- ¡Es imposible que Dominic no esté en su tumba! – Grité histérica a todos los que se encontraban en la sala de mi casa – Siempre está alguien cuidando el lugar – Me agarré el cabello en una coleta desesperada por lo que estaba pasando. - No sabemos que pasó – Habló Artemisa, una loba que se ha convertido en mi mano derecha en los últimos cuatro años – Estuvimos patrullando el perímetro y solo hubo un lapso de tiempo de diez minutos, en los cuales nadie estaba cuidando la tumba. - ¡Por qué la dejaron sola durante 10 minutos! – Me acerqué a ella de una manera retadora - ¿Quiénes fueron los responsables en turno de eso? – Artemisa tragó hondo y empezó a rascarse la palma de su mano nerviosa. - Fueron Dimitri y Naím – En ese momento, todo lo que yo podía proye