Capítulo 6. Juicio

3794 Words
Danielle se dirigía a paso lento rumbo a la hacienda, y requería de un baño con urgencia. Desde la terrible tragedia se había visto muy atareada yendo de un lado a otro, por lo que casi no había dormido ni comido muy bien. Por eso consideraba que un buen baño caliente le devolvería las energías. Entre tantas desventuras, afortunadamente Sabina, fue lo suficientemente comprensiva para ayudarle ahora que más lo necesitaba. Por ello no le permitió renunciar a su trabajo. Considerando como estaban las cosas tanto con su familia como con Mia, Danielle no podía seguir en un turno de 12 horas, pues no le quedaría tiempo para nada. Debido a esto, había tomado la decisión de dejar su puesto, pues solo así consideró podría hacerle frente a cada uno de los problemas que se habían suscitado en su vida. No obstante, para su sorpresa Sabina se negó a dejarla ir tan fácilmente. Gracias a su buen desempeño y al tiempo, que aunque breve, había sido el suficiente para ganarse la confianza absoluta de su patrona. Esta se sentía tan a gusto con la chica, y le gustaba mucho su manera de trabajar que por ello no estaba dispuesta a dejarla partir, sobre todo si en sus manos estaba la manera de ayudarla. Pues además, tenía planes más adelante con ella. Ya no la veía solo como una cajera, si no como su futura encargada del mini súper. Así cuando ella tuviera que salir a resolver asuntos en la ciudad, podría dejar a alguien de su confianza a cargo, y Dany era la indicada. Por tanto, en cuanto Danielle le comunicó que tendría que dejar su empleo debido a una serie de terribles circunstancias que le estaban consumiendo y las cuales tenía que resolver cuanto antes, pues no podía dejar que terminaran por desbordarse, Sabina le ofreció trabajar 6 horas solamente, o si requería menos horas, estaba dispuesta a ayudarle, con tal de que se quedara. Ya una vez lograra resolver todos sus problemas personales, podría volver a tener el mismo horario que antes, sin ningún problema. Estaba consciente de que la paga sería menor, sin embargo, al menos con esa cantidad de horas menos, le quedaría más tiempo para sus asuntos y a la vez seguía conservando su empleo. Gracias al apoyo y comprensión de su jefa es que Danielle podría dedicarle más tiempo a Mia, ahora que tanto la necesitaba. Se sentía mucho muy agotada mientras literalmente arrastraba los pies para llegar a hasta la hacienda. Aun le faltaba un buen trecho por recorrer, y todo gracias a su necedad. Su padre, en sus idas y venidas, en una ocasión le ofreció su viejo vehículo para que tuviera con que trasladarse, pues Danielle se había negado a que su padre le comprara uno de lujo, tal y como se los había comprado a Allen y a Gisela. Ya no necesitaba ese vejestorio, pues con la buena cantidad de dinero que recibía de sus negocios, en la primera oportunidad, había adquirido uno nuevo, por lo que el viejo carcacho quedó recluido y olvidado dentro de la hacienda. Sin embargo, Danielle no lo consideró necesario, le gustaba caminar y moverse de esa manera por todo el pueblo. Pero con todo lo que había sucedido, ahora sí, le tomaría la palabra a su padre y comenzaría a usar el vehículo. Ya era necesario, pues estaba segura que dentro de poco se le acabarían las pocas fuerzas que le quedaban, pues física y emocionalmente estaba muy desgastada. Había demasiados asuntos inquietantes que le estaban inundando su cabeza. Por un lado estaba la fragilidad de Mia, le preocupaba sobre manera, pues cada día la veía más quebradiza y recluida en sí misma. Temía mucho que no pudiera sobreponerse a la pérdida de Dolores y que el dolor terminara por afectarla gravemente. El solo pensar en ello la ponía muy mal. Por lo mismo, tenía que buscar la manera de sacarla a delante. Eso por un lado, porque por el otro, estaban los problemas que se estaban suscitando y en grande dentro de la hacienda. Aquellas dificultades, para desgracia de Danielle cada día comenzaban a agravarse más y recaían sobre sus hombros. Allen rara vez se le miraba en casa, se la pasaba viajando con su amigo Fonsi, saliendo de juerga y deslindándose de cualquier responsabilidad. Debido a su ausencia, el carácter de Gisela se fue agriando aún más, al límite que endemoniada, le gritaba a todo mundo por cualquier cosa. Por ello y para el bien de todos, cuando