3. Capítulo.

2341 Words
{Llegará hoy mismo..} RUBÍ# Me removi sobre las sábanas mientras miraba fijamente el techo de mi habitación, hacia dos horas que me desperté y todavía no me quería levantar. Primero porque tenía floreja y segundo porque no paraba de pensar en lo que me dijo Lea. Es que, tenía que ser una broma, a ver si, quiero que Mí Mate aparezca, reclamarlo como Mío, que seamos uno sólo él y yo, pero, no lo sé, no me siento todavía preparada completamente. —Jamás lo estaremos, y si nos ponemos a pensar en eso será peor, así que aleja esas malas vibras, piensa el lo fabuloso que debe de ser estar entre sus brazos y poder respirar ese tan delicioso perfume que solo los Mates poseen —habló Lea soñadora. Sonreí, tenía razón. Me levanté de la cama dejando a un lado las sábanas, caminé hasta el baño sintiendo el frío piso bajo mis pies, y viendo a Algodón ir a mi lado meneando su cola de un lado a otro. Entre en la ducha después de quitarme toda ropa y tirarla en el cesto de la ropa sucia, me lavé el pelo haciendo suaves masajes en mi cuero cabelludo. Luego salí del baño con mí ropa interior ya puesta y con una toalla alrededor de mi pelo, me acerqué al tocador de mi habitación y tomé la crema de fresa para empezar a aplicar la en todo mi cuerpo, cuando en eso escuchó unos toques en la puerta. —¿Quién? —pregunté lo suficiente alto. —Yo mi niña —dijo Nana. —Adelante —respondí simplemente. Nana entró y se acercó a mí con cara de preocupación. ~Oh, Oh~ pensé. Se aclaró la garganta algo incómoda antes de hablar : —Mi niña tengo algo que contarte que.. creo que no te va a gustar mucho —habló mientras veía a Algodón pasearse por su torre. —¿Qué es? —dije mientras dejaba la crema de nuevo en el tocador, y empezaba a caminar hacia el armario con Nana siguiendo me, entré y tomé unos jeans negros, un Jersey blanco, y unos tenis blancos. Nana se quedó mirando el techo del armario como si fuera lo más interesante del mundo, mientras yo me terminaba de atar los tenis. —Nana me estas asustando —dije mientras me ponía de pie delante de ella. Nana soltó un suspiro y me miró a los ojos. —Andrés llegará hoy mismo. Me quedé muda unos segundos, no podía hablar, simplemente mis cuerdas vocales no reaccionaban. —¿No llegaba dentro de tres días? —pregunté alzando una ceja. —No, acaba de llamarme para decirme que llegará hoy mismo —dijo Nana torciendo ligeramente la cara. —Te llamó —repetí con una sonrisa amarga en los labios. Nana al darse cuenta de lo que dijo cerró los ojos un momento, antes de volverlos a abrir. —No.. quiero decir sí pero.. —empezó a explicar pero calló cuando vio que no decía cosas coherentes. —No era una pregunta Nana, —aclaré sin borrar la sonrisa amarga de mis labios —sólo lo confirmaba. Además él es que se fue, y estaba en todo su derecho, así como el no llamarme o querer saber de mí en estos 5 años. —Mí Niña, no es... —empezó a decir Nana pero la interrumpi. —No Nana, las cosas como son, a mí me da igual si regresa hoy, mañana, o hasta dentro se 10 años, me vale, porque yo dejé de estar enamorada de él, escondí esos sentimientos en lo más profundo de mí ser, y así se quedarán, —tome una respiración profunda — porque yo en cualquier momento encontraré a Mí Tua Cantante, a Mí Mate, Mí Complemento, y Andrés sólo fue y será siempre un simplemente enamoramiento de adolescente. >>Porque eso fue lo que pasó, yo era una simple adolescente de 16 años con las hormonas a mil, y al verlo a él todos los días, y ver su trato hacía mí se me confundí, porque Andrés siempre me ha visto como su hermana pequeña, y yo era una ilusa que creía que se podría enamorar de mí. ¡Pff! ¡Por favor! —puse mis ojos en blanco, —así que sí regresa hoy mismo, bien por él, está es su Mansión, su Manada, su Vida. Porque yo en cualquier momento encontraré a mí pareja y me iré a hacer mi vida con él —dije para luego hacer una pausa. Tomé una bocada de aire, di un paso hacia Nana y tomé sus sus manos mientras hablaba : —Asi que lo siento muchísimo Nana si estás palabras te duelen, pero es la realidad y hay que