Detallando su habitación me percataba que efectivamente se había marchado, había desalojado como si le hubiese sucedido algo. Saliendo de su habitación hacia la sala común en la que solíamos pasar gran parte del tiempo me encontré con mi bolso. En ese preciso momento recordé cuando lo deje en su auto, nos bajamos del vehículo tan rápido que lo había olvidado. Teniéndolo en mano busque mi teléfono para contactarla. Marque infinidad de veces su número telefónico, sin embargo, no obtuve ningún resultado, las llamadas iban directo a buzón de voz, por tal motivo tome asiento y empecé a leer la nota que había encontrado.
“Debido a lo ocurrido la noche anterior tome la decisión de vivir aparte, no pretendo compartir mi espacio con una traidora. Creí que éramos amigas, pensé que el código que im