Danielle llegaba a la hacienda hacía todo lo que estuviera en sus manos para evitar cualquier rose con ella. Era lo mejor, debido a su tan desgastada condición, prefería ignorarla por completo. Encerrándose en su habitación, lograba la mayor parte del tiempo escuchar sus interminables reclamos y amenazas. Gisela, simplemente estaba más enloquecida que nunca, por lo que lo más sano era solo ignorarla. Pero no lo hacía solo para ahorrarse un mal momento con ella, también lo hacía por su salud, pues se veía muy mal. A estas alturas, era fácil de deducir que Gisela estaba viviendo los últimos momentos que le quedaban. Debido a esto, prefería mantenerse alejada de ella y al margen, pues no quería terminar siendo la causante de que su estado se agravara aún más. En cuanto a Bri, asimismo le estaban sobreviniendo sucesos que le preocupaban. Desde que había conocido a Agustín, se logró contemplar un gran cambio positivo en su persona. Comenzó a tener una mejor alimentación, por lo que perdió peso. Su aspecto tan desaliñado había sufrido una gran trasformación, pues dedicaba más tiempo en su arreglo personal, por lo que se le miraba más segura de sí misma, incluso hasta más coqueta. En fin, trasmitía muy buena vibra pues tenía buen semblante y mejor ánimo que antes. Además, para sorpresa de todos, cada día salía algún sitio a pasear, por lo que fue dejando su encierro atrás. Pero misteriosamente, se había producido un retroceso. Algo terrible tuvo que haber ocurrido con su hermana, pues esta de repente volvió de nueva cuenta a su cautiverio, a descuidarse y a volver a atascarse de comida. Todo había vuelto a hacer como al principio, pero esta vez de una manera más crítica. Antes por lo menos hablaba con ella, ahora la sentía demasiado distante. Cuando tocaba a su puerta para preguntarle como estaba, esta algunas veces le respondía de buena manera que estaba bien pero que la dejara sola. En cambio en otras ocasiones le gritaba fúrica que se largara pues no quería ver a nadie. Y en algunas muy aterradoras, la escuchaba reír a carcajadas como una enajenada. De las pocas veces que la había visto, notó con tristeza que recuperó el peso perdido. Incluso estaba segura que había ganado más peso. Su aspecto era más deplorable que antes, pues parecía ya una indigente que viviera entre la basura. Observó muy preocupada y algo aterrada, momentos en que parecía que escapaba de la realidad. Pues de repente en una ocasión que la encontró en la cocina con un sándwich en la mano, Bri con la mirada perdida, contemplaba el ventilador que giraba sin parar en el techo. El aderezo se resbalaba sobre su regordeta mano, y se escurría sobre su brazo, pues esta, sujetaba el aperitivo en alto, mientras un par de repulsivas moscas revoloteaban sobre su emparedado. Bri ahí parada sin hacer nada, parecía una estatua viviente. Le había comentado estos asuntos a su padre, que le prometió en cuanto pudiera la llevarían con un especialista, pues era preciso saber que estaba ocurriendo en la mente de Briella. No obstante, eso lo veía muy lejos Danielle. Su padre tenía sus propios problemas, y por las cosas que había percibido, consideraba que eran unos y muy gordos. Esto comenzó a notarlo cuando las llamadas se hicieron mucho más frecuentes de lo normal. Y siempre era para preguntarles lo mismo: Están todos bien, ha pasado algo? Pese a que siempre le aseguraba que con todo y sus problemas estaban bien, escuchaba a su padre muy inquieto detrás del teléfono. Hacía casi un mes de la última vez que había puesto un pie en la hacienda. Aquella vez lo vio muy normal, pero ahora cada vez que les hablaba por teléfono, podía escuchar nerviosismo en su voz. Incluso en una ocasión, llegó a percibir miedo, por lo que Danielle comenzó a temer por la seguridad de su padre. Todo lo relacionaba a ese extraño negocio en el que estaba metido con ese amigo suyo. Por lo que se culpaba por no haber estado mas al pendiente de su padre. Conforme el dinero empezó a fluir como el agua, Danielle consideró que debió de haber hecho algo al respecto. Sin embargo, las veces que hablaba con él al respecto, le aseguraba que todo estaba bien y le daba explicaciones convincentes que en ese momento llegó a creerle sobre esas jugosas ganancias. Pero ahora, a estas alturas estaba segura de que en algo ilícito estaba metido