CAPITULO 2. EN LA INCONSCIENCIA DE LEO

3020 Words
**************Narra Leonardo************ Abrí los ojos y lo primero que contemple fue el suelo húmedo. Me incorporé poco a poco, pues sentía mi cuerpo como si pesará demasiado. No tenía idea de cómo había acabado en el suelo, pero tal vez me había tropezar con alguna piedra o algo más en la calle por la neblina que no me dejaba ver nada. Busqué en mi pantalón el celular para encender la linterna y no pude encontrarlo en ninguno de mis bolsillos, por lo que supongo que se me habrá caído también. Me agacho en el suelo y a tientas trato de encontrarlo, de verdad que jamás había visto neblina tan blanca y densa como esta. "Maldición." Digo para mí mismo cuando por fin encuentro mi celular pero la pantalla está estrellada y no quiere encender. "Hanna me va a regañar por esto..." Es lo único que pienso en este momento de desencanto y desanimo. Este es el quinto celular que rompo en el transcurso del año. No es que sea muy descuidado, pero si muy olvidadizo en cuanto a celulares se trata. Me he sentado en ellos, los he tirado sin querer al suelo e incluso había pisado uno al olvidarme que lo habia dejado en el piso cargando la batería del mismo. Hanna, que creía que cumplía su papel de "Mamá" o "hermana mayor" se la pasaba regañándome por mis descuidos. Ambos teníamos dinero para poder costear celulares nuevos y de los últimos modelos. Pero Hanna estaba en contra de los gastos innecesarios y otro celular roto, el quinto de este año entraba en su categoría de gastos superfluos. Pero ya me preocuparía por la regaños más tarde, ahora tenía que apresurarme a llegar a su casa esa mañana. Tenía que decirle que no quería casarme con Marlene pero que tampoco sería un padre desobligado con mi hija. Tenía que decirle que sería un buen padre por ella y que vería a la nena todo el tiempo que Marlene me la dejara. Incluso asumiría mi responsabilidad si Marlene me otorgaba la custodia total de la nena y quería que Hanna formara parte de esto. Quiero que Hanna ocupe el puesto de mamá sustituta de Tammy. No es diferente a una situación de divorcio, donde los padres se separan pero quedan en los mejores términos posibles por los hijos. Solo que en mi caso, yo me divorciaba sin haberme casado siquiera. Por eso avanzo por la calle con prisa, tratando de apartar está densa neblina blanca con las manos. Mientras más pienso, más me parece una buena idea este arreglo al que quiero llegar con Hanna. Yo ya tengo una hija y Hanna la ama también. Se que ella no quiere tener hijos por un trauma de su adolescencia del que nunca me ha hablado y se que es tabú para ella en cuanto a la maternidad se refiere. Por eso creo que no es descabellada está idea. Además Marlene trabaja para ella, yo tengo mi propia empresa, somos adultos y autosuficientes los tres. Tammy tendría más amor y cuidados. Yo sería feliz de compartir mi vida con Hanna abiertamente y no solo desearla con toda el alma. Cada vez que alguien me preguntaba cómo es que termine enamorándome de Hanna siempre digo que fue por la cercanía diaria. No puedo decir que me enamoré de ella solo con verla la primera vez porque mentiría. De hecho cuando la conocí por primera vez, ni siquiera me fijé en ella realmente. Yo tenía 24 años cuando la conocí y ella 34 aunque no aparentaba esos 34 para nada. Ella estaba tratando de pegar algunos carteles en las paredes fuera de un local que tenía puertas de vidrio. Tenía una escalera pequeña en las manos y luchaba por ponerla derecha. Yo iba caminando por esa misma calle sin ganas hacia una entrevista de trabajo. Desde lejos me resultó divertido ver a esa chica de cabello café claro, pantalón de mezclilla azul fuerte ceñido, sudadera gris y lentes negros forcejear hasta quedar roja por el esfuerzo con la pequeña escalera. Sin decirle ninguna palabra, extendí la mano para poder tomar la escalera y accionar la pequeña palanquita que tiene por debajo para dejarla completamente recta. Me miró aliviada y me dijo "gracias" con los carteles bajo el brazo. Hanna subió la escalera con algo de miedo y trató de pegar uno, pero los demás carteles se le cayeron al