Acatando su orden repentinamente sentí su presencia detrás de mí, con ello me percataba la forma en como su mano palpaba mi pierna, la cual recorría esa zona y de esa manera empezaba a subir mi vestidura, percibiendo como sutilmente tocaba mi entrepierna. Ubicando y toqueteando mi intimidad, con su otra mano inmovilizaba las mías para seguidamente estrecharme a él. Compartiendo esa inquietante cercanía sentía como lamia mi oreja y a través de esto aprovechaba para susurrarme al oído. —Este día lo recordara siempre señorita Walsh, a partir de hoy usted será completamente mía y de nadie más. Escuchar su voz y las palabras que refería con ese toque de dominancia me excitaban como nunca creí que podría ocurrir, algo que al parecer el sabia ya que luego de tocar mi sexo deslizaba su