Estando de nuevo en su sala privada descubrió mis ojos, sin embargo todavía permanecía esposada. —Las esposas las retirare cuando finalicemos el juego aquí, estando en la recamara las retirare ya que allí la someteré de otra manera, así que espero esté preparada para lo que se viene—habiendo dicho eso después de detallarme como suele hacerlo se dirigió a ese extraño mueble en el que la ocasión anterior estuvo sentado, pero en esta ocasión me indicaba que fuese hasta él. En vista de que debía acatar su orden empecé a aproximarme. El peculiar sillón tenía dos curvaturas una baja y otra alta. Sin entender que se traía entre manos sobre esta última me posiciono mientras él se mantuvo detrás. Al haberla apoyado de la manera en la que quería, teniendo conocimiento de cómo debía posicionarla