suelo. "Podrías por favor ayudarme a levantarlos?" Me pidió y lo hice, los dejé en la mesita que tenía afuera con más cosas y estaba a punto de irme cuando ella me detuvo. "Oye chico, no te vayas, por favor ayudame a pegarlos y te pagaré por tu tiempo, vale?" Ah, música para mis oídos! Me pagaría por pegar sus carteles y esa idea me agradó. Ella entró al local y salía de vez en cuando para ver cómo iba yo con la tarea asignada. Cuando terminé, doble la escalerita y se la entregué en las manos. Iba a pedir mi pago cuando vi unas chicas entraron al local junto con unas señoras y una chica que saludó a Hanna de beso. "Entra y cuando acabe mi junta te pagaré, de acuerdo?" Me dijo y tuve que entrar, la verdad es que no me entusiasmaba la entrevista de trabajo aunque necesitaba dinero urgente. Hanna dirigió una especie de junta informativa acerca de productos nutricionales, productos de belleza y otras cosas que en el momento la verdad no me interesaron. Pero ella lo hacía ameno, contaba alguno que otro chiste y nos hacía reír. Yo me dedique a ver si alguna chica estaba buena, pero para mí desgracia no. Cuando su junta terminó y algunas mujeres se reunieron en torno a ella, me levanté para irme. "No te vayas, chico aún no te he pagado." Dijo a mis espaldas. Las mujeres salían observándome detenidamente por ser el único hombre en aquella reunión. Hanna lo notó y luego me estudió con calma, volteó a a ver a Ericka y después comprendería esas miraditas que se lanzaban ambas a la perfección. "Cómo te llamas?" Me preguntó ella sentandose en un silla mientras tomaba de su vaso un líquido amarillo anaranjado que olía a jugo de mango y naranja mezclados. "Leonardo y tú?" Le pregunté por educación, pero realmente ya quería irme. "Me llamo Hanna y quiero preguntarte si quieres trabajar para mí?" Me dijo sin rodeos. "En que consiste el trabajo?" Pregunté. La otra chica se sentó a su lado. Delgada como ella, cabello n***o largo, aspecto sobrio y vestida como Hanna, como si fuera un especie de uniforme informal. Ambas se miraron un segundo y Hanna habló. "Tu trabajo consistira en venir todos los días a esta hora y darle la bienvenida a las chicas que entren." "También me ayudarás a repartirles bebidas y snacks, te parece bien?" "Te pagaré más si conversas con ellas y las atiendes bien." "Podría hacer eso." Pensé y ella continuó hablando. "Además quisiera usarte como inspiración para un reto que tengo en mente, te pagaría por bajar de peso." No me molestó que hiciera ese comentario. A decir verdad si estaba pasado bastante de peso en esa etapa de mi vida y no lo escondía. Creo que pesaba más de 100 kgs en ese momento gracias a qué tenía una vida muy sendentaria, comía mucha comida chatarra y no hacía nada de ejercicio. Mi rutina diaria había consistido en sentarme frente a mi laptop en la oficina de 9am a 6pm, tomar refresco como agua, comer pizzas y hamburguesas por la noche y haraganear en el sofá de la casa de mis padres los fines de semana. Pero por un recorte de personal perdí mi trabajo, mis padres me dieron un ultimátum para que buscará otro empleo después de dos meses de no hacer nada y por eso me dirigía a esa entrevista en otra oficina. Me atraía la idea de bajar de peso y ganar dinero pero tenía dudas. "Es seguro esto de bajar de peso?" Pregunté con recelo. Ella me explicó cómo funcionaba todo el reto e incluso hizo una apuesta conmigo "Si no bajas de peso, yo te doy el dinero del premio de primer lugar." Dijo Hanna segura de si misma La miré aún con recelo. "Pero si bajas de peso me das la mitad del premio en compensación y trabajas para mí como inspiración para otros, te parece?" Dijo ella y la otra chica le hizo señas, pero Hanna la tranquilizó. Esperó mi respuesta. "De acuerdo." El dinero del premio era cuantioso y como fuera lo tendría en poco más de tres meses. Me pareció bien. Nos estrechamos la mano cerrando el trato y fue así como comencé a ver a Hanna a diario. Estábamos juntos los tres a todas horas, pues ni Hanna ni Ericka me dejaron ni a sol ni a sombra, inclus los fines de semana me los pasaba con Hanna en su casa. Así, de esa forma tan espontánea había comenzado