Capítulo 4. La Huga.

1974 Words
Mia le narró con lujo de detalle como habían sucedido las cosas sin omitir nada. Bajo la sombra de un gran olmo que llevaba años brindando sombra en el parque del pueblo, Agustín posicionó su carrito de dulces a un lado, mientras ambos se sentaron en una banca de metal, escuchando a los pájaros revolotear de un árbol a otro. Hacia un día caluroso como era de esperarse en pleno verano. Su amigo compró un par de paletas de hielo de limón para refrescarse. Comiéndose muy a gusto sus paletas, Mia terminó de relatarle su historia. - La verdad no sé qué me preocupa más, tu imprudencia de haberte acercado al río sabiendo que no sabes nadar, o el que me digas que estas enamorada de una completa extraña que te salvo la vida? - Ya se que es absurdo, pero es que debiste verle sus ojos, son tan bellos y misteriosos, jamás me había sentido así por alguien Agus. - Te entiendo Mia, pero dada las circunstancias no debes olvidar ni a tu familia ni mucho menos en donde vivimos, Ojo del sol es un pueblo que vive muy cerrado a sus tradiciones. ¡Solo recuerda a la Huga! Y como termino todo. La Huga mejor conocido como Hugo Javier Reinosa, fue un habitante de Ojo de sol, que durante años trabajó en el campo. Su especialidad era cargar los bultos pesados de las cosechas. Era un hombre demasiado fuerte y musculoso, muy varonil, todos en el pueblo lo consideraban el típico macho al que debían temer, pues más de una ocasión en las cantinas solía terminar a golpes, si por asomo lo molestaban con la mas insignificante de las cosas. Siendo bueno para los golpes siempre salía victorioso, por eso tenia fama de hombre rudo y peligroso con el que mas valía te la pensaras dos veces antes de meterte con él, si no la querías pasar muy mal. Sin embargo, cierto día, para sorpresa del pueblo, Hugo se presentó caminando por las calles empedradas, ataviado con un vestido que le llegaba a los muslos y bien escotado, dejando ver sus pectorales peludos. Como el vestido que era de un rojo intenso no tenia mangas, sus bises sobresalían con mucha facilidad, y las venas de sus brazos brotaban con cualquier movimiento que este realizara. Caminaba torpemente debido a unos altos zapatos de tacón en color oro brilloso, un bolso con cadena colgaba de su hombro del mismo color de sus zapatillas para hacer juego. Se afeito su barba y bigote tan característicos de él, y en su lugar traía sobre el rostro una plasta de maquillaje muy mal aplicado. Sobre su cabeza una corriente y muy gastada peluca negra se movía al compás de sus torpes movimientos. Al principio causo sorpresa, pues nunca nadie había visto a un travesti en Ojo del sol a lo largo de los años que llevaba existiendo el pueblo, era simplemente algo inimaginable, por lo que causó mucha expectación al principio, pero rápidamente ese asombro se convirtió en asco y rechazo. Las mujeres indignadas, metían a sus hijos rápidamente para evitarles semejante aberración. Algunos hombres comenzaron a chiflarle en son de burla, mientras otros le escupían a su paso, dejando muy en claro el desprecio que sentían al verle. Otros tantos simplemente lo señalaban sin el menor pudor posible y se burlaban de él haciendo comentarios o chistes crueles. Con el pasar del tiempo, comenzaron a llamarlo la Huga, soltándose a carcajadas cada vez que lo veían pasar. Hugo en un principio los ignoraba y seguía con su camino. Pero con el pasar de los días los insultos fueron subiendo de tono al grado que terminó a golpes con sus agresores. La policía terminó interfiriendo llevándose a Hugo detenido, sin embargo, dentro de la estación fue tratado peor, ya que lo consideraban un degenerado que estaba por debajo de cualquier otro delincuente. Logro salir en libertad bajo fianza gracias a la madre de Hugo que pagó lo estipulado con sus ahorros, fue entregado terriblemente golpeado y se dice que fue hasta violado, pero hasta ahora no se sabe si esto es verdad. La situación fue terrible para él, la gente que en un principio le temían ahora se burlaban siempre. Con el tiempo fue despedido de su empleo, a pesar de que ahí se presentaba vestido de hombre, parecía no importarles a sus compañeros. Su jefe ya no lo veía del mismo modo, por lo que no le quedo mas remedio que empezar a buscar trabajo de lo que fuera, y al encontrar todas las puertas cerradas de los habitantes tubo que empezar a prostituirse a las afueras de la diminuta ciudad. Sin embargo, no todos los camioneros que solían ser sus principales clientes lo trataban bien, por lo que a veces solía llegar con golpes a su casa tras una larga noche de servicio. Cierto día, Doña Lupe Patraca, la líder de la comitiva de señoras de la iglesia, se presentó formalmente en la casa de la madre de Hugo, para pedirle de la manera mas atenta, convenciera a su hijo de irse lejos del pueblo si no hacia un cambio radical en su vida y regresaba por el buen camino, que Dios le ofrecía. Pues la inmoralidad que presentaba día con día, afectaba las pobres mentes de los niños inocentes que veían los espectáculos del depravado de Hugo. La pobre madre afligida, aseguró hablaría con su hijo, sin embargo, por lo que se sabe, Hugo no tomó nada bien las amenazas de Lupe y fue hasta su casa para advertirle que seguiría haciendo lo que le viniera en gana, pues era su vida. Se sabe que después de esa discusión que presenció la mitad del pueblo, a los tres días la Huga fue encontrada muerta, en las orillas del río vestido de