Futuro esposo.

1060 Words
Llegada la noche, fui con Ana a trabajar al bar, no era lo que esperaba, sin embargo necesitaba hacerlo, las cuentas no se pagarían solas, no podía darme el lujo de seleccionar un trabajo, así que, si esto era lo que había; yo lo tomaría. —Helen se que esto se ve muy mal, hay muchos hombres y mujeres tomando, a veces hay problemas entre ellos pero mientras estemos en nuestro lugar, no pasará nada— Dijo Ana como advertencia. Estuve en un breve entrenamiento, Ana me explicaba cómo debía preparar y servir los tragos, al menos eso no parecía tan difícil. Mucha personas llegaban al bar exclusivo, algunos se iba a las mesas pero otros les gustaba estar en la barra. —Sírveme un Whisky— Dijo un cliente al llegar. Rápidamente preparo el trago y se lo entrego. —¿Algo mas señor?— Pregunté con amabilidad. —Si, ¿Qué te parece si nos vemos a la salida? Puedo pagarte muy bien por pasar una noche conmigo— Respondió el cliente. —Lo siento señor, pero mi cuerpo no está a la venta, si necesita algún otro trago solo pídalo— Le respondí con indiferencia. Repentinamente el cliente se lanzó sobre la barra, me tomó del pelo y me sacó fuera del bar. —Yo soy el dueño y nadie me va a rechazar, tú trabajar aquí porque yo te p**o— Dijo aquel hombre hecho un mal de enojo. —¿Me echa por qué no me quiero acostar con usted? Esta demente, es un grosero— Respondí sin miedo a lo que pudiera pasar. Rápidamente Ana salió para defenderme, no esperaba que mi primer día fuera tan abrupto. —Señor por favor no la despida, a penas es sin primer día de trabajo— Dijo Ana en mi defensa. —No la quiero aquí, además se de quien es hija, no quiero tener problemas con sus padres— Respondió, seguido de eso regreso al bar sin devenir nada más. No pude evitar llorar, ¿Qué estaba pasando con mi vida? ¿Cómo se estaba convirtiendo en esta pesadilla?. —Helen lo siento tanto, no pensé que esto fuera a pasar— Dijo angustiada. —No te preocupes Ana, pero por favor dime que no te estás acostando con ese hombre. —No, claro que no, no se porque te dijo eso— Respondió con seguridad. —Mejor me voy a casa antes de que suceda algo peor, ya veré que hacer mañana— Le respondí decepcionada. Empecé a caminar por el centro de la ciudad, seguro que eso me haría bien. De repente quise nuevamente entender lo que era prácticamente imposible. Regresé a la mansión de mis padres, estaba furiosa pero a la vez me sólo quería saber las respuestas a mi pregunta de su boca. Después de tocar el timbre y esperar unos segundos, entré a la mansión, mis padres estaban cenando por lo que no vi que fuera un impedimento acercarme. Escuchaba risas, personas hablar, así que entendí que realmente ellos eran felices sin mi, de todos modos no me iría sin antes una vez más enfrentarlos. —Buenas noches— Dije al entrar al área del comedor. —Buenas noches Helen, ¿Qué haces aquí?— Preguntó mi madre con una sonrisa en su rostro. —Disculpa que los interrumpa, solo quería venir para conversar con ustedes— Le respondí avergonzada. —Usted debe ser Helen, mi nombre es Patricio Torres— Dijo el joven que estaba allí, fue muy amable al levantarse de su silla y extenderme su mano. —Mucho gusto, veo que han hablado de mi— Le respondí. —¡Oh querida! Él será tu esposo, el señor Patricio busca una mujer para pasar su vida en plenitud, además tiene una gran empresa de mariscos y pescados, de hecho la más grande. —Ja, ¿Es una broma?— Pregunté riendo. —¡No querida!- Se limitó mi madre a responder. Sandra me tomó disimuladamente por el brazo, salimos del aérea del comedor mientras que Mateo se quedaba con Patricio. —¿Qué haces aquí?— Preguntó Sandra con seriedad. —Solo vine para entender de una buena vez la razón por la que me odias tanto, soy tu hija, ¿Por que me tratas así?— Le pregunté una vez más. —No seas tan tonta, lo único que te diré es que tienes que casarte con ese hombre que está en la mesa. —Sandra estoy casada, o ¿A caso lo olvidaste?— Pregunté confusa. —Ese hombre te abandonó la misma noche de bodas, ni siquiera pudiste amarrarlo en la cama, simplemente se marchó. —No lo conozco, solo lo he visto una sola vez en mi vida y de hecho no lo reconocería si lo tuviera frente a mis ojos, olvidé incluso como él era— Le respondí muy atormentada por sus palabras: —Lo único que te diré es que deberás casarte porque si no mi querida Helen, te verás en lo más vil de la vida. —¿Me estás amenazando?— Pregunté aterrada. —No, pero querida hija vamos a hacer un trato… Tú te casas y tendrás una vida de lujos, podrás terminar tus estudios, tener un trabajo estable, carros, casas y en fin, muchísimo dinero— Dijo. —Tú y mi padre están dementes, no puedo creer lo que estás diciendo, ¿Vas a engañar a ese hombre?. —No es un engaño, es lo mejor para la empresa, y tú querida hija tendrás que esforzarte para conseguir nuestro cariño, o para dejar de ser una triste mujer a la que echan del trabajo a pocas horas de haber llegado— Sus palabras sonaban tan cruel que se hacía difícil poder comprender sus acciones. Mi madre me tomó del brazo y regresamos a la mesa, tomé asiento al lado de aquel hombre sin decir una sola palabra. En ese momento me di cuenta que me sentía muy acorralada.
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