Desperté a las 4:39 no gracias a la alarma del teléfono, me encontraba envuelta en sudor, las sabanas estaban tan empapadas que cualquiera pensaría que me orine, cuando realmente lo que sucedió fue que mi jodido alemán no sale de mi mente ni por un par de minutos. Eramos él y yo, en las orillas de la playa en Italia, cuando todo acabó. Estábamos sintiendo la arena bajo nuestros pies, la brisa en nuestro cuerpo, ahí, en aquel espectacular y desierto escenario fue donde, bajo la luz de las estrellas y sobre una sabana en la arena, hicimos el amor como si fuese la ultima vez. Y malditamente lo era. 4:55am, estaba bajando los escalones para encontrar a Olya en el extremo inferior, un movimiento de cabeza era su profundo saludo el cual repetí. Caminamos fuera, donde el frío era tan intenso y m
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