Lord Heywood rio. Comprendía que Carter era un “cockney”, procedente de los barrios bajos de Londres, y que se había alistado en el ejército siguiendo un impulso aventurero, por lo que no podía comprender que un solo hombre necesitara de un edificio tan grande para vivir. En ese momento lord Heywood se dio cuenta de que, si iba a vivir en ese lugar, necesitaba a Carter más que nunca. Lo que lo hacía tan valiosa no era sólo su habilidad para aprovechar al máximo una situación, ni su don de obtener alimento de los sitios más increíbles como maná caído del cielo. Eran su alegría y buen humor lo que más apreciaba lord Heywood y comprendía que, a su modo, Carter lo idolatraba. Había quedado huérfano desde muy niño y crecido en un asilo. Fue aprendiz de un hombre que lo maltrataba y de quien