CAPÍTULO ONCE 1873, dos años después de la muerte de Chad. “Mi buen Dios del cielo, esa es una historia espantosa”. —Sí lo es. Hardin asesinó a mi hermano a sangre fría y pagará con su vida lo que ha hecho. Cabalgaban uno al lado del otro, ella en el caballo del pelirrojo y Ritter en el de él. Mientras cabalgaba, observó el campo circundante, sintiéndose dividido entre explicar más a esta mujer que casi lo había matado y dejar que su explicación se cocinara. Al final, el soltó un suspiro y detuvo a su caballo. Ella se detuvo, mirándolo de una manera curiosa mientras él revolvía en sus alforjas. Sacando un envoltorio aceitoso, lo abrió con una reverencia y le arrojó un papel de periódico cuidadosamente doblado. —No puedo leer todas las palabras, pero aquí está todo, escrito para los pe