enfrentarse a ella. Nana se quedó callada, dándome una mirada que transmitía compresión y amor, junto a una pizca de temor, y eso me confundió mucho, pero no dije nada. —Tienes razón Mí Niña —aceptó mientras sobaba el dorso de mis manos, —pero hay una cosa que debes saber, y esa es que en realidad Andrés es... —empezó a hablar pero en eso se escucharon unos toques en la puerta. —¡Señora Marina! ¿Está aquí? —se escuchó del otro lado de la puerta de la habitación. —¡Sí ya voy Alex! —respondió Nana y se escucharon unos pasos alejándose. —¿Decías Nana? —pregunté con una pizca de curiosidad. —Nada olvídalo eso lo descubrirás hoy —dijo y se acercó a mí para depositar un beso en mi frente. Yo agache la cabeza y Nana me dio un pequeño beso para luego separarse y regalarme una sonrisa. —Ponte guapa, además de que la fiesta será en la piscina —me dijo. —¿Pueden venir Evan, Adriel y Alice? —preguntó sonriendole a Nana mientras parpadeo varias veces —Mhm.. de acuerdo pero no formen mucho escándalo —me advirtió con una expresión seria, par luego volver a sonreír y salir de mi habitación. Yo salí del clóset y me acerqué al tocador, tomé el cepillo y lo pasé por mi cabello, una vez estuvo totalmente desenredado tomé una coleta y la coloqué en mi muñeca, también tomé unos lentes de sol y un pequeño bolso donde metí mi celular, mis ipods, una pequeña libreta y un bolígrafo. —Vamos Algodón —le dije a mí gato. Él se bajó de su torre y corrió hasta estar a mí lado. Le sonreí y salí de la habitación cerrando la puerta, con Algodón al lado. Bajé las escaleras cargando lo en brazos y caminé hasta la cocina, tomé una manzana del frutero y salí hasta el jardín, bajé a Algodón y él corrió hasta situarse donde siempre nos sentábamos por las tardes que tenía libres. Era una banqueta que había en el jardín, pero se encontraba muy atrás después de unos cuantos arbustos y árboles. Me senté en la banqueta y Algodón saltó hasta ella, para luego hacerse una pequeña bolita a mí lado, recostando su pequeña cabeza contra mi pierna, le sobe la espalda y él en respuesta me ronroneo. Tomé mis ipods, los conecté al teléfono y le di play a reproducir la melodía que había compuesto en el piano, tomé la libreta y el bolígrafo, y mientras escuchaba la suave melodía empecé a escribir todo lo que se me venía a al cabeza. ANDRÉS# —¡Ya vámonos Rosa que se hace más tarde! —le grité no tan alto mientras acomodaba las maletas en la camioneta. —Te dije que ya voy —dijo mientras arrastraba su maleta, me acerqué a ella se la quité y también la guardé. —Y yo te dije que quiero llegar ya a la Manada —cerré la cajuela, y caminé hasta el asiento del conductor com Rosa siguiendo me. —¿Me dejas conducir? —pregunta haciendo un puchero he intentado quitarme las llaves. —No —dije alzandolas con una mano en el aire viéndola dar pequeños brincos para intentar alcanzar la. —¡Vamos Andrés, no seas así! —exclamó volviendo a saltar. —No y ya embarcarte que quiero llegar temprano. —No lo voy a hacer hasta que me dejes conducir —habló, mientras se cruzaba de brazos y hacia un puchero. —Bien —asenti con la cabeza, para luego agacharme y rodearle el interior de las rodillas con un brazo. —¡Andrés bajame! —exigió, pegando me en la espalda baja cuando la cargué en mi hombro. —No —dije, abrí la puerta de la camioneta, la dejé adentro y cerré la puerta con seguro de modo que ella no se pudiera quitar. Me senté en el puesto de piloto y arranqué el auto, Rosa se pasó al asiento de copiloto y se volteó a verme furiosa. —Cuando vuelvas a necesitar mi ayuda no te la daré, por mezquino —dijo, cruzándose de brazos por tercera vez en el día. —Vamos no te pongas molesta Rosa, Rosita, Ros, Rosa, Rosita, Ros —hablé repetidas veces, pinchandole una mejilla mientras veía el camino. Rosa aprovechó mi descuido y me mordió el dedo. —¡Oye! —me quejé frunciendo mi ceño. Ella en respuesta me sonrió sarcásticamente, para luego volver a voltear su vista hacia el frente. Volteé mis ojos y seguí mirando el camino. [HORAS MÁS TARDE] Caminé arrastrando la maleta junto a mí sintiendo mi corazón