Cuando despertó aun estaba oscuro y él acariciaba su cabello. Sus ojos se acostumbraron lentamente a la oscuridad temprana mirándolo fijamente. Abrió los ojos como platos y se incorporó envolviéndose en sabanas, aunque tenía puesto hasta el albornoz - Siento mucho haber destruido la increíble pared de almohadas que construiste princesa, pero es horrible sentirse tan solo estando acompañado - ¿Que hora es? – miro por la ventana - Muy temprano – se sentó en la cama mirándola con una sonrisa – debemos irnos si no queremos encontrarnos con el coronel - Si... - dijo aun turbada Salieron del pueblo justo cuando empezaba a amanecer, les quedaban un par de horas de viaje en auto cuando el sol los sorprendió en la carretera sin una palabra. Pararon en un humilde lugar para des