mi relación laboral con ella. Relación que evolucionó rápidamente a atracción, luego enamoramiento y después a estar perdidamente enamorado de ella. No me importaba que tuviera 10 años más que yo, su forma de ser era alegre y jovial, por lo que siempre me sentía muy a gusto con ella. Reíamos de las mismas cosas, nos mandamos w******p por las noches aunque habíamos estado juntos todo el día y me dormía pensando en ella. Cada día con Hanna era único. Teníamos una rutina de ejercicio y comidas estricto, pero siempre hacíamos cosas diferentes durante el día. Un día podíamos ir a muchos centros de belleza que ella manejaba junto con sus socias. Otros dias íbamos a otro local para que yo hablara de como había perdido tanto peso. Otros días nos íbamos a hablar con familias de lo que ella vendía. Otros días nos quedabamos en su casa para que le ayudara con las r************* de su negocio. Así poco a poco me fui encariñando con ella y sus perros. Me encariñe con ella y las tardes que pasábamos viendo Vikki Rakuten, una app para ver doramas en la sala de su casa. Aunque al principio la odie porque todas las series estan en coreano, después me gustó. Me encariñe de ella más al verla todos los días temprano por la mañana en traje de baño. Me encariñe con ella y sus intentos fallidos de hacer que dejara el chocolate que me comía a escondidas. Con ella y los besos que le robaba sin su consentimiento y que la tomaban completamente por sorpresa. Con ella y las mañanas que caminaba a su casa como ahora para que fueramos juntos en su auto a trabajar. Con ella y su forma de retarme con la mirada cuando la contradecía. Me enamoré de su franca forma de hablar. Por eso siempre dice que está mal que sienta algo por ella, que no es para nada normal. Me ha organizado muchas citas a ciegas con algunas jóvenes de mi edad, me ha presentado a algunas amigas suyas. Incluso me presentó a Marlene y caí en su trampa. Pero no puedo enterrar este amor por ella, no puedo, ya lo intenté y no resultó. Debería de habeme enojado con ella por haberme tendido esa vil trampa con Marlene, pero la verdad es que le perdonaría todo. No tengo orgullo cuando se trata de ella. Esta neblina se vuelve más y más densa mientras camino. No alcanzo a entender porque no me he topado con nadie más en la calle y no pasa ningún auto. Pero eso no me importa, tengo que hablar con ella antes de seguir con esta locura suya. Acepté porque apostamos de nuevo y sabía que ganaría. Podía darle dos años de mi vida como amigos a Marlene y estrechar los lazos afectivos con mi hija, lo había considerado seriamente como una opción real en mi vida. Casi se me hace imposible que este a punto de casarme y sentar cabeza con la mamá de mi hija, pero no porque la ame, si no porque hago esto por amor a Hanna. Debería haberle dicho que ni de broma me iba a obligar a casarme con Marlene. Aunque era guapa, tres años más joven que yo y era muy divertida, simplemente no la amaba. Solo teníamos una hija juntos, eso era lo único que nos unía. Dos años de mi vida, que trataría de que pasaran lo mas rápido posible, para divorciarme y poder casarme con Hanna. Ella tendría 40 y yo 30, pero eso no importaba, aunque a ella si que le importaba demasiado esa notable diferencia de edades. Siempre me trataba como si fuera su hermano pequeño, jamás me había visto como un amante o novio potencial y lo había dejado claro infinidad de veces. Las veces que me aventuré a acorralarla para besarla o para tratar de hacerle el amor siempre se burlaba de mí. Los besos entre los dos primero fueron inocentes, pero después subimos juntos la intesidad. Recuerdo el día que por primera vez la besé de forma apasionada y pensé que podría hacerla mía por fin. Nos habíamos mojado metiendo a sus perritos a sus casas. Corrimos a la casa cuando más fuerte caía la lluvia, pero en el trayecto ella se resbaló por lo mojado del pasto y se cayó. Corrí a levantarla y la regañe por estar descalza. "Ayudame a levantarme y no me regañes niño." Me dijo ella entre risa y dolor, pues se había dado un sentón muy doloroso. Le ayudé a levantarse y entramos empapados y escurriendo a la estancia