brincar de felicidad por volver por fin. —No lo sé hermano pero tengo un presentimiento —dijo de pronton Jackson ansioso. —¿Bueno o Malo? —¡No lo sé! ¡Y ESO me desespera mucho más! —exclamó antes de suspirar —sólo se que se refiere a Nuestra Mate. Eso me dejó pensativo por un momento pero no le di importancia, la puerta de la mansión se abrió y de ella salió una cabellera gris que me saltó encima. —¡OH DIOS MÍO! ¡POR FIN MÍ NIÑO ANDRES ESTÁ CONMIGO DE NUEVO! —gritó Nana abrazando me, le devolví el abrazo sintiendo que pasaron siglos cuando en realidad no pasaron tantos años. —Yo también te extrañé Nana —le dije suavemente. —Pero vamos pasa, que debes que estar cansado —dijo empujandome hacia el interior de la mansión. —En realidad no, —fui sincero. ~Hogar Dulce, Hogar~pensé con una sonrisa de oreja mientras miraba a mí alrededor. —Bueno pues entonces acompáñame que te tengo una sorpresa —dijo Nana jalando mí mano, salí al patio trasero mientras me tenía los ojos cubiertos con su mano. De pronto los quitó y pude ver a Gran parte de la Manada ahí, junto a Luis, Ágata, la pequeña Gabriela y Alice.. ~¿Dónde estará Mí Mate?~pensé. —¡¡¡BIENVENIDO DE NUEVO ALFA!!! —el grito hizo que parpadeará mientras sonreía ampliamente. Seguido de ver como toda mi Manada hacia una reverencia al mismo tiempo, Luis me guiño un ojo mientras sonreía. 'Muchas gracias por esta bienvenida y gracias por estar todos, créanme que me hace muy feliz estar de nuevo con ustedes, con mi Manada —hablé lo suficientemente alto sin borrar mi sonrisa. Todos los presentes aplaudieron fuertemente y yo seguía buscando a mí Mate con la mirada sin ningún éxito. [♧°♧°♧] Hablé animadamente junto a otros Alphas que habían venido a mí fiesta sorpresa de bienvenida. —Pues es un gusto tenerlo de nuevo aquí Andrés —dijo Connor Well's, el Alfa de Alfas, me sorprendió verlo ahí, pero me dijo que más que todo era porque su Mate y Esposa lo había obligado para que se distrajera un poco de tanto papeleo. —Y a mí me da un gusto estar aquí Alfa —dije. Y de pronto siento delicioso olor de Chocolate y Frambuesa colarse por mis fosas nasales, me giré hacia la piscina que era de donde provenía el olor de Mí Mate y justo la vi. Quedé completamente embobado, Rubí acababa de salir del agua, se pasó las manos por el pelo hechandolo hacia atrás, para luego impulsarse en sus manos y salir mientras se sentaba en la orilla de la piscina, traía un traje de baño rojo carmesí, de cuerpo completo pero con la espalda descubierta, el color quedaba perfectamente con su tono pálido de piel. Seguía igual de preciosa pero había cambiado muchísimo, tanto que me costaba reconocerla. Seguía teniendo los mismo rasgos dulces y delicados, ya no tiene el flequillo, las cejas pobladas pero ahora finas, sus inmensos ojos azules pero un poco más oscuros, rodeados por pequeñas pestañas oscuras, la nariz pequeña y perfilada, los labios finos pero rellenos y de color rojo suave, y ahora tenía el pelo a la altura de los hombros. Ahora era un poco más alta, o eso suponía yo ya que estaba sentada en la orilla con los pies adentro, sonrió ampliamente cuando un chico castaño se le acercó y le puso una toalla en los hombros, para luego darle un beso en la frente. Sentí la impotencia recorrer mis venas de los celos que atacaron mi cuerpo, junto a los que estaba sintiendo Jackson. —¡VE Y QUITALE A MÍ MATE! —rugió furioso Jackson —¡Y ME IMPORTA UN COMINO QUIEN ESTE O NO, ELLA YA ES MAYOR Y YA VIENE SIENDO HORA DE QUE SE ENTERÉ! Caminé hacía Mí Mate decidio mientras apretaba mis puños, cerré un momento los ojos cuando estuve atrás de Mí Mate y el viento sopló, y antes de que pudiera decir algo sentí a alguien empujar me con fuerza contra una pared. Abrí mis ojos y me encuentro con unos azules intensos con motas rojas. —¡MÍA! —rugió Jackson por el link y yo parpadee sintiendo mis ojos oscurecerse. —MÍO —rugió una voz femenina haciendo que sienta mí corazón empezar a latir desbocado. No podía creer que este momento había llegado. ###
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