— Definitivamente hay muchas diferencias entre ambas familias.— comento finalmente, para después tomar la ropa y cambiarme en el baño. — ¿Por qué lo dices? — pregunta la señora Astrid desde la habitación. Con calma, me coloco la ropa interior, el pantalón y la blusa. Cuando ya estoy finalmente vestida, salgo del baño. — Sencillo, ellos cayeron en la maldición por haber jugado con el amor de alguien y eso siguen haciendo. Pero ustedes, mi madre y usted, cayeron en sus redes al igual que las mujeres anteriores por dejarse llevar de la idea del amor y creer que es posible cambiarlos cuando no es posible. — Lamento contradecirte, pero si creo posible que Charles y mis hijos puedan cambiar. Solo les falta un poco más de amor que tú les puedes dar y su corazón será ablandado. Para ellos eres