de su casa. Con las manos entrelazadas, subimos despacio la escalera de su casa. La acompañe todo el trayecto a su habitación con la vista fija en sus pechos, pues la blusa blanca que traía se había vuelto casi transparente con la lluvia revelando esa vista tan deliciosa de sus pechos suaves y llenos. Tenía el pelo pegado a ambos lados de la cara y se ponía una mano en su trasero sobándoselo por el golpe que recibió. Le paso la mano por la cintura y antes de que llegaramos a su habitación, abrí la puerta y le ayudé a entrar. Ella creyó que estaba siendo caballeroso, como me dijo después, pero la verdad es que estaba cumpliendo mi perversa fantasía. Le puse seguro a la puerta, aunque sabía que nadie entraría pues Hanna vive sola. Ya llevaba un buen tiempo dándole besos, el primero fue sin querer, el segundo fue una muestra de cariño, los demás fueron porque yo quise. Ahora quería hacerla mía si podía. Le pase el brazo por la cintura y la atraje hacia mi sin importar que estuviéramos fríos y mojados. Sostuve su cara con una mano y incliné despacio para besarla. Ella no se retiró ni echo la cabeza hacia atrás como otras veces, parecía que de verdad quería que pasara algo entre los dos. Ya le había dicho que me sentía atraído por ella, pero Hanna jamás me dijo lo mismo. Sus fríos labios me recibieron, ladeé un poco la cabeza y ambos cerramos los ojos ante el placer. En su habitación donde yo había estado cientos de veces antes, ahora quería demostrarle que podía ser el mejor de sus amantes. Su cuerpo era perfecto, firme y suave a la vez por la natación. Aunque era más alto que ella siempre lograba abrazarla por la cintura. Hanna tiritaba de frío y de excitación, lo podía sentir y mis dedos buscaron quitarle la blusa. Nos separamos un segundo y yo me quite mi playera también. Ahora ella buscó mis labios y me apretó a su cuerpo agarrándome por el pantalón. Le quite el bra que estaba empapado igual y sus pechos se pegaron contra mi pecho, que ahora estaba mas firme y marcado, todo gracias a ella y era para ella. Nuestras respiraciones se agitaron increíblemente, pero yo era el más excitado. Hanna de vez en cuando apartaba sus labios de los míos y me daba una sonrisa malvada. Eso solo lograba encenderme más. Subí las manos a sus pechos, los acaricie con devoción, eran más grandes de lo que esperaba y tenía duros los pezones. Sentí una de sus manos tratando de desabrocharme el cinturón y el pantalón. Deje que lo hiciera y con una mano hice lo mismo con lo su pantalón, no iba a parar hasta poder tenerla debajo de mí. Quería demostrarle que no había brecha de edades a la hora de hacerle el amor. Unos ligeros gemidos de le escaparon de su boca y la abrace mas fuerte para besarla con mas intensidad. Justo cuando creí que por fin íbamos a hacer el amor, me empujó apartándose de mi y me ordenó que fuera a bañarme a la habitación de invitados. Hanna se puso su bata y caminó a su baño, dejadome con mi m*****o erecto. Me quedé sin saber que había pasado como un idiota. Cuando terminamos de vestirnos y arreglarnos, me dijo muy seria. "No se volverá a repetir jamás oíste niño?" Su actitud me desconcertaba, porque pensaba que de verdad me deseaba, pero solo me picaba. Pero todo eso estaba por cambiar, porque este día estaba decidido a decirle que si me casaría con alguien sería con ella. Apresuré mis pasos y la casa de Hanna apareció frente a mi. Me quedé un minuto de pie pensando y repasando todo en mi mente. En ese momento crucial dejé de sentir la excitación del recuerdo que tenía hace unos segundos en mi mente. El recuerdo de sus pechos en mis manos y mi decepción dolorosa ese día... Y otros días subsecuentes. Ahora solo sentía nervios y un nudo en la garganta que me estaba impidiendo avanzar. Miedo de lo que me iba a decir y miedo de que me forzara a hacer algo que no quería. "Bueno, aquí voy." Dije tomando inhalaciones y exhalaciones profunda. Con la neblina a mis espaldas y abrí la puerta de la casa de Hanna para enfrentarla por fin. La casa parecía abandonada hace años y eso solo incremento mi miedo... ***By Liliana Situ***
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