Sabía que, con mi aparición y mi carácter inquieto, había puesto en peligro a todos los miembros de la familia de Stepan. También les he impuesto el bebé. No me llamaban a las casas para ayudar a los enfermos. Algunos, los más desconfiados, hasta tenían miedo de comprar los peces que pescaban los hijos mayores de Stepan. Los ingresos de mis amigos empezaron a derretirse como la nieve en el asfalto en primavera. Me rompí toda la cabeza buscando cualquier forma de hacer algo. Podríamos volver a participar en la competición de guerreros, pero había que esperar casi una semana para la feria de Moksha. Y el estado de ánimo antes del juicio sobre mi buena conducta no me daba ni alegría, ni fuerzas, nada.
Para distraerme de los pensamientos tristes, cogí la cesta y fui al bosque. "A lo mejor voy a traer algunas setas, es todo lo que puedo hacer”, - pensé cuando estaba en el bosque. Eran finales de octubre y la gran hora de las setas ya había pasado, así que tuve que buscar mucho y entrar muy adentro para tratar de conseguir una cesta llena. Tenía ganas de volver cuando un gran jabalí se me cruzo de repente. Ojos rojos, colmillos grandes, pelo n***o y grandes patas. ¡Era un jabalí! Lo vi en el zoo. Él me miraba y yo lo miraba. No sé quién de nosotros tenía más miedo en ese momento. ¿Yo o el? Yo seguramente más que él, porque yo era mucho más débil. De repente, de los arbustos salió disparada una lanza y atravesó su costado con una gran fuerza. La bestia, del dolor gruño, se puso a las patas traseras y se movió por inercia hacia mí. Si no hubiera saltado a un lado, me habría aplastado hasta morir. Por colmo apareció una cabeza del lobo de los arbustos. "¡Mamá!"- grite yo, sentía que los nervios y la conciencia estaban en el límite. De repente oí la voz de alguien cerca: "¡Yar! ¡Hacia mí! " El lobo se alejó de mí. No podía aguantarme de pie y me senté bajo un árbol. Se acercaron dos pares de pies, unos eran humanos de alguien con botas altas y otros de caballo. Levantarme la cabeza para ver a mi salvador no tenía fuerza, estaba temblando. No me creía que aún no estaba desmayada.
- ¿Estas bien? - Me preguntaron las botas.
- Sí, - apenas susurré, porque mi voz tampoco tuvo fuerza, después del gran susto. Sentí que las manos fuertes de alguien me levantaban y me detuvieron a la altura de los ojos sonrientes del guapo, el mismo que gané en el combate. "¡Es un día de sorpresas!”, - pensé.
- ¡Oh! Así que tú eres el Oksia del Norte, - se rio. - ¿Qué estás haciendo aquí?
- Bueno, me he ido a buscar setas en el bosque", - respondí groseramente, cuando me recuperé, - ¿Y tú que has olvidado aquí?
"Bueno, porque he hecho sentir mal al hombre que acaba de salvarme la vida. Primero no es bonito, segundo no es respetuoso y tercero el me gusta “. - Pensé que era tarde. El guapo estaba riéndose a carcajadas, hasta por un momento pensé que se iba a sentir mal.
- Eres la chica más increíble del mundo. ¡Otra si fuera en tú lugar moriría de miedo, y tú tratas de hacerme enfadar!
- Lo siento, pero lo menos que esperaba era verte aquí, - intenté ocultar mi enfado a mí misma, - y en realidad me asusté mucho. Nunca había visto un jabalí tan grande.
- Bueno, no es tan grande, el mes pasado fue, sí, grande, incluso Yar se asustó “, - explicó, dando una palmada a su perro-lobo. - ¿Así que estás viviendo aquí cerca?
- Sí, en la aldea. En la familia Stepan, el leñador. - Respondí sin ocultarlo.
- ¿Te acompaño a casa? - Me propuso el, - que ya está oscureciendo.
- Bueno, para hoy, las situaciones de estrés son suficientes para mí, - acepté yo, pensando que él me llevaría en su caballo.
Me miró de manera extraña, y diría que desconfiado. "¡Soy estúpida! Tengo que hablar sencillo, no ser tan inteligente “, - pensé.
- Así estamos hablando en el Norte - intenté arreglarme.
- ¿De qué tierras eres? - de repente pregunto él.
“¡Así que te atraparon! Este caballero no es tan simple como los del pueblo. Tiengo que estar atenta con él.”- pensé.
- No importa, ¿qué vas a hacer con el jabalí?, - pregunté, tratando de cambiar de tema.
- Eso tampoco importa. Así que no me contestaste, - insistió.
Así que primero hay que decir algo parecido a la verdad. Recogí las setas caídos de la cesta.
- Hace un mes, yo y mi familia navegamos por el río. Hubo lluvia y viento. Nuestro barco encallo en las piedras y todos murieron. Soy la única que sobrevivió. No sé cuánto tiempo he andado, pero finalmente llegue a casa de Stepan. Me acogieron, me dieron de comer, y ahora les estaré agradecida toda mi vida, - contaba yo, mientras salíamos del bosque.
¿Entonces llegaste por el río? - preguntó.
- ¿Por qué me estás interrogando? Ni siquiera sé tu nombre, y tú quieres que te abra el alma, - yo intente alejarme de el a otro lado del caballo.
- Perdoname. ¡Vamos a conocernos! ¡Mi nombre es Iván! Iván Novgorodsky, - dijo y me tendió la mano.
Quería apretarla, pero me metí el pie en un agujero, y si Ivan no me hubiera cogido con sus manos fuertes, yo caería y no me hubiera apretado y no me hubiera besado. Aunque es mejor que me haya roto la nariz, no lo que muchos químicos cínicos llaman un cóctel de feromonas, dopamina y oxitocina que explota en nuestro cerebro. ¡Que! Mi cerebro explotó de manera que no se detectó ninguna lógica hasta que mis pelos se enrollaron en su collar. Me dolió y me avergoncé. Él lo sentía por mí y estaba tratando de ayudarme a liberarme. Todo el cuadro le hacía reír. Pasamos así minutos. Por fin, libre, me he enderezado y he dicho como un ultimátum:
- ¡Ni siquiera a una milla te acerques a mí con esta ropa!
- ¿Y sin ropa?
Sonreía mirándome a los ojos.
- Y sin ella, mejor dos millas, - también me reí.
- ¿Qué te atrae a mí también? - dijo el con voz baja.
- ¡Ni lo sueñes! - exclamé, y me di cuenta de que quedaba poca distancia a la casa, - No hace falta acompañarme más, ya estoy en casa. Gracias, Iván. Tal vez nos vemos algún día - me despedí y fui directa a la chabola.
- ¡Prometo que nos veremos! - gritó.
Oí a las espaldas como mi caballero guapo se alejaba de mi en caballo.