- No puedo creer que aún sigas dormida. Tom me pidió que viniera a verte por si es que estas enferma – era la voz de Trina, pero no quería por nada abrir los ojos y abandonar su sueño. Sintió que le tocó la frente – no tienes fiebre y sé que me estás escuchando - Se revolvió en la cama y murmuró adormilada – ¿qué hora es? - Las 10:00, pero no las últimas que me preguntaste antes de irte anoche de la fiesta cuando se estaba poniendo mejor. A estas horas una dama no está durmiendo - Muero de hambre – dijo mientras se incorporaba y restregaba sus ojos con un bostezo - Tu fantástico y por cierto muy apuesto hermano antes de irse me dejo subir. No quisieron molestarte ya que te fuiste con un fuerte dolor de cabeza anoche – el sarcasmo era palpable – aquí está tu desayuno -