*** LAURA ***
AL DÍA SIGUIENTE...
La conversación con mi tía me ayudó mucho, por lo menos pude desahogarme con alguien y, aunque ella tiene razón en que voy a necesitar apoyo, muero de miedo y de vergüenza para contarle a mi familia. Sé que no podré ocultarles mi embarazo toda la vida, pero...
—¿En qué tanto piensas, señorita Martínez? —pregunta esa voz que reconozco, sacándome de mis cavilaciones. Levanto la mirada y le sonrío—. Marisol me dijo que estabas aquí en la biblioteca... ¿Puedo? —agrega, señalando la silla a mi lado.
No sé cómo explicarlo, pero verlo es como reiniciarme. Fernando hace que pueda borrar hasta el más amargo de mis pensamientos.
—Claro, siéntate, ¿cómo estás? —lo saludo.
—¿Estás bien? —me devuelve la pregunta.
—Sí, claro —respondo—. Solo un poco concentrada e
