, los tiempos han cambiado, ahora hay más universidades y la iglesia ya no es tan determinante, en pocos años se abrirán más plazas para plebeyos en las escuelas, yo soy el príncipe, es imposible que mis derechos sean inferiores.
– Alteza, excelencia, pronto oscurecerá – nos informa Henderson.
Mi tío resopla, levanta su arco, dispara una flecha y un ave cae al suelo – con eso bastará, es mejor que regresar con las manos vacías – me sonríe.
Los participantes se colocan en una fila, mientras no estábamos los sirvientes colocaron las tiendas de campaña y las mesas, es tradición cenar lo que cazamos y como siempre, papá es el ganador con un gran e inmenso venado.
La carne es dura, no puede comerse de inmediato, pero año con año, papá se lleva el primer lugar con la bestia más grande que habite el bosque y mi tío termina el día con un conejo, una ardilla o un ave, apenas suficiente para estar entre los últimos, papá dijo que era porque mi tío no tiene puntería, la realidad es que él lo hace a propósito para no sobresalir, un resultado mediocre.
Yo no puedo vivir de esa forma.
– Felicidades majestad.
– Muchas felicidades.
Mi padre sonríe, levanta su copa, brinda y sigue sonriendo.
– Te vez muy pensativo.
Me sorprendí, no vi en qué momento llegó Frederick – hermano, necesito hablar contigo.
Su expresión cambia – iremos a mi tienda.
Frederick es dos años mayor que yo y ese pequeño lapso de tiempo se siente como un puente interminable que jamás podré atravesar, lejos han quedado los murmullos y las risas, él abre su tienda y busca una lámpara para encenderla.
– Listo, ¿de qué querías hablar?
– Decidí que quiero ir a Malea.
Él se sorprende y sonríe – tus calificaciones son buenas, no será un problema que entres, me parece una decisión muy sabia, ¿en qué carrera aplicarás?
Lo sabía, mi hermano es diferente – política.
– No me parece.
¿Qué?
– Tienes talento para la orfebrería, el brazalete que diseñaste para mamá hace un par de años fue bastante único, meterte en la política sería un desperdicio, arreglaré una plaza para ti.
– Espera – lo detengo – no es lo que dije, quiero estudiar política, quiero convertirme en un consejero.
Él vuelve a sonreír – así que esa es la razón, me parecía extraño viniendo de ti – pone la mano sobre mi hombro – hermano, este reino tiene suficientes consejeros y tutores, y solo un príncipe Elliot, debes elegir tu destino siguiendo tu corazón, no a las necesidades de la familia.
– No lo hago por la familia, lo hago por mí, esto es lo que quiero.
– Tienes un gran talento, no lo desperdicies.
¡Talento!, la única razón por la que soy bueno es porque lo he estudiado desde muy joven, pintura, escultura, grabado, lo único que aprendí fueron artes plásticas, es la primera vez que pido estudiar lo que realmente quiero.
Es hasta ahora que me doy cuenta, todos mis maestros han sido artistas, ninguno con el que pudiera hablar de política.
– Hablaré con papá al respecto y te conseguiremos un lugar, no tienes que preocuparte por presentar el examen, confía en mí.
¡Suena increíble!, cualquiera sería inmensamente feliz de saber que puede entrar a la universidad sin presentar un examen, excepto, que Frederick lo hizo, durante un año completo todos los tutores del castillo trabajaron a puertas cerradas para que él obtuviera la máxima puntuación de su generación en el examen de ingreso a la universidad y yo, ni siquiera lo presentaré.
Entrando por la puerta trasera, ¡cuánto respeto puedo esperar por ese logro!
La fiesta ya dio comienzo – Marius, consígueme una cerveza – necesito beber.
Artista, filosofo, viajero o ebrio libertino.
Desde el día en que nací, esas fueron mis tres opciones y no me había dado cuenta, mi familia ya hizo la elección, ¡artista!, el tío Román por lo menos pudo elegir, como dije, los tiempos han cambiado.
– Alteza, ya ha bebido suficiente.
No existe tal frase – Marius, sírveme otra – hoy quiero embriagarme y convertirme en el príncipe ebrio, si hago eso, todos me considerarán una decepción y a nadie le importará lo que haga.
– ¡Majestad!
A mi alrededor hay una gran conmoción, los invitados gritan y todos miran en dirección al trono donde mi padre se retuerce sobre el suelo, estoy sobrio ahora, ¡qué está pasando!
– El rey ha sido envenenado.