Así llegamos al final de la primera parte: FELICIDAD. Y ahora damos comienzo a la segunda parte: DESDICHA. Llamamos comúnmente tristeza a un estado afectivo caracterizado por el dolor o sufrimiento emocional, es decir, por el decaimiento anímico. Solemos expresarla mediante el abatimiento, las lágrimas, el llanto o la falta de energía y de apetitos, entre otros muchos síntomas posibles. Sin embargo, como todas las emociones, comprenden un rango de estados emocionales que van desde la decepción y el desánimo, entre los menos intensos, hasta la pena, el dolor y la desdicha, entre los más intensos. Una persona desdichada se siente, desgraciada, infeliz y sufre por ello. A veces sienten que no tienen escapatoria y creen que están solas en el mundo, pues los sucesos por los que pasan suele