Flynn se fue, todo sonrisas, y yo subí a cambiarme. Ya no necesitaba c******r mi trasero en un vestido corto. Él no me estaba mirando, de todos modos. Le tomó mucho más tiempo de lo que pensábamos en regresar, pero conociéndolo, debió de haber dos ancianas a las que él necesitaba para ayudar a cruzar la calle y al menos una persona sin hogar a la que le tuvo que comprar comida.
Regresó y nos sentamos juntos a cenar. Papá estaba a punto de desmayarse de hambre, así que mamá le sirvió primero. Todos comimos y hablamos y papá pasó las bebidas. Flynn se había sentado a mi lado y cuando papá me pasó el whisky, él me lo pasó directamente a mí.
—¿Qué está pasando, hijo? ¿No vas a beber hoy? —preguntó papá, como si no beber fuera motivo de preocupación.
—No, gracias, conduciré esta noche. —Cortésmente declinó con una sonrisa. Eso fue extraño, porque su casa estaba a solo diez minutos a pie de la nuestra. Tomé el whisky y se lo pasé a Josh.
—¿Tú también? ¿No vas a beber? —Papá me preguntó y mamá le dio una palmada en el brazo.
—Te dije que la nena tenía esa cosa de la cabaña en el bosque. —susurró tan fuerte que todos en la mesa lo escucharon.
—¡Sí claro! ¡Eso! Cuídate, OK… —Papá hizo una cara de 'No me gusta, pero ya eres una mujer adulta, y tengo que mantener la boca cerrada'. Me mordí los labios y contuve la risa. Mamá acaba de ayudar a mi causa. Le dije que iría con las chicas y bebería toda la noche.
Miré a mi lado, y Flynn estaba felizmente comiendo su comida. Hacer que a Flynn le den celos... todavía no funcionaba.
—¿Por qué no pasas la noche aquí? No nos importa. Puedes tomar la habitación de Chloe. Ella no estará aquí, de todos modos. —Papá se ofreció, y me maldije de nuevo. El día que me voy mi papá lo invita a dormir a mi cuarto.
«Perfecto».
—Gracias, pero no gracias. Ya tengo planes para mañana por la mañana. Quizás la próxima vez. —Volvió a rechazar la oferta de papá.
—Yo sí tomaré. —Josh llenó un vaso y lo levantó en el aire. —¡Por muchas más fiestas como esta! —Él vitoreó, y todos lo seguimos.
La cena terminó y usé el baño antes de despedirme de mis padres con un beso y salir. Una vez fuera, vi el auto de Josh y la camioneta de Flynn bloqueando mi camino. Regresé y le grité a Josh.
—¡Mueve tu auto, Josh! ¡Tengo que irme!
—¡Muévelo tú misma, estoy borracho! —fue su respuesta. Maldito idiota.
—¡Yo lo hago! Estaba a punto de irme, de todos modos. —Flynn ofreció, y yo lo sabía. Una vez más, el Sr. Buena Gente al rescate.
Caminé para abrir la puerta del conductor cuando noté que dos de mis llantas de ese lado estaban pinchadas. Mi cerebro tardó un par de segundos en procesar la situación.
«¿Cómo diablos?».
—¡¡Papá!! —grité horrorizada pero no obtuve respuesta.
—¡No! No no no no. —Le di una patada como si eso ayudara a la causa.
«¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora?».
—¡Papá! ¡Mis llantas están pinchadas! ¡Papá! —grité, y él ignoró mi culo. Flynn salió primero y me encontró en medio de mi colapso.
—¿Qué pasó, Chloe? —Salió de la casa, luciendo preocupado.
—¡¡Mis llantas!! ¡Dos de mis malditos neumáticos están pinchados! —Hice gestos exagerados. —¡Tengo repuesto para una, pero no para dos! ¿Qué carajo? —hablé rápido, y él se acercó.
—¿Espera, qué? ¿Qué quieres decir? —Caminó hacia el lado del conductor para verlo por sí mismo. —¡Santos hongos shiitakes! ¿Cómo rayos conseguiste pinchar dos neumáticos? —preguntó, como si fuera mi culpa.
