Jackson frunció el ceño mientras miraba perdido los símbolos del cuaderno frente a él.
—¿Cómo dices que dijiste? —Se rascó la cabeza y se inclinó sobre la silla donde estaba sentado.
Kate bufó y miró su celular, había pasó media hora desde que él llegará a su casa y subieran a su habitación a estudiar. No imaginó que su amigo estuviera más perdido que una hormiga abandonada.
—Va de nuevo. Por favor, analiza lo que te digo —le suplicó, él asintió y se concentró—. Lo primero que tienes que aprender es a multiplicar polinomios, es lo más básico en álgebra. Eso te lo tuvieron que haber enseñado en secundaria. ¡Dios! —Suspiró y trató de tranquilizarse preguntándose como es que había llegado hasta la universidad sin saber lo más básico de matemáticas—. Entonces te voy a poner un ejemplo, los términos que están en paréntesis tendrás que multiplicarlos por los del otro paréntesis, (a) por (y) es igual a mas (ay), si los dos son positivos, si son signos diferentes como menos y más es signo negativo...
La expresión de Jackson se fue deformando poco a poco al escucharla y es que no entendía un carajo, que significaba (a) y la (y) y porque no eran números. Joder. Se estaba dando por vencido muy rápido.
—No entiendes nada de lo que digo ¿verdad? —Lo miró mal.
—O tal vez tú no sabes explicar. —Jackson se escudó ganándose una mirada amenazante de la rubia —. ¿Qué? —Se encogió de hombros—. Esta mierda de polimones me está rompiendo los cojones.
—Polinomios —corrigió.
—¿A quién le importa? —Jackson se paró y se lanzó a la cama de su amiga, estaba harto.
—A mí, prometí ayudarte para que pases ese examen y también debería importarte a ti, tu papá te sacará del equipo si pierdes la beca. —Él lo sabía, más que nadie sabía que tenía que pasar ese examen si quería seguir siendo el capitán del equipo. Miró a Kate desde la cama y se paró frustrado, revoloteando su cabello.
—Vale, vamos de nuevo. Explícame eso de los polinesios. —Kate sonrío meneando la cabeza, su amigo sí que era todo un caso.
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—¡Oh, no me digas, no me digas! —Jackson dijo eufórico cuando él solo resolvió uno de los problemas del libro.
—¡Exacto! —Kate sonrió y su amigo se paró de su asiento festejando su logro con brincos y poses de victoria que hicieron reír más a la rubia.
Tomó sus manos y la jaló para darle un fuerte abrazo, besado su mejilla por puro impulso, sin percatarse como Kate poco a poco se iba poniendo roja de la sorpresa. No era para tanto, aún que se alegró de que aprendiera rápido. Se dio cuenta de que Jackson podía ser aplicado si se lo proponía.
—Eres lo máximo...
—Vale, lo sé, pero esto es solo la introducción. —Kate le advirtió alejándose de él después del gran abrazo que le dio, acomodo su ropa desviando la mirada hacia otra parte, ocultando su rostro sonrojado.
Jackson la seguía tratando como cuando eran niños, no le importaba abrazarla y darle besos en la mejilla, eran amigos, pero ahora mismo ella se estaba sintiendo incómoda y sabía por qué.
—Deberíamos terminar por hoy. —Jackson frunció el ceño ante su cambio de actitud, estaba seria y más distante. ¿Qué había pasado? Se preguntó, pero no dijo nada, pensó que tal vez debía estar cansada por ayudarlo a estudiar y con mucha razón. Miró su reloj era tardísimo, habían pasado al menos cuatro horas tratando de que aprendiera algo—. Solo repasa muy bien lo que te enseñe hoy, y mañana podremos pasar al siguiente tema.
Él sintió y suspiró cansino, él también estaba agotado. Sin embargo sentía que le debía algo.
