DIME CARIÑO UNA VEZ MÁS

2411 Words
AITANA —Esto es lo que ganas por haberme ignorado estas tres semanas, mi piccola sirena —mi cuerpo tembló y no precisamente de placer. Si no por la terrible frustración que sentí cuando él se alejó de mí. No sé si mis siguientes acciones fueron por instinto, pero no iba a permitir que el cavernícola, este me dejara con ese fuego que sentía en mi interior, sin saciarme y vengarme. Le enseñaría que no se puede dominar a un Guzmán Galeano. Posiblemente para él yo solo sea una obsesión, una chica a la que solo quiere dominar y tener a su disposición, pero conmigo se equivocó. Sabía muy bien cuál era su punto débil y en este momento era yo. No fue difícil que accediera y yo busqué mi propio placer lo más rápido posible con la intención de que él no logrará su clímax. Cuando logré dicho propósito me alejé de él con la misma rapidez que él lo hizo anteriormente, solo que esta vez corrí hacia el baño. No sin antes dejarle saber que se equivocó de mujer y me encerré poniendo pasador. Aproveche a darme un baño para quitarme un poco de la adrenalina que sentía en todo mi cuerpo. No sabía lo que me esperaba al abrir la puerta, pero debía hacerles frente a mis actos y principalmente a mis palabras. Salí de mi escondite y me topé con una escena que ni en las novelas de mis autores favoritos he leído, o al menos que dejan por fuera este tipo de detalles o descripciones. —¿Qué estás haciendo? —pregunté al ver lo que había hecho encima de mi ropa. —Un acto infantil, se soluciona con otro acto infantil —dijo limpiando su polla con mi camisa. —Eres un idiota. ¿Ahora que me pondré para volver? —dije con unas ganas asesinar al idiota. —¿Quién dijo que saldrás de aquí? —crucé mis brazos y lo vi con la ceja alzada. —Creo que ya podemos dejarnos de juegos, Ovidio, León o como quieras que te llame. Pasamos una muy bonita noche y te agradezco por enseñarme lo que se siente estar junto a un hombre y experimentar el placer en todo el esplendor de la palabra, pero ya es hora de que superes lo que sea que tienes conmigo. No seré la mujer que estará contigo cada vez que quieras y mucho menos que me trates como un objeto que estará a tu disposición para usar y desechar cuando quieras. Por lo que si querías repetir, ya repetimos, es hora de seguir con nuestra vida —conforme las palabras salían de mi boca, él se fue acercando a mí a paso lento, pero con su mirada fija todo tiempo en mí. Por un momento me sentí incómoda por la manera en cómo su intensa y turbia mirada me observaba, pero no baje la cabeza o deje de verlo en ningún momento. Ni para apreciar su enorme y musculoso cuerpo desnudo. —¿Crees que solo estoy aquí para acostarme contigo? Te equivocas, sirena —Tomó mi rostro entre sus manos para unir nuestros labios. Su beso fue delicado, y nuevamente hizo que mi corazón se acelerara al punto de querer profundizar más de ese beso y subir mis manos para acariciar su cabello. Por un momento olvidé que una toalla estaba sujeta por mis brazos y cayó de inmediato. Él me tomó en sus brazos y se sentó en la cama conmigo. Sin separarnos del beso hasta que dejo mis labios y pude ver sus ojos con otro brillo. Su cara estaba seria, pero sus ojos mostraban una calidez que me hacía querer no alejarme. —Antes de contestar a tu pregunta. Necesito que me contestes que sientes cada vez que te beso, cada vez que te abrazo de esta manera —me apretó con fuerza contra su pecho e inhalo el aroma de mi cabello—. Cada vez que recuerdas esa noche juntos ¿no sientes nada? La manera en cómo su dedo acariciaba mi mejilla no me dejaba pensar. Lo único que mi cuerpo deseaba era acomodarme sobre sus piernas y hacer muchas cosas. Sin embargo, su pregunta me retumbó un momento en la cabeza. ¿Qué sentía yo realmente? Al mismo tiempo venían a mí los días que terminé molesta porque él no me llamaba y la estúpida sonrisa que ponía en mi rostro cada vez que miraba su llamada entrando al día o dos. Mentiría si digo que no sentía nada cada vez que estaba cerca de él. Como lo acabo de expresar él ha despertado muchas cosas en mí que nunca había sentido, pero tenía miedo a la idea de que