—¿Cómo diablos se supone que voy a saberlo? ¡Eso no fui yo! —pronuncié desesperadamente más fuerte y señalé la jodida goma desinflada con ambas manos.
—¿Los llenaste de aire antes de regresar de la universidad? Ya sabes cómo les afecta el clima frío. —preguntó, y me sentí estúpida.
—No, no sabía que tenía que hacerlo. —La razón número uno del por qué a los mecánicos les encanta estafar a las mujeres. Yo pagaría cualquier cosa por que lo arreglaran y no lo explicaran.
—Oh, bueno… estás acabada. No creo que podamos conseguirte neumáticos ahora. Todo está cerrado. —Flynn tenía una cara extraña, como si quisiera hablar en serio, pero aún estaba sonriendo.
—¡OH NO! ¿Me estás diciendo que tengo que despedirme de mi acogedora cabaña en el bosque? —Fingí llorar y Flynn sonrió y se encogió de hombros.
«Tan jodidamente desafortunada».
Golpeé mi cabeza contra el auto, y él se rió.
—¿Sabes qué? Si de verdad tienes tantas ganas de ir, ¿por qué no te llevó allí, te dejo y estaré al pendiente? Puedo recogerte mañana por la mañana o cuando lo necesites. ¿De acuerdo? —sugirió con una sonrisa amistosa e hice grandes ojos de cachorro hacia él.
—¿Está seguro? Creí que habías dicho que tenías planes. —Me preocupé porque sabía que era demasiado bueno para su propio bien.
—Los tengo. ¿Pero sabes qué? Tú eres más importante. Tampoco vas demasiado lejos, ¿verdad? —mencionó dulcemente, y mi corazón se derritió. Yo era más importante.
«¡En tu cara, planes matutinos! Esta chica aquí es más importante».
—¡Sí! —chillé. —No está tan lejos, unos cuarenta minutos más o menos al norte. ¡Muchas gracias! ¡Eres el mejor! —Lo abracé con fuerza y él me devolvió el abrazo.
—Saca tus cosas de tu auto y ponlas en mi camioneta. Le devolveré las llaves a Josh y le diré a tus padres que te voy a llevar. —Frotó mi espalda antes de dejarme ir. —¡Ay! Y por favor envíeme un mensaje de texto con la dirección para que pueda ponerla en el GPS de mi teléfono. —pidió Flynn mientras entraba a la casa y presionaba un botón para abrir el seguro de su camioneta.
—¡OK! —respondí emocionada y fui a sacar mis cosas de mi auto. Moví mis dos maletas a su camioneta y las tiré en el asiento trasero. Él tenía algunas cosas cubiertas allí con una manta y yo puse las mías encima.
Saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto con la dirección. Mientras esperaba que regresara al auto, ajusté nerviosamente los ventiladores y exploré alrededor. Moviendo mi pierna, escuché un sonido de plástico, así que me agaché debajo de mi silla y encontré una bolsa de plástico envuelta alrededor de una pequeña caja y algo más. Lo desenvolví y abrí la bolsa negra para encontrar una caja nueva de condones Magnum y un tubo de lubricante dentro con el recibo. Leí el recibo, y era de hace dos horas, justo a la misma hora en que fue a enviar ese plato.
¡Santa mierda! Sus planes eran follarse a una chica, y simplemente lo arruiné...
«¡JODER, SÍ!».
Me eligió a mí en lugar de a la tota. ¡Dijo que yo era más importante! ¡Sí! Ahora sé por qué estaba tan convencido de que estaría ocupado por la mañana. ¿Cuántos eran estos? ¿Treinta y seis condones? ¿Cuántas veces planeaba hacerlo?
«¡WA, JA, JA!».
Estaba celebrando mi pequeña victoria cuando lo ví abrir la puerta principal y volví a poner todo en la bolsa, la envolví lo mejor que pude y metí esa mierda debajo del asiento. Flynn caminó con su teléfono en la mano y se subió a la camioneta.
