Las Sepulcrales
Los cinco amigos acababan de cenar, cinco hombres de mundo, de cierta edad, ricos: tres de ellos casados, los otros dos seguían solteros. Quedaban todos los meses para rememorar su juventud, y después de la cena les daban las dos de la mañana charlando. Siendo amigos íntimos y disfrutando de su mutua compañía, acaso encontraran allí las mejores noches de su vida. Conversaban de todo, de todo lo que ocupa y entretiene a los parisinos. Daban, y en esto no eran diferentes a cualquier otro salón, una especie de repaso oral de la lectura de los diarios de la mañana.
Uno de los más alegres era Joseph de Bardon, soltero que vivía la vida de París de la manera más intensa y fantasiosa. No era ni un calavera ni un depravado, si acaso un curioso, un hombre jovial todavía joven: ape
