- Ven princesita. Nicolás me agarró con sus brazos y comenzó a sacarme del auto con mucho cuidado. Me miró a los ojos y noté lo devastado que estaba por esto. Me sonrió sin mostrar sus dientes y acercó mi cuerpo al suyo para poder fundirnos en un abrazo. - No quiero que pienses mal – Murmuró en mi oído – Me encantaría poder quedarme todo el tiempo del mundo a tu lado, me encantaría poder quedarme y decirte todo lo que quisieras escuchar, ¿pero no estás cansada de todo esto? – Yo negué. - No, nunca estaré cansada de ti Nicolás, por favor no atrevas a dejarme sola. - Tengo que hacerlo – Se separó un poco de mí para poder vernos a los ojos – Tienes que saber lo que quieres y para poder lograr eso te tengo que dejar. - Te juro que si me dejas nunca