fuera algo que nos uniera como un boomerang. No deseaba preguntar a qué se dedicaba, porque sabía que su respuesta mataría dentro de mí cualquier tipo de vida a su lado. Al mismo tiempo que era mejor para mí no saber a qué se dedicaba, pero eventualmente tendría que preguntarle y solo me bastaba saber si era capaz de decirme la verdad o mentir para tomar una decisión. —No sé lo que siento. —Está bien si no sabes cómo te sientes, pero ahora deseo expresarte como me siento yo. Con esto me conformaba hace unos días, con volver a verte, volver a besarte y volver a tenerte entre mis brazos. Estoy seguro de que mis acciones o palabras, no hablen o expresen más, pero es la primera vez que me he sentido así y no sé cómo actuar. Lamento admitirlo, pero el león por fin ha encontrado a su domadora y ahora a lo único que le tengo miedo, es a perderte —sus palabras estremecieron todo mi interior. ¿Verdaderamente estaba admitiendo que estaba enamorado de mí? —¿Eso quiere decir que estás enamorado de mí? —no dude en preguntar. —No sé si aún es muy pronto para expresarlo de esa manera, pero de lo único que estoy seguro es que no te puedo sacar de mi mente. Traté de olvidarte y no pude, te metiste muy dentro de mi piel al punto que mi cuerpo rechaza a cualquier otra mujer —lo miré sorprendida por la manera en cómo no había mentira o algún rastro de ironía en sus palabras. Mi corazón comenzó a latir acelerado al saber cómo él se sentía. Me sentí molesta al saber esa última información. —¿Cómo intentaste olvidarme? —pregunté y sonrió. —¿Es lo único que dirás? —dijo dejando escapar una carcajada. —Si, según por lo que estás diciendo soy la mujer que ha domado a tu león, ¿no es así? —Asintió al mismo tiempo que su mano libero mi cabello de la toalla que lo envolvía. Mi piel se erizo al sentir el frío y húmedo cabello caer por mi espalda. —Si… —¿Entonces harás lo que yo te pida? —No abuses… —Tranquilo, León. Solo te iba a pedir que me dejes explorar mi sexualidad, déjame conocer más candidatos antes de tomar una decisión —sus ojos se abren al máximo y en mis adentros estaba por tirarme al suelo y poder reírme ante su expresión. El agarre alrededor de mi cintura se intensificó. Segundos después, su boca hizo contacto con uno de mis pezones. —¡Jamás! —rugio como todo león herido—. Creo que todavía no te queda claro lo que me haces sentir y lo que tu solo eres mía. Así que, tendré que demostrártelo y esta vez no te dejaré que escapes de mí —dijo comenzando un beso en mi cuello y sus manos amasaban mis senos. Haciendo que el deseo recorriera mi cuerpo de nuevo. —No habrá necesidad, porque, aunque no sea correcto quiero seguir sintiendo todo esto que mi interior siente por ti. Quiero más, necesito más —confesé abriendo mis piernas mientras sentía su mano descendiendo por mi abdomen. —No le pondremos nombre a lo que tenemos, pero solo seremos tú y yo, mi piccola sirena. ¿Estás de acuerdo? —preguntó en el momento que la yema de sus dedos me nublaban la mente al estar entre mis pliegues. Introdujo un dedo en mi interior. —¿Si o no, bella? —Si… —susurré y no lo aguante más. Me dejé llevar por sus caricias, sus besos y la manera en cómo su polla se movía en mi interior. Las palabras sobraban entre nosotros cuando le cedimos el poder a nuestro cuerpo de hacerlo. La mañana siguiente me despertó un delicado toque bajar por mi muslo. Al abrir los ojos miré al enorme hombre a mi lado, acariciando mi piel desnuda con una rosa. La noche fue de completo descontrol, mucho más que el de la primera noche juntos. —Buongiorno, Piccola. ¿Dormiste bien? —preguntó y yo asentí, acomodándome entre sus brazos de nuevo. —Se siente muy bien amanecer a tu lado —dijo dándome un delicado y tierno beso en la frente. —¿Quién eres, Ovidio? —me atreví a preguntar. —Un hombre al que tienes loco por ti —me acomodé para poder verlo a los ojos. Sin despegarme de su cuerpo. Dejé un beso sobre su pecho sin despegar mi mirada de la suya. —Hablo enserio. Creo que aunque no le pongamos nombre a lo nuestro, debemos conocernos. —Será mejor que no, no quiero perderte antes de haberte tenido —dijo dándome un beso en la nariz. —Solo