Sammy se sentía tan nerviosa como en la noche en la que perdió su virginidad. Y no le ayudaba en nada recordar que, por supuesto, su primera vez fue Walter, con el que estaba comprometida y le estaba a punto de ser infiel con uno de sus jugadores. Algo que por cierto lo hacía aún más reprochable. Sammy se metió en la cabeza de que esto sería algo de una sola noche, un polvo para rascarse la piquiña, y así dejar de tenerle ganas a Max. Se duchó y se aseguró de que todo estuviera bien en su zona intima. Afortunadamente, hace años se había sometido a la depilación láser, así que, aunque esto sería sexo no planeado, no estaba mal presentada, pero sí tuvo la delicadeza de limpiarse todita, hasta los pies, porque nunca se sabía qué fetiches pudieran tener las personas a la hora de follar.