Ya es de día, no dormí lo suficiente, quiero descansar un poco más. – Levántate. ¡Ah!, me asustó. – Tienes trabajo que hacer. Príncipe basura – déjame en paz, quiero dormir. – ¡Despierta niña estúpida! Mamá – estoy despierta, estoy despierta. – ¡Lárgate!, llegó una clienta. Debo salir por la puerta trasera, las personas que visitan a mamá se ponen nerviosas si ven gente extraña en la casa, olvidé la canasta, regresaré, la tomaré y me iré. ¡Ah!, no puedo creer que hoy ganaré dinero para comprar papel, ¡qué desperdicio! – ¿A dónde vas? – me pregunta el príncipe. – Allá – señalo el bosque – es el terreno de cacería, las personas vienen, buscan a sus presas, se van y dejan mercancía valiosa, flechas, pasadores, accesorios, pañuelos, una vez encontré un arete, lo vendí y compré carn