haré una pregunta y quiero que me contestes con la verdad, por favor —suspiró para luego asentir. Yo hice lo mismo, la verdad es que la respuesta a la pregunta podría cambiar muchas cosas. Dudé en si hacerla, pero de igual manera la hice. —¿Has matado a alguien? —lo que no esperaba es que viéndome a los ojos respondería. —Si y a más de uno —una estúpida sonrisa se dibujó en mi rostro, pues había aceptado viéndome a los ojos. No lo sé díganme loca, pero ya era tarde para sacar a Ovidio de mi vida, mi corazón y sabía de que era capaz de aceptar sus peores pecados a la cara. Solo hacía que eso desconocido dentro de mí, revoloteara con mucha más fuerza e intensidad. Acaricie su mejilla y le di un beso. —Desde el dia que te conocí supe que estabas metido en la vida oscura, pero durante la noche entendí que será muy difícil nadar contra una corriente que siempre me traerá de regreso a ti. No me negaré el derecho a sentir esto en mi interior por lo que sea que tú hagas. Solo que debemos mantenernos a la distancia, se que las relaciones de este tipo pueden traer problemas y en muchos casos hasta la muerte. —¿Eso quiere decir que no te importa lo que haga o me dedique? —No, siempre y cuando no te mueras o estés en peligro de muerte. No podría vivir con tal incertidumbre —su mano tomó mi barbilla para elevarla y poder darme un beso en los labios. —¿Eres bipolar o algo así? —cuestionó con una sonrisa. —No, solo me gusta saber donde estoy parada y hacia dónde quiero ir. Por el momento, creo que ya es tarde cariño, y tengo que volver a mi casa —el rápidamente me abrazó con mucha más fuerza y nos rodó sobre la cama. Lo miré sin entender a qué se debió su arrebato—. ¿Qué pasó? —Me dijiste cariño —dijo con una amplia sonrisa. —Al menos que te guste que te diga cavernícola. Podemos volver a esa palabra. —No, me gusta como dices cariño, se te escucha muy tierno —besó mi frente y al instante nos separamos porque mi teléfono comenzó a sonar en mi cartera. —Debe de ser mi madre o mi abuela. Tengo que contestar —asintió y me puse de pie, esta vez no sentía tanto dolor, de hecho, me sentía rica, deseada, esplendorosa y super empoderada. Llegué a mi bolso y como lo había predicho, era mi madre. Su única frase fue, “Te quiero aquí en 20 minutos”. —¿Ya te vas? —Si, tengo que hacerlo antes de que mi madre haga la tercera guerra mundial. Ella regresa hoy a Zaragoza, si quieres podemos vernos más tarde para comer. —Te veré por la tarde, mi sirena. Deja que te preste algo de ropa. Una de mis camisas quedará como un vestido. —Ni me lo recuerdes, eres un cavernícola asqueroso. —Es tu culpa en algún lugar debía liberar la presión que dejaste en mi interior. —De acuerdo, cavernícola —me entregó la camisa y me la coloqué de inmediato. El se acercó una última vez a besarme y a apretar mi trasero. —Dime cariño una vez más —susurro en mi oído. —Adiós, cariño —dije dándome un beso en los labios para luego salir de su habitación. Lucio me mira de pies a cabeza y niega. —¿Otra vez te dejo sin ropa? —Con mi dedo le dije que se callara y acompañada con la mirada de voy a matarte en mi rostro. No me dijo nada más, solo me llevó rápidamente a mi departamento, donde ya me esperaba la señora Patricia con una taza de café en su mano y su rostro super serio. Ella me ofreció otra taza de café y finalmente dijo. —Ahora si señorita, cuéntame todo lo que sepas de él. - - - - - - - - - - - - - - - Mis hermosuras, hoy por la tarde tuve un accidente domestico. Moviendo un mueble donde me cayo un artefacto desde arriba. Ocasionando una abertura en mi cabeza que causo una leve contusión. acompañada de una puntada y que los doctores me recomendaran no estar detrás de la pantalla por mucho tiempo. Textualmente 3 días, es por eso que decidí esforzarme en concluir este capítulo y dejarles saber la situación. Muchas gracias por su comprensión en este momento y si quieren saber más en mi inst4gr4m y t¡kt0k @valeryArchaga encontraran mas detalles. Copyright © 2023 Valery Archaga / Valarch Publishing Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2312176410827
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD