Saqué los materiales para realizar la maqueta que tenía que hacer para su clase, en ocasiones es bastante difícil, pero desde hace un tiempo he intentado contener mi impulso de querer hacer la tarea por ella y me limíto a guiarla, Megan debe aprender a hacerlo sola.
–¿Cuál es Júpiter? –dudó viendo las pelotas de colores frente a ella.
–Júpiter es el planeta más grande del sistema solar –le recordé.
–Cierto –sonrió tomando la pelota más grande.
El golpeteo en la puerta se escuchó, me pareció muy extraño porque nosotros no recibimos visitas de nadie, Megan me miró algo asustada antes de que se repitiera el sonido, dí un suspiro antes de levantarme y caminar a la puerta, antes de abrir moví un poco la cortina de la ventana de al lado para ver quién está fuera, logré ver el traje gris de la señora Spencer, la trabajadora social.
–Señora Spencer –saludé al abrir la puerta.
–Hola Bety, que alegría encontrarte –me dió una sonrisa.
–Pensé que nuestra visita sería la siguiente semana.
–Y así era, pero ya sabes que en ocasiones tenemos que hacer visitas sorpresas.
Me di cuenta que sujeto el folder en sus manos con presión, sus hombros están tensos y su sonrisa se ve más falsa de lo normal, esto no se ve bien, respiré profundo tranquilizando mi mente antes de dejarla entrar.
–Estamos haciendo un proyecto del sistema solar justo ahora –mencioné cuando entró a mi pequeña sala.
–Hola Megan.
–Hola señora Spencer –saludó con un gesto preocupado.
Suele hacerlo cada vez que viene.
–Solo vengo a ver cómo estás.
–Estoy bien, mamá es muy buena –respondió de inmediato.
–Ya lo sé, cariño.
La señora Spencer dió el recorrido por la casa como la rutina de siempre, se detuvo a ver la habitación de Megan, le informe de sus comidas, rutinas y las últimas calificaciones de la escuela e incluso le mostré el poema que hizo en clase, me hizo unas preguntas de rutina a Megan y por último pasó conmigo, le indiqué a Megan que se fuera a su habitación en lo que terminó con la señora Spencer.
–Aquí está la tarjeta de citas de la psicóloga –le informé mientras entregué el pequeño papel con todas mis citas programadas y confirmadas –. Sabe que puede llamarla para cualquier información.
–¿Has considerado el tratamiento?
–No lo necesito, tenemos una buena vida y no obstaculiza ninguno de mis horarios o a Megan.
No quiero tomarlo por la sencilla razón de que he leído la cantidad de advertencias que tiene y no me voy a arriesgar con Megan.
–¿Y tu trabajo?
–Muy bien, como siempre.
Considerando que un idiota me tiene paseando por toda la ciudad y necesito vender esa maldita casa antes de fin de mes para poder regresar a mi rutina.
La señora Spencer hizo una mueca antes de anotarlo todo en las hojas.
–¿El chico de la otra vez sigue viniendo, tienen una relación o algo?
–Alex es mi amigo de la secundaria y comparte mucho con Megan, se llevan muy bien. ¿Sucede algo? Porque no es normal que venga solo así.
Dió un suspiro antes de cerrar el folder y guardar el lápiz en su bolso.
–Bety, te voy a ser sincera, por favor no quiero qué te alteres porque no es nada seguro.
–Si me lo dice así, ya estoy alterada.
–Sabes a lo que me refiero –comentó –. Una familia está interesada en la adopción de Megan.
–¡¿Qué?! ¡¿Cómo puede ser eso posible?! ¡Está conmigo!
–Bety, tranquilízate por favor –señaló a la habitación de Megan. Suspiré y volví a mi lugar. – No hay nada claro, vieron la foto de Megan en la lista y les pareció muy linda, quieren saber de ella, pero tenía que venir a ver que todo estuviera en orden contigo.
–Creí que eso había acabado, qué ya no estaba en esa lista, qué ya no tendríamos que lidiar con todo eso de nuevo.
–Sabes cuál es tu situación, el sistema sólo busca el lugar más adecuado para ella.
–¡Yo soy su familia! ¿Qué mejor lugar que este?
–La casa es alquilada, tu trabajo a pesar de qué te da el tiempo con ella no ganas lo suficientes, no tiene amigos o más familiares, prácticamente son solo ustedes, ni siquiera tienes un sistema de apoyo y el diagnóstico de la psicóloga no ayuda y lo sabes.
–He peleado por todo esto, ella es todo lo que tengo, no me la pueden quitar solo porque viene otra persona y la quiere –reclamé.
Mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte, me costaba respirar, no quiero tener una crisis ahora, intente concentrarme en la señora Spencer, estoy aquí, esté es el presente.
–Ellos tienen dinero, una casa, estabilidad, son una pareja, pueden pagarle una buena educación y darle lo que ella quiera…
–¡No son su familia! ¡No tienen su sangre! ¡No la han visto crecer! ¡No la conocen!
–Bety aún no pasa nada, podemos mejorar, sabes que estoy de tu lado.
–¡Si está de mi lado por qué no me lo dijo antes! ¿Por qué no me dijo que está en esa maldita lista?
Por primera vez en años siento el ardor en mis ojos, esa impotencia de no saber qué hacer, justo como aquel día…
–Creeme que si lo estoy, aún no se ha concretado ni siquiera una cita para conocerla, podemos conseguirte otro trabajo, un lugar más seguro y grande donde puedan vivir, podemos buscar a alguien que te ayude con…
–Mamá vende casas ahora –interrumpió Megan.
–Mi amor estabas escuchando. –Pasé las manos por mis mejillas como reacción, no he llorado solo fue el malestar, me levanté en su dirección.
–Lo siento, es sólo que se puede oír –murmuró –. No me quiero ir de aquí señora Spencer.
–Ni yo quiero que te vayas de aquí, por eso vine hoy –explicó –. Y mira que me llevó buenas noticias de ustedes, ¿es cierto lo que dice? –dirigiéndose a mí.
Mire a Megan que apretó mi mano para que hablará, entiendo lo que hace, a veces siento que es más inteligente que yo.
–Llegó una oportunidad para ser agente de ventas y decidí tomarla –mentí –. No quise decírselo porque no creo que sea la gran cosa.
–¡Es una gran noticia! Lo anotaré en el informé. –sacó su lápiz nuevamente para escribir en las hojas. –Alguna otra noticia.
–Creo que…
–Alex es su novio – soltó –. Se supone que es un secreto y no lo tengo que saber, pero aquí se escucha todo. Yo quiero que se casen pronto.
Ahora fui yo quien apretó su mano para que parará de hablar.
–Bubú no digas esas cosas –sonreí discretamente.
–¿Es cierto o no?
–Yo… he… bueno… –balbuceé y nuevamente apretó mi mano, sus ojitos verdes me vieron con ternura –. Se supone que no lo tenía que saber.
Ahora voy a tener que hablar con Alex de esto, mi niña me está metiendo en muchas mentiras.
–¿Dónde está Alex? –preguntó.
–Es que está enfermo y se fue a su casa.
–¿Enfermo? ¿Qué le pasó?
–No se preocupe, solo es una gripe –expliqué –. No quería contagiarnos y prefirió irse, es muy bueno con nosotros.
–Oh ya veo, bueno tengo que hacerle unas preguntas a él, ha sido parte de tus contactos de emergencia en estos años así que no creo que se opongan a esto, además es cómo tu sistema de apoyo ¿no?
–Siempre lo ha sido –sonreí está vez era sincera –. Conoce a Megan desde que nació y la quiere mucho.
–Mira que me voy con buenas noticias –indicó guardando sus cosas –. Espero que pueda tener mejores en la próxima cita –se detuvo frente a mí antes de salir –. Sabes qué haré todo lo que pueda para que se quede contigo, lo hicimos una vez, lo volveremos a lograr.
–Gracias señora Spencer.
La señora Spencer salió de la casa y me dí la vuelta para ver a Megan que tiene una sonrisa inocente.
–¿Cómo qué tengo novio?
–Perdón –murmuró bajando la mirada al suelo y luego volvió a verme, hace eso porque sabe que es muy linda haciendo esos ojitos.
–Lo de las casas es cierto, pero lo de Alex no, y lo sabes. Ahora cómo se lo decimos.
–Va a aceptar –sonrió con un pequeño brinco.
–No se trata de qué acepte, no le podemos hacer eso. ¿Y si ya tiene novia?
–No la tiene –se cruzó de brazos haciendo un puchero, es un poco celosa cuando se trata de Alex.
–Bueno, no la tiene, pero si la tuviera.
–Le escupo para que se vaya –gruñó.
–¡Megan!
Está niña es imposible.
–Mami no me dejes ir con ella, por favor.
Me acerqué dudando un instante antes de darle un abrazo.
–No lo voy a hacer, lo prometo.
En qué problema me acabo de meter, tengo que hablar con Alex por el problema en que lo acabamos de meter, conseguir otra casa y lo más importante, tengo qué conseguir vender esa casa lo más pronto posible para hablar con Astrid si puedo conseguir ese puesto, tengo que poder lograrlo aunque me haya tocado el cliente más idiota y difícil del mundo.
¿Qué voy a hacer con Robert Anderson?