Siendo verano en Ojo del sol, los días comenzaron a ser más largos, la intensidad del calor aumentó y las noches por ende se acortaron, amaneciendo más temprano. Los habitantes del pueblo buscaban la manera de refrescarse, tomando refrescos bien fríos, o comprando raspados a don Melchor el mejor en preparar raspados deliciosos. Se empezó a vender hielitos de sabores, gelatinas de mosaico, y paletas de hielo en las calles de la plaza. Las mujeres se cubrían del sol usando sus coloridos paraguas y los caballeros se resguardaban con sus sombreros de paja y algunos ya más jóvenes con modernas gorras deportivas. Erasmo, como el resto de campesinos, dieron paso a tomar las medidas necesarias para protegerse de los golpes de calor, usando camisas de manga larga de algodón frescas, y anchos sobr