—¿Lista? Ya tengo la dirección. Me mostró la pantalla con una sonrisa.
—Tan listo como podría estarlo. —bromeé, y él puso el celular en el soporte en el tablero. Flynn encendió el camión y estaba a punto de ponerse en marcha cuando se detuvo.
—¡Oh! La seguridad siempre va primero. —Sonrió dulcemente y se acercó mucho a mí. Estaba a punto de cagar un ladrillo cuando tomó mi cinturón de seguridad y me abrochó. —¡Ahí está! Estamos listos para irnos ahora. —Usó su tono de voz de maestro conmigo y me reí. Se puso el cinturón de seguridad y empezó a conducir.
Tendríamos unos cuarenta minutos para nosotros y yo sabía que quería hacer las bromas habituales y molestarlo. Encendí su radio y busqué una estación de radio con las canciones más sucias que pude encontrar. Una vez que lo hice, canté junto con la música, gemidos de fondo y sonidos lascivos incluidos. Eso duró unos quince minutos. Él no se inmutó. Siguió conduciendo como si no pasara nada.
—¡Hey, Flynn! Mamá me dijo que cree que estás saliendo con alguien. ¿Es eso cierto? —mentí, golpeé su codo con el mío y acerqué mi rostro a él. —¿Ah?
—Creo que debes haber oído mal. Todavía no estoy saliendo con nadie. —Me miró y me dio una sonrisa suave.
«Así que no iba a admitirlo. OK entonces».
—¡Ay! ¡Qué día! ¿Puedes creerlo? ¡Dos llantas ponchadas! —dije con un estiramiento y abrí la cremallera de mi chaqueta. En el interior tenía una camisa corta que terminaba justo debajo de mis senos y mis leggins ajustados hasta la cintura.
Me miró y jugueteó con los botones del tablero. —¿Estás caliente?
«Dímelo tú».
—No. Estoy bien. No te preocupes. Es solo que me siento más cómoda así. —mentí de nuevo e hice lo mejor que pude para parecer seductora. Él asintió y siguió conduciendo.
«Otro fracaso».
—¡Entonces! Nunca me dijiste por qué te dejó la última chica. —le pregunté mientras miraba mis largas uñas nuevas.
—Te lo dije… por lo mismo de siempre… —murmuró de nuevo, pero quería probocarlo.
—Sí… ¿Pero qué era eso de 'lo mismo de siempre'? Nunca me dijiste. ¡Vamos! Somos amigos. ¿No? —insistí, probando mi suerte.
—Bueno, supongo que ya eres lo suficientemente mayor. —respondió, y me sorprendió que incluso lo considerara.
—¡Lo soy! —dije con orgullo.
—Es bastante vergonzoso, en realidad. —Flynn se rascó el cuello. ¡Espera un maldito minuto! ¿De verdad iba a decírmelo?
—No te preocupes, no me reiré. ¡Lo prometo! —Le supliqué esperando que lo convenciera y él aseveró.
—Bueno... Todo va bien con las damas hasta que... tengo sexo con ellas. —confesó, y me preocupé. ¿Qué diablos era tan torcido en sus gustos que asustaba a todas las chicas con las que salía?
—Ok… —Extendí el sonido de la 'k', y él me miró.
—¡Oh, no! Puede que no sea lo que crees que es. Es algo que sucede justo antes de que yo... ya sabes. —explicó vagamente, y negué con la cabeza.
—¿Antes de que, qué?
—Ya sabes… antes de que yo… —Siguió evitando decirlo, así que descaradamente lo mencioné.
—¿Antes de eyacular? ¿Antes de correrte, tener un orgasmo, estremecerte de placer, disparar tu semilla? —bromeé.
—Sí, justo antes de eso. —Sus orejas se estaban poniendo rojas.
—Entonces… —Quería que siguiera hablando.
—¿Entonces qué? —Flynn se anduvo con rodeos.