Esteban. Sobre todo desde la última llamada en la que Esteban con un deje de preocupación en su voz, le dijo que mandaría a un abogado amigo suyo para que pusiera la hacienda a nombre de ella. Esto fue más que suficiente para saber que su padre no estaba en buenos pasos. Le exigió le dijera en que estaba metido, pero Esteban se negó a hablar d ello, solo le suplicó hiciera lo que le pedía sin hacer más preguntas y después colgó. Ahora solo estaba esperando a que llegara el mentado abogado. Esta llamada la había recibido 3 días después del funeral de Dolores, por lo que Danielle sentía una carga inmensa sobre sus hombros. Tenía ganas de gritar y salir corriendo. No obstante, mucha gente dependía de ella. Su padre la necesitaba para lo que ella suponía salvar la hacienda de otro embargo. Gisela que ya requería una enfermera que la cuidara en sus últimos días, se negaba rotundamente, por lo que tendría que ver la manera de ayudar a su padre a convencerla u obligarla en el peor de los casos. Su hermano Allen, cobardemente se alejaba de lo que estaba por venir con Gisela, pasándosela en grande de fiesta en fiesta. Bri, estaba mostrando problemas psicológicos graves que requerían cuanto antes de ayuda. Y Mia, su Mia, estaba quebrada y destruida por la muerte de su madre, y por ello la necesitaba a su lado más que nunca, fuerte y decidida. Eran sin duda muchas responsabilidades a las que tenía que enfrentar y dar la cara. Pero pese a que era una labor dura y muy pesada cargar sola con tantas responsabilidades, estaba súper decidida a serles frente a cada una de ellas con aplomo, pues mucha gente dependía de ella. Y ahora más que nunca, tenía que ser fuerte, pues no podía tirar la toalla, ser débil y rendirse. Eso jamás, por los suyos sacaría la fuerza de sus entrañas o de donde tuviera que sacarlas, pero de que lo haría, lo haría. Gracias a Mia, quien le enseñó que lo más importante es la familia, es que no estaba dispuesta a dejarles. Sobre todo a Mia, que además de también ser ya su familia, era lo que más le importaba en el mundo, por lo que nunca la dejaría sola, ni a ella ni a ninguno de los suyos. Que aunque algunos no merecieran ni un poquito de su esfuerzo, lucharía por todos. Y así llegó a las puertas de la hacienda, sacando energías que ya no tenía. Se daría un baño con el que recobraría sus energías, comería algo, y luego se iría al mini súper un rato a trabajar. Después al terminar con sus obligaciones, iría a ver a su amada Mia. Algunos kilómetros de allí, en la sala audiovisual del pueblo, que era destinada a reuniones de cualquier índole, estaba aglomerada la sociedad de damas católicas precediendo una muy tensa reunión. La tertulia la había organizado Doña Lupe Patraca, por lo que ella la regentaba muy seriamente. Sobre el podio se dirigía a las mujeres, que sentadas en sus lugares correspondientes, dedicaban miradas desdeñosas a la mujer que sobre la tarima y a un costado de la líder, sentada en una silla de metal, era enjuiciada como una apestada. La condenada observaba colorada de la vergüenza, como sus hermanas que antes la habían tratado como una igual, ahora en ese momento la veían como si de una traidora se tratara. Todas las venerables damas de la sociedad, la miraban sin disimular su desaprobación, desprecio y asco. -Nos apena mucho tener que llegar a esta situación hermana, pero las cosas que han pasado se han salido de control. – Siguió diciendo la líder.- Por un descuido de todas, pero más tuyo, es que hoy unos inocentes han pagado las consecuencias de haberse expuesto a la inmoralidad. Y es que debemos de reconocer que en cierto momento, todas, sin excepción, nos terminamos confiando demasiado. – Sacudiendo la cabeza con amargura, manifestó su descontento la lideresa. -Desde el momento en que supimos de esa amistad entre tu sobrina y esa pecadora, debimos actuar con más determinación, y en vez de eso dejamos que las cosas siguieran su curso, y ahora el pueblo es manchado nuevamente por un terrible pecado. -Ni siquiera es mi sobrina, es solo familia política. Del lado de mi familia no tenemos esas perversiones.- respondió la mujer desesperadamente buscando la manera de defenderse. -Política o de sangre sigue siendo tu familia Flora, no quieras pretender lavarte las manos como Poncio Pilatos en este asunto, porque no lo voy a permitir.