mujer, y por lo que se comenta fue la única razón por la que se logró reconocer el cuerpo, ya que este llevaba hinchado por los días que estuvo dentro del agua, además claro de que su rostro era solo una pulpa de carne despedazada. Al parecer quien o quienes lo habían asesinado, lo desfiguraron a puros golpes hasta matarlo. Nunca se volvió a comentar el asunto en el pueblo, pero Hugo había quedado como muestra de la poca tolerancia que tenía Ojo del sol para aquellas cuestiones que consideraban inmorales. Y tal historia era muy presente para Mia, hacía unos años desde que ocurrió ese incidente, era muy pequeña cuando ocurrió la muerte de Hugo, pero aun lo tenía muy presente en su vida. No era necesario que se la recordara Agus, sabia que el ser lesbiana sería un gran impedimento mientras viviera en ese pueblo, pues jamás la aceptarían, y a diferencia de Hugo ella no contaba con la fuerza suficiente para enfrentarse a las humillaciones y burlas de los demás. - Lo sé, creme que lo tengo muy presente Agus, pero ¿qué quieres que haga? Yo no puedo controlar mis sentimientos, no puedo evitar sentir lo que siento. Hasta ahora no había experimentado algo así, y se me hace muy injusto el tener que contenerlo por el miedo de lo que pueda pasar, no es justo. – unas cuantas lagrimas resbalaron en su cálido rostro. Agustín le prestó su servilleta que no uso mientras se comía su paleta, para que se secara las lágrimas. - Se que es injusto Mia, pero antes que nada está tú seguridad. Sabes que me preocupa mucho el que un día te expongas y te termine pasando algo malo, ya hemos hablado de esto en muchas ocasiones, y siempre te digo lo mismo… la única manera en la que tú vas a poder ser libre para ser lo que tú eres es yéndote de este lugar, debes irte del pueblo, solo así podrás ser feliz. Alejada de tantos prejuicios e ignorancia podrás llevar la vida que quieras-. Mia suspiró, con un último bocado engulló la paleta de limón. - Sabes muy bien que aun que yo quisiera irme no puedo Agus, aquí esta mi familia, y ellos son lo que mas quiero en la vida, no me imagino mi vida lejos de ellos, simplemente no podría… Mi mamá esta enferma, depende de mi para cuidarla, mis primos no sé qué harían si se quedaran solos con Flora que no sale de la iglesia, y mi papá se moriría sin su hija, soy lo único que tienen, por eso no puedo abandonarlos. - Ya sé, ya sé, pero mira ahí tienes a Miguel, él quería mucho a su familia y cuando se enteraron que era gay, le dieron la espalda. Ahora esta viviendo en estados unidos y es muy feliz. - ¿Has hablado con él? - preguntó Mia con nostalgia. Miguel, aunque no era su amigo, era un buen compañero, habían ido juntos a la secundaria al igual que Agustín, pero con este si había formado una amistad. Y gracias a Agus se enteró de todo lo que le sucedió. A diferencia de la Huga Miguel no era rudo ni varonil, al contrario, era un chico amanerado y frágil, volviéndole presa fácil para las burlas y el acoso de todos sus compañeros. Cierto día le confesó a Agustín, quien era de los pocos con quien hablaba, que una noche, mientras terminaban de ver el futbol, (cosa que debían obligarlo ya que no le gustaba) su padre le preguntó abiertamente si era maricon, a lo que el joven cansado de seguir ocultando lo que era respondió que sí, que era gay, y que ya no quería seguir viviendo con ese secreto. Obteniendo como resultado una brutal paliza de su progenitor. Al poco tiempo abandonó la secundaria y un día por la noche se fue de su hogar, nunca se volvió a saber de él en el pueblo. Ahora Agustín le confesaba que había platicado con él. - Sí, recuerda que yo lo tengo agregado en Messenger. Desde que se fue nunca lo vi en línea, hasta cierto día que sorpresivamente me saludó y pasó a contarme todo lo que hizo en ese tiempo. Comenzando con toda la odisea que vivió para llegar de mojado a los estados unidos, obteniendo un trabajo agradable como asistente de un decorador, y terminando feliz me platicó que ya hasta novio tiene. - Me da gusto saber que esta bien y que es feliz, pero te repito yo jamás podría abandonar a mi familia, aunque ellos no me quisieran por lo que soy. El día siguió avanzando, cuando menos se dieron cuenta ya habían pasado un par de horas platicando. Era la hora de despedirse, pues aún tenían cosas por hacer. Agustín debía seguir vendiendo dulces o cigarros si quería ayudar a su mamá con los gastos, y Mia tenía que pasar al mercado a comprar lo que hacia falta para llegar a casa a preparar la comida. Para después volver al pueblo por sus primos. Seria un día ajetreado como lo eran siempre, pero ahí estaba decidida a esforzarse más, por lo único que consideraba más importante que nada: su familia. - ¿La irás a ver verdad? - preguntó Agustín empujando su carrito para continuar recorriendo el pueblo en busca de clientes. - Creo que ya llegué al punto en que no puedo controlar mis propios actos Agus. Y aunque se que me estoy exponiendo mucho, prefiero seguir mis sentimientos a seguir manteniéndolos cautivos por el miedo. Solo me queda rogar que todo salga bien. Además, no podemos adelantarnos, quizás todo se quede en sueños guajiros, ¿pues porque una chica tan linda como Danielle se fijaría en alguien tan insignificante como yo? Quizás ella ya ni me recuerde, y yo aquí como una tonta haciéndome una telenovela en mi mente. - ¿Quién sabe Mia?, sorpresas te da la vida, quien quita y en una de esas…
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