—Entonces, ¿qué sucede justo antes de que tus piernas tiemblen de placer y roses a tu pareja con tu néctar de amor? —Seguí bromeando. Debería dejar de leer novelas románticas calientes.
—Oh, yo... gimo el nombre de una chica. —dijo simplemente.
«¿Eso era todo?».
—Y a todas esas chicas no les gustó que gimiera sus nombres porque… —pregunté, un poco confundido y él negó con la cabeza.
—Ese es el problema. No gimo sus nombres. —Flynn se rió entre dientes, —Yo gimo el nombre de otra chica. —mencionó como si no fuera nada importante y me quedé sin aliento.
«¡Hijo de puta! Yo también le habría pateado el culo».
—¿Cómo pudiste? —Actué sorprendida, pero en realidad lo estaba. Se encogió de hombros de nuevo.
—No puedo evitarlo. Simplemente sale disparado.
—¿Es por error? ¿Diferentes nombres? ¿No recuerdas el nombre de la chica, o qué? —seguí preguntándole, y él solo sonrió.
—No. Es el mismo nombre todo el tiempo. Lo malo es que pienso en ella todo el tiempo y fantaseo con ella mientras tengo sexo con otras. Lo sé, soy una persona horrible. He tratado de no hacerlo, pero cada vez que ya lo estoy haciendo, sucede. —dijo, presionando sus labios, y me preocupé. Había una chica que ocupaba todos sus pensamientos de esa manera.
—¿Quién es ella? —pregunté en voz baja y triste, y sus ojos se encontraron con los míos.
—¿Quién es quién? ¿La chica en la que pienso cada vez que tengo un orgasmo? —preguntó lo obvio.
—Sí. —Volví a expresar con tristeza, mis labios casi formando un puchero.
—Oh, ella es alguien que está fuera de los límites. O lo estaba, debería decir. —se rió tímidamente.
—¿Qué quieres decir con fuera de los límites? ¿Es una prima o algo así? —Mejor que no sea...
—¡Oh, carambolas, no! Eso no, Cloe. —aclaró rápidamente.
—¿Está casada? —Mis ojos se abrieron. Flynn se rió de nuevo.
—¡No! ella no lo esta. Sin embargo, espero que lo esté pronto. —Flynn se rió de su broma interna y yo me quedé allí con una expresión confundida en mi rostro.
—Si ella no es pariente y no está casada, ¿por qué está fuera de los límites, de nuevo? —pregunté, y tragó saliva. Sus ojos se movieron a la distancia antes de morderse el labio superior.
—Ella… Ah… Ella es alguien que está cerca de mí. Yo… —vaciló, y yo asentí.
—¿Así que saliste con ella antes y ahora no puedes quitártela de la cabeza? —adivine. Pensé que seguro que había dado en el clavo, pero negó con la cabeza.
—Para ser honesto... nunca la he tocado, ni siquiera la he besado. —respiró hondo y apretó el volante con más fuerza.
—Entonces... ¿por qué no puedes dejar de pensar en ella? —¿Por qué estaba tan obsesionado con ella?
—¡Porque ella es una cretina! —Parecía enojado.
—¿Una cretina? —me reí. —Una cretina, ¿cómo? —pregunté, riéndome, y él apretó la mandíbula.
—A ella... le gusta burlarse de mí. —Él asintió, y me reí más fuerte.
—¡Y quieres azotarle el culo pero no puedes, porque ella está fuera de los límites, así que solo te quedas caliente y cachondo con la polla dura! —Me reí más fuerte y esta vez él se rió conmigo. Karma era una perra. Él me tenía toda frustrada y alguien más lo tenía igual de frustrado, o incluso peor.
—No tienes idea de la clase de cosas estúpidas que hago por ella. —habló en voz baja como si estuviera hablando consigo mismo. Tenía curiosidad acerca de quién era ella y qué ella hizo para tenerlo así.
—¿Qué te hizo ella? Vamos, dijiste que estaba cerca. ¿Quién es ella? Debo conocerla, ¿no? —probé suerte una vez más. Volvió a negar con la cabeza.
—A ella… le gusta… vestirse sexy y mostrarme su cuerpo. —Se pasó una mano por el pelo rubio con dureza. —Usa los pantalones más cortos y las camisas más pequeñas, para volverme loco. —Apretó la mandíbula de nuevo. Espera un minuto. Me miré y algo hizo clic en mi cabeza.
«¡Santos hongos shiitake!».
¿Podría ser? ¡No! ¿Podría ser? Esto no puede ser cierto. ¿Era yo? Él nunca me miraba. Ni una sola vez. Tenía que confirmarlo.
—Y ella es cercana a ti, como decir... ¿la hermana de un buen amigo? —Probé mi suerte una vez más con los ojos muy abiertos mirándolo, y él asintió. Él jodidamente asintió.
—Algo así… —Confesó, y sentí que estaba a punto de vomitar mi corazón. ¡Mierda! ¡Le gusto! Le gustaba tanto que solo podía correrse si pensaba en mí. ¡Mierda! ¡Todas esas cosas estúpidas que hice, todas funcionaron!
¡Espera! Él nunca me lo dijo. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no dijo nada hasta ahora? ¿Era mi cita? Si estaba tan celoso, ¿por qué me llevaría allí él mismo?
Miré por la ventana y no pude reconocer hacia dónde nos dirigíamos. Fruncí el ceño y él mantuvo la mirada fija en la distancia. Pasamos por un letrero y tenía el nombre de un pueblo que estaba al sur de la casa de mis padres. Muy al sur. Me estaba llevando en la dirección opuesta.
Entrecerré mis ojos y él los evitó.
—El invierno es una estación tan hermosa, ¿no? —dijo en un tono alegre y mis ojos se entrecerraron más.
—Flynn, ¿adónde me llevas?
—Hacia dónde me está dirigiendo el GPS. —Señaló la pantalla. La miré y luego a él.
—¿Y, a dónde es eso?
—La dirección que tenía en mi teléfono. —mencionó, como si fuera lo más obvio. Quería reír. Ni siquiera podía hacer una mentira adecuada. Este era Flynn, así que no estaba preocupada.
«¡Esperar! ¡Él pinchó mis neumáticos!».
Le di una mirada oscura y siguió conduciendo como si nada hubiera pasado. Iba a hacerle pagar por ello.
—¡Bien, porque no puedo esperar para llegar allí y que me destrocen el coño! —Me recliné en el asiento y pasé un dedo por mi camisa corta. —Ya sabes… completa y absolutamente dominada. Quiero que me azoten fuerte y sin piedad. Que me ahorque mientras me folla como el demonio. —Miré hacia otro lado. No podía decir lo siguiente con una cara seria. —Él me envió algunas fotos de su polla y… —Presioné mis dedos pulgar e índice en mis labios y lancé un beso de chef al aire. —Esa polla se ve deliciosa. —El cuero del volante crujió bajo su mano y apretó la mandíbula con fuerza.
Él tenía razón, yo era una cretina. Apartando la mirada de él, me mordí los labios y contuve la risa. Me iba directo al infierno por molestar a este santo. Sabía que debía dejar de molestarlo, pero no pude evitarlo. Esto estaba muy divertido, así que seguí adelante.
—Nada como follar sucio y sin plástico. El mejor sentimiento de todos. —Apoyé la cabeza en el respaldo del asiento. Y él frunció el ceño. Jodidamente frunció el ceño. Eso nunca sucedía. No pensé que su cara pudiera hacer eso.
—¿Qué quieres decir con “sin plástico”? —preguntó con una voz seria que no había escuchado antes y recordé la caja de magnums debajo de mi asiento. Le gustaba la seguridad.
—Exactamente como suena. ¡Sin plástico que me impida sentir esa polla! —Pasé teatralmente una mano de mi cuello a mi pecho y él se echó el pelo hacia atrás con dureza, dejando caer la mano con fuerza sobre el volante después.
«¡Oh, mierda! Creo que está enojado».
—Eso no es seguro. No hagas eso. —Su tono sonó como una orden. Sí, estaba enojado. Debería haberme detenido allí, pero no lo hice.
—¡Oh! Está bien. Es totalmente seguro. La polla sin protección es lo mejor. He estado tomando la píldora durante años. —Esa parte no era mentira. Me ayudaba a regular mis periodos, por eso siempre lo tomaba. —No planeo quedar embarazada. —Continué, y él permaneció en silencio. Dio un giro más brusco de lo que debería y el GPS anunció que nuestro destino estaría a nuestra derecha. Estábamos en medio de la nada.
Llegó allí, aparcó el coche y me miró.
—Nunca lo hagas sin protección. No es solo un embarazo, también podrías enfermarte. —dijo serio, y me reí. Eso lo enojó aún más. Se hizo crujir el cuello y apretó el puño con tanta fuerza que también le crujieron los nudillos.
—¡Estaba bromeando! —dije entre risas, y él me miró con una expresión en blanco.
—No lo encuentro divertido. —Murmuró, y yo seguí riéndome.
—Lo siento... no puedo evitarlo. —Sostuve mi estómago y me incliné hacia adelante, resoplando como un cerdo. Flynn sostuvo su cabeza con ambas manos y respiró hondo hasta que ambos nos calmamos y dejé de reír.
—¿Dónde estamos? —pregunté mientras miraba por la ventana.
—Definitivamente no en esa puta cabaña, para que un tipo al azar pueda follarte sin plástico. —maldijo y me detuve en seco. Dijo puta. Como, la palabra real.
—Mira, Chloe… No podría llevarte allí. Sé que lo que acabo de hacer es estúpido e infantil, pero no podía dejar que hicieras eso.
—Ok, entonces… ¿A dónde me llevaste?
—Mi tío tiene una bonita cabaña muy cerca de aquí. Es tranquilo y en el bosque. No tiene una vista magnífica, pero se verá bonito por la mañana una vez que nieve.
—¡Espera! ¿Estás planeando dejarme aquí sola?
—No claro que no. Estaré contigo. Lo que pasa es que si nieva mucho, tendremos que quedarnos mucho más de una noche. —explicó, y no pude entender muy bien lo que quería decir.
—¿Por qué? ¿Este camión no puede conducir a través de la nieve? —Señalé lo que pensé que sería obvio.
—Podría si le quedara algo de gasolina. —Señaló el tablero y vi la luz del tanque vacío encendida.
—¿Cómo planeas llevarnos de vuelta? —¿Estábamos realmente parados en medio de la nada?
—Son las fiestas, Chloe, así que nadie está trabajando ahora. Podemos esperar y llamar a alguien por la mañana. Si el camino está despejado, alguien podría venir a ayudarnos. Por ahora, vayamos a la cabina, antes de que el camión se detenga, ¿de acuerdo? —Asenti.
—¿Qué vamos a comer? —Hice un puchero.
—Tengo comida en la parte de atrás. Cocinaré algo para ti. —Asentí sin pensar de nuevo. Él planeó esto. Debe haberlo planeado todo el momento en que le conté sobre mi arreglo.
«¡Espera un minuto!».
Mis pensamientos volvieron a la bolsa negra debajo de mi asiento. ¡Los condones! Mis ojos se abrieron. Esos eran para mi.
«¡Oh, carajo! Se quiere follar mi coño».
Mis ojos vagaron por el bosque desierto y me froté nerviosamente el cuello hasta que sus ojos se encontraron con los míos. Como si alguien hubiera apagado un interruptor, la ira de Flynn había desaparecido. Sonrió más ampliamente de lo habitual, levantó una mano y me estremecí antes de sentir la palmada en mi cabeza. Me quedé allí con los hombros torpemente encogidos.
—No te preocupes Chloe. Sabes que siempre te cuidaré, —sonrió diabólicamente antes de volver a enfocar sus ojos en el camino de tierra.
«¿Estaba yo en un lío?».