- le discutió la líder molesta mirándola con desaprobación.- Era tu obligación y deber moral, haber estado más al pendiente de lo que estaba pasando entre Mia y esa tipa. -Pero así lo hice, y les consta a todas ustedes. En cuanto esa pecadora comenzó a visitarla yo se los dije. -Así es, solo nos informaste que iba de visita, pero tendrías que haber hecho más, no sé, debiste haberlas seguido, vigilado, volverte su sombra. Era tu obligación confirmar que nada estuviera pasando con ese par Flora, y no lo hiciste. Sí es cierto, nos dijiste, pero nosotras no vivimos en tu casa, no podíamos hacer lo que era tu trabajo y deber cristiano y de eso si eres culpable. – en ese momento las hermanas comenzaron a cuchichear en favor a las palabras dirigidas por su líder. -También traté de prevenir a mi familia. Primero hablé con mi marido, pero el insensato solo me ignoro. Luego quise hacerlo con Amelia y Vicente, pero igual no me hicieron caso y además me tacharon de exagerada. Y ya cuando traté de hablarlo con Erasmo y Dolores (que Dios la tenga en su gloria)- dijo santiguándose, de la misma manera que hicieron todas en la asamblea sin borrar la desaprobación de sus rostros.- el primero nunca tenía tiempo para atenderme, ni dedicarme unos segundos de su tiempo, y con Dolores, debido a su enfermedad nunca pude hablarle abiertamente del asunto, pues casi siempre estaba dormida o acompañada, pues era raro que estuviera sola. Además ustedes me pidieron que no les dijera nada ni a Erasmo ni a Dolores por consideración a su enfermedad. Y ya ven, aun así lo hice, pues intenté hacerles ver lo que estaba pasando. – Cada vez más desesperada, Flora buscaba como salir bien librada de todo eso. -Pero eso fue antes de que se comprobara todo esto Flora. Si tú comenzaste a ver más cosas, no debiste de haber querido hablar con cada uno a solas, debiste haberlos juntado a todos y señalar desde el principio lo que estaba ocurriendo. Pero no lo hiciste, y en cambio decidiste deslindarte del asunto. Ahora gracias a eso, hay niños que han sido corrompidos por semejante aberración. ¿Pero es que no te das cuenta de la magnitud de tu incompetencia?- Bramó Doña Lupe furiosa. Antes de llegar al juicio la situación había sido la siguiente: Tiempo atrás, Jessica la otra cajera del Mini súper donde trabaja Danielle, se había acercado a una madrina suya, la cual formaba parte de la sociedad de damas católicas, para hacerle saber sus sospechas sobre la tan extraña amistad que había entre Mia y Danielle. Verónica, que era el nombre de la señora, una mujer cuarentona y solterona con algo de sobrepeso, rápidamente comunicó el asunto a Doña Lupe, pues consideró que podía tratarse de algo importante. Por lo que esa información quedó guardada por la líder. No obstante, debido a sus múltiples ocupaciones, no le dio la importancia correspondiente, pero eso no se los diría nunca a ninguna de las integrantes. El día de la Kermes, notó unas peculiares y extrañas actitudes entre ambas chicas que no le agradaron, pero que de igual manera solo guardó en su memoria sin hacer mención de ella. Sin embargo, si comenzó a estar más al pendiente del par de chicas. Pero para su sorpresa rara vez las vio a las dos juntas de nuevo, caminando o paseando por las empedradas calles de Ojo del sol. Siempre veía a cada una de ellas solas, por lo que por un tiempo ya no le presta más atención al asunto. Sin embargo, con horror, ahora entendía el porqué. Las muy sucias se iban a refugiar en el monte, como las perdidas que eran. Y logró descubrirlo de la peor manera. Cierto día, tocaron a su puerta. Se trataba de esos mismos niños, que ahora iban acompañados de sus padres y Graciela. Le narraron con lujo de detalle, todo lo que habían contemplado en las entrañas del rio. Para desgracia de las involucradas, uno de los niños era nieto de Doña Graciela, la segunda al mando del grupo de religiosas. La cual en cuanto escuchó lo que había visto su nieto, enfurecida fue a ver a los padres de los 4 niños restantes. Ahí les informó lo sucedido. Enfurecidos los padres de familia, querían que se echaran del pueblo cuanto antes al par de pervertidas. Fue entonces cuando Graciela llegó a casa de Doña Lupe para ponerla al tanto con lo que estaba ocurriendo. Esta logró calmar a los padres suplicándoles no dijeran nada por el momento, y mucho menos previnieran a las chicas que habían sido descubiertas, pues ella se encargaría de solucionar pacíficamente el asunto de la mejor manera. Lo último que quería era una disputa entre los Flores y las familias afectadas que se consideraban victimas de tan aberrantes circunstancias. Acto seguido convocó magistralmente una reunión en la cual no se le informó a Flora, pues en ese momento debían mantenerla al margen. En esa primera reunión expusieron las pruebas y hablaron del asunto hasta el cansancio, hasta que llegaron a una decisión en la que todas votaron a favor, concluyendo que tal determinación sería lo mejor. Finalmente optaron que lo más correcto sería primero enjuiciar la conducta de Flora, para con ello determinar, cuanta de responsabilidad recaía sobre ella. Ya después proseguirían con el resto de los Flores. Pero todo se había tenido que aplazar, pues debido al fallecimiento de Dolores y por respeto a la difunta decidieron aplazar un poco más el juicio. Debido a esto y gracias a las órdenes de Doña Lupe, es que no hubo problemas ni habladurías durante el velorio ni el entierro. Por ello todos los involucrados se callaron, pero había llegado el momento de hablar y juzgar. -¿Acaso sabes o puedes imaginar lo que es que tu inocente nietesito te diga que vio algo tan aberrante como eso? – Manifestó Graciela poniéndose de pie, encarando a Flora con furia.- No, no tienes ni idea de lo que es. Y a saber si eso les afectó en algo a las pobres criaturas, que son los que menos culpa tienen en todo esto.- recibiendo una oleada de murmuraciones en aprobación, Flora no pudo responder nada. -Sé que tú no debes cargar con los pecados de tu sobrina, pero si era tú responsabilidad haber velado por la salvación de sus almas. Como buena católica que eres, le fallaste a tú sobrina, le fallaste a esos niños, nos has fallado a todas nosotras, y por supuesto le has fallado a Dios nuestro señor. - Entonces Flora no pudo evitarlo más y rompió en llanto. Tumbándose de rodillas sobre el suelo, comenzó a implorar piedad a Dios, de la misma manera que imploró el perdón de todas sus hermanas. -Por favor, por favor, perdónenme. No me echen de su lado, se los ruego.- suplicó por décima vez la mujer, mientras un silencio sepulcral invadía el recinto. Finalmente después de dejarla de rodillas en el suelo por unos minutos, cuando colocó su frente sobre el pavimento y se soltó en gimoteos incomprensibles, Doña Lupe consideró que ya era suficiente castigo por el momento. Así que se acercó a Flora y tomándola de la mano, la ayudo a levantarse del suelo. - “Si confesamos nuestros pecados, nuestro señor es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9 9¨. Por eso todas te damos nuestro perdón hermana Flora.- dijo esta con una cruel sonrisa.- sin embargo, para conseguir el perdón absoluto es necesario hacer penitencia. Por ello no serás recibida en nuestro círculo de oración. Tendrás que alejarte de nosotras, al menos por un tiempo, para que en soledad, puedas reencontrarte de nuevo contigo y nuestro señor. – horrorizada, Flora tuvo que contener el grito de furia que quería escapar de su garganta. -Mientras eso sucede vamos a requerir de tu ayuda. Pues es necesario dictaminar que tanta de responsabilidad tienen los demás miembros de tu familia sobre este asunto. Y de ahí determinaremos cual será la penitencia que deberán de realizar. Pero en el caso de tu sobrina y de esa pervertida, ya está más que decidido. – expresó la líder colocada en el centro de la tarima. – Para este tipo de aberraciones solo existe una solución… la cual es la excomunión permanente. Pero no solo de nuestra sacrosanta iglesia, sino también del pueblo. Por ello consideramos que tanto Mia como la otra, deben irse cuanto antes, y no volver a poner un pie en Ojo del sol nunca más. – regresándole el alma al cuerpo Flora se alegró de escuchar el dictamen. Mia se merecía eso y mucho más por su pecado, por lo que estuvo de acuerdo. – Hacía mucho que nuestro pueblo no se veía ensombrecido por actos tan aberrantes y vergonzosos como este. Pero no se preocupen hermanas mías, que esto tiene solución, y dentro de poco, las sacrosantas tierras de Ojo del sol volverán a ser tan puras y castas como lo han sido siempre…de eso me encargaré personalmente.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD