-¿Que diablos haces aquí?- Curiosa manera de saludar, pensé irónica. Si pudiese poner los ojos en blanco sin que me doliese parte de la cara, lo hubiese hecho. Los ojos verdes se tornaron peligrosamente oscuros. -Mi trabajo me obliga a hacer visitas. Para mi realmente no es placentero pero, si mis jefes preguntan, por favor dígale que tuve más orgasmos en esta noche que usted y sus amigos. –Dije con voz llena de amargura, mirando al reluciente piso y, sin darme cuenta, tomo mi mentón y me giro para ver mi mejilla rota, bajó la mirada sin entretenerse con mis senos-algo raro para mi- y miro mis costillas que ya se tornaban de un violeta intenso, siguió mirando y llego hasta todos los instrumentos usados hoy en mi, los cuales reposaban en una mesa blanca justo a mi lado, y no hizo mas que