Justo en el momento en que se desataba el caos en la casa grande, Pedrito se acababa de levantar al baño; había tomado una buena cantidad de jugo antes de acostarse, por lo que ahora estaba pagando las consecuencias de haber bebido tantos líquidos. De estar en casa con su madre, le habría regañado por beber tanto, augurándole lo que ocurriría a la media noche, justo como le estaba pasando en ese momento. No obstante, antes de volver a su cómoda cama, percibió los gritos que provenían de la casa grande. Bastó salir de su búngalo para darse cuenta que era el único despierto, ninguno de sus vecinos se había despertado, por lo que al ser el único que podía ayudar, corrió velozmente rumbo a la mansión. Jamás había pasado del recibidor, por lo que sin importarle si la patrona Gisela lo regañaba,