—¿Por qué no aprovechamos lo que queda de tiempo para que yo te ayude a ti? —Kate negó de inmediato. Se estaba empezando a sentir mal, algo en su pecho le dolía—. ¿No? Pensé que querías mi ayuda.
—¿Podemos hacerlo mañana? —Soltó un mohín—. Tengo otras cosas que hacer y ya es tarde.
La miró extraño, pensó en preguntar si le pasaba algo, pero de nuevo llegó a la conclusión de que solo estaba cansada, así que no insistió más y asintió de nuevo.
—Te veré mañana —dijo mientras guardaba sus cosas en la mochila dándole la espalda.
Los ojos azules de la rubia lo miraron con nostalgia y sonrío despidiéndose de él cuando lo acompaño a la salida. Cuando por fin vio a su amigo desaparecer por su jardinero, ella entró a su casa y se desplomó sobre el sofá, boca abajo, soltando un gran bufido. Los recuerdos llegaron a ella cómo una avalancha, recuerdos que pensó que había sepultado en lo más recóndito de su corazón, pero que un simple abrazo los hizo resurgir y es que pensó que después de años olvidaría lo tonta que había sido por fijarse en Jackson, su primer amor. Muchos años luchó con sus sentimientos, se decía a sí misma que su amistad era más importante que una relación amorosa, pero al final, ni siquiera eso pudo salvar, hasta que se distaciaron y por fin pudo superarlo o eso creyó.
Ella no estaba enamorada de Jackson, eso había quedado en el pasado, ahora a quien quería era a Mike, pero también era un amor complicado. Aún así odiaba que fuera tan efusivo con ella, la hacía dudar sobre todo, sabía que no lo hacía con segundas intenciones, cuando ni siquiera debía sospechar que en algún momento de su niñez, Kate estuvo perdidamente enamorada de él y la verdad no quería que nunca lo supiera, ya era demasiado incómodo que ella misma lo resurgiera en su memoria.
El pasado era eso, solo pasado y ahora Kate solo tenía ojos para una sola persona y haría lo que fuera para que Mike le hiciera caso, y Jackson la ayudaría en el proceso. Al menos tenía la ilusión de que ese amor inalcanzable se convirtiera en algo real.
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El día jueves era por mucho el peor día para Kate. La clase de física era la asignatura que más odiaba en el mundo y es que aparte de ser torpe estaba ciega, sin sus lentes no veía nada y era lógico que se los tuviera que quitar para esa clase o terminarían destrozados al final del día. No tenía más justificantes que le dieran la escusa perfecta para no asistir, así que no le quedó de otra que tomar la asignatura de ese dia y como si la mala suerte estuviera de su lado el profesor dio el aviso de que jugarían quemados.
Un alarido se escuchó de parte de los jugadores de fútbol, mientras los ojos de Kate se agrandaron por el temor, ese juego era el justificante perfecto para que los bravucones de la escuela golpearan a las personas torpes como ella. Aún recordaba la última vez que lo jugó, ese día había sido el peor, llegó a casa llena de moretones que dolían como el infierno, no pudo asistir a clases al día siguiente porque el dolor persistió todavía, ese juego terminaría en masacre, estaba segura. Miró a Ian, ambos temían lo peor.
—Jackson Silver. —El profesor dio a conocer a los capitanes de los dos equipos contrincantes—. Y Mike Green, escojan a sus equipos.
En cuanto Kate escuchó el nombre de su amor, lo miró expectante y es que en especial ese día, Green se veía realmente guapo con aquella banda en su cabeza, con su hermoso cabello en rulos cayendo por los lados. ¿Podía ser más hermoso y perfecto?
—Joder. Puedes al menos disimular. —Jackson pasó junto a ella, susurrando cerca de su oído mientras soltaba una risita burlona—. Dejarás un charco de baba justo debajo de ti. —Siguió riendo hasta que pasó al frente, junto a Mike y el profesor.
