—Esa no era la intensión, Gladys: yo no quise manipularte ni engañarte —le dice Gabriel—te pido perdón por no haberte preparado, pero en verdad quiero que aceptes ese cargo, deseo que lo hagas por lo menos en un corto periodo; yo estaré apoyándote, creo que el mejor entrenamiento se hace de esa manera; yo sé que no me vas a hacer quedar mal ante mis más altos empleados.
—Lo aceptaré, solo como una prueba — le dice ella, más calmada—, y lo haré, porque ya me comprometí ante ellos, y yo soy una mujer de palabra; me daría mucha vergüenza decirles, que todo fue un teatro
—Gracias, Gladys; estoy seguro de que todo te saldrá bien —le responde Gabriel, muy animado—; todo lo sucedido, me hace confiar más en ti, porque estas respondiendo como esperaba.
—La verdad, Gabriel, es que estoy muy atur
