Finalmente llegó el día esperado por Cristian y por mi, yo misma me había encargado de que todo quedara a mi gusto porque de esta boda si tenía control y también de mi vida.
Invité a Ana para que me ayudara a arreglarme, este sería verdaderamente el día más feliz de mi vida, el día que recordaría con tanta devoción.
“Te ves hermosa amiga, eres muy bonita, ahora si serás completamente feliz”, dijo Ana casi desasnado llorar.
“No llores Ana porque si no lloraré, no quiero que el maquillaje se me escurra”, Contesté emocionada.
Después de unos pocos minutos salimos de la habitación, Iba con una sonrisa de oreja a oreja, esperaba ver a Cristian esperándome con el juez pero no estaba ahí, miro a mi al rededor pero sigo sin verlo.
“Helen no veo a Cristian, mejor entremos, no pueden verte hast