Kate trató de mantener la compostura sin dejar de verlo embelesada. Silver miró a Green y ambos asintieron, no eran amigos, se conocían de clases, pero tampoco eran rivales, solo era un juego amistoso que nadie quería perder. Ambos empezaron a escoger a los compañeros que querían en su equipo, obviamente estratégicamente, por lo que Kate quedó casi al último, se mantuvo cabizbaja hasta que escucho al profesor decir que había quedado en el equipo de Jackson. Ladeó su cabeza inconforme, pero que podía hacer. Sin levantar la mirada caminó hacia su lado izquierdo y se posicionó a lado de Ian, al menos habían quedado en el mismo equipo.
—Esto será una masacre, mantente detrás de mí. —Su amigo le ofreció ser su escudo, aunque no quisiera era lo más factible si quería sobrevivir, pero no creyó que fuera a servir de algo, Ian era hombre y menos torpe que ella, pero al fin seguían siendo torpes en esta clase de juegos.
Se quitó sus lentes y los guardo en la bolsa de su pantalón, veía borroso, apenas unos manchones que por más que fruncía su mirada no lograba ver nada, esto apestaba.
El juego empezó. Era increíble como Silver podía ser bueno para todo, no estaba en los demás clubes de deporte porque el tiempo no le alcanzaría, pero aún recordaba cuando los entrenadores de Voleibol, Natación y Fútbol, pelearon por él. Y como ahora lo era, nadie podía contra él. Las pelotas volaban de un lugar a otro dejando escuchar gemidos de dolor y estruendos cuando el duro hule pegaba con fuerza en la frágil piel del perdedor. Estaba corriendo sangre. Ian se mantuvo a la defensiva, había podio esquivar unos dos golpes y otro lo pudo atrapar hasta que no pudo ante el lanzamiento feroz de Kevin y cayó de bruces al suelo. Kate se asustó y miró a Ian en el piso. O almenas trató de verlo.
—Quemado, fuera Ian —el profesor gritó. No tuvo más remedio que dejar a Kate sola.
—Cuídate —dijo al salir de la cancha.
La rubia asintió tragando fuerte y solo se quedó en el mismo lugar esperando su inevitable muerte, cubriendo su cuerpo, sabía que esto le iba a doler. Cuando Mike Green la vio totalmente vulnerable sonrió malicioso, era su oportunidad. Tomó fuerza y lanzó la pelota apuntando justo al rostro de Kate, la pobre chica ni siquiera sabia que pasaba cuando escuchó un estruendo cerca de ella y se asustó. Decidió ponerse los lentes rápidamente y cuando vio a Jackson delante de ella abrió la boca, anonadada.
—¿Estás bien? —Asintió, boba—. No te separes de mí. ¿Entendido? —Jackson la miró de soslayo, sin dejar de concentrarse al frente.
¿Que estaba pasado ahí? ¿La iba a proteger? Green frunció el ceño, pero sonrió, le gustaban los juegos difíciles, se tornaban más divertidos. Ambos capitanes jugaron a muerte por el triunfo, pero al final solo uno salió vencedor y Jackson alzó su mano, victorioso, Kate suspiró cuando el profesor sonó su silbato y dio por terminado el juego.
—Jackson... gracias... yo —Tenía que agradecerle lo que había hecho por ella. Silver dio media vuelta y la miró serió.
—Teníamos que ganar, cubrirte fue una forma de hacerlo —Sus amigos miraban y escuchaban la conversación desde atrás—. No tienes que agradecerme por eso. Sabes que odio perder.
Kate bajó la mirada y asintió en el momento en que el moreno se alejó junto a sus amigos.
—Es un idiota —Ian dijo llegando a su lado—. ¿Ese dice ser tu amigo? Cada vez que le hablas y él está con los nendertales de sus amigos te trata mal.
Kate suspiró, Silver actuaba así por las aparecidas, sabía que no quería despreciarla de verdad o al menos eso quería pensar.