—Pero, eso no es justo, Gabriel —le dice Gladys con lágrimas en los ojos—. Tu eres las persona más especial que he conocido, y me niego a creer que eso te pase a ti; te juro que si tuviera en mis manos, haría cualquier cosa para ayudarte, tu no mereces eso.
—No sabes cuánto valen esas lagrimas para mí, Gladys; eres la única persona que verdaderamente se ha preocupado por mí —le dice el con mucha emoción— lamento haberte conocido en los últimos momentos de mi vida, tu llegaste, cuando ya no te esperaba; ya estaba resignado a mi destino, pero inesperadamente llegaste tú despertándome deseos de vivir y ahora estoy desesperado.
—Me he vuelto muy sensible a todo esto que te está pasando, Gabriel — le dice ella tomándole una mano entre las suyas— perdóname por esta lloradera, pero no puedo evi
