Capítulo 3

2543 Words
Saludando a alguno de sus hermanos, Jagger cruzó el club dirigiéndose directamente hacia la barra, corriendo uno de los banquillos para tomar asiento en este. —Dame un trago —pidió cuando observó esa larga cabellera roja pasearse frente a él. —No estoy trabajando en este momento, el bar aún no abre —indicó Boris, dejando una caja de madera sobre el mesón de la barra. —Estás detrás del mesón en este momento, no te cuesta nada, holgazán —resopló. —¿Holgazán? —repitió el alfa, alzando una ceja mientras sacaba botellas de la caja que iba colocando en su lugar—. Solo por eso no te daré ni una mierda. —Oh, vamos —rió Jagger—. Soy tu presidente, ¿dónde está el respeto aquí? —se burló. —Que seas nuestro líder no significa que no tengas manos y pies para hacer las cosas por ti mismo —resopló y luego empujó un vaso de cerveza frente a Jagger. —Sabía que me querías —le sonrió—. ¿Tienes una...? Gracias —pronunció cuando el otro alfa alzó hacia él una liga elástica para amarrar el cabello. —Deberías de comenzar a tener una en tu muñeca, no te puedo estar dando siempre las mías —refunfuño Boris antes de tomar la caja ahora vacía. —Claro, claro —pronunció sin escucharlo realmente, tomando su castaño cabello claro con sus dos manos para formar una pequeña coleta en la parte trasera de su cabeza que sostuvo gracias a la liga. Si comparaba su cabello con el del pelirrojo alfa, en realidad no era tan largo, ya que el de Jagger solo llegaba hasta sus hombros, pero de igual forma era molesto algunas veces traerlo suelto. Metiendo la mano a su bolsillo, el alfa sacó su teléfono, llevándose también una fotografía que cayó sobre el mesón. Tomando su cerveza, Jagger observó aquellos ojos verde jade fijamente, sintiendo una extraña sensación recorriendo su pecho nuevamente. La había sentido la primera vez que Aiden le mostró la fotografía del omega, y sin importar cuántos días habían transcurrido de eso, cada vez que contemplaba la foto y miraba esos increíbles ojos jade, seguía teniendo el mismo efecto en él. ¿Por qué? Era algo a lo que no tenía respuesta, pero esperaba tener una cuando se encontrara de frente con el dueño de aquellos orbes de un color tan extraordinario. —Tengo un reporte —anunció Morgan, tomando asiento a su lado. —¿Algo nuevo o lo mismo de siempre? —cuestionó Jagger, bebiendo un sorbo de su cerveza antes de alejar la mirada de la fotografía. —Es sobre el tema del poli —respondió, consiguiendo toda la atención de su jefe—. Al igual que él, nuestros chicos no consiguieron mucho al respecto y eso que incluso se estuvieron dando vueltas por las calles sin su motocicleta —indicó. —¿No vieron a nadie vendiendo drogas? —preguntó frunciendo el ceño. Podía creer que el detective Ranieri y sus chicos no lograran encontrar nada considerando que no se manejaban como ellos en su territorio, pero que sus hermanos no hubieran encontrado nada tampoco... No le gustaba. Alguien estaba vendiendo drogas por ahí, esa basura no aparecía mágicamente ante un idiota para ser consumida, de algún lugar debía de provenir y debía de ser cerca considerando los lugares donde fueron encontradas las víctimas. Su territorio estaba en termino intermedio, si iban más al norte, se encontrarían con una clase social más alta donde dudaba que la basura entrara fácilmente, y si bajaban al sur solo estaba la clase de personas que vivían el día a día sin importar la forma, era donde estaba lo malo de la ciudad entera. Y si no fuera porque tras reclamar su territorio les había advertido a esos idiotas lo que pasaría si llevaban de su basura a su zona, realmente habría pensado que alguno de esos estúpidos había cruzado la línea. —No en nuestro territorio, al menos, y tampoco a nadie cerca del borde de ambos lugares —informó Morgan—. En ningún momento del día o noche, ellos vieron algo. En realidad, lo único nuevo que descubrieron, fue que unos idiotas llegaron a la zona roja y se instalaron ahí —anunció. —¿De qué clase de idiotas estamos hablando? —cuestionó. —Del tipo que está llevando a la mierda el lugar como si ya no hubiera estado lo suficientemente mal antes de que aparecieran —respondió el otro alfa—. Los chicos que se dieron vuelta observaron no sé cuántas ambulancias entrar en una semana, y los sonidos de disparos al azar es algo que se escucha cada noche —explicó. —No me gusta que esa clase de persona sin cerebro esté justo al lado de nosotros —expresó Jagger, frunciendo sus cejas con molestia—. Todos sabemos que la zona roja es un lugar malo, pero no era exactamente peligroso, y si esos tipos llegaron con la intención de cambiar eso, ¿qué no nos dice que podrían intentar meterse en nuestro territorio? —Lo sé, aunque no tengo mucha información al respecto, es bastante obvio que están intentando crear algo ahí a base del terror, y muchas estupideces suceden con los tipos arrogantes que tienen esos ideales —apoyó—. Es más, no me sorprendería si de hecho, ellos fueran los causantes de dichas muertes —indicó pensativo. —El problema está en que los cuerpos fueron encontrados casi rodeando nuestro territorio, no el de ellos —dijo pensativo—. ¿A menos que los chicos hayan presenciado a alguien salir de ahí con alguna droga? —preguntó. —No —respondió con una mueca—. Ellos ni siquiera han visto a uno de esos chicos entrar a nuestro territorio, y los pocos que han visto yendo y viniendo, ninguno murió por una sobredosis ni mostró signos de ser adicto —contó—. Pero tampoco es como si hubiera habido otra muerte. —No me gusta —anunció—. Que un grupo se quede cerca y los vigile, si los dejamos simplemente solos, en cualquier momento podría darnos problemas y preferiría adelantarme a ellos —explicó el alfa, bebiendo lo último de su cerveza. —Lo tengo —asintió su amigo y luego señaló la fotografía en el mesón—. ¿Boris te ha dado alguna noticia de ese polluelo? —cuestionó. —Nada —respondió con un suspiro, tomando la fotografía en una mano—. En ninguno de los dos pedidos hemos avanzado realmente. —No es por ser un idiota, pero ¿realmente no está la posibilidad de que el chico se fuera con un alfa? —preguntó Morgan—. La mayoría de los omegas es lo que siempre buscan, un alfa en quien confiar que cambiaría su vida —indicó—. Mientras el instinto del alfa es proteger y cuidar, el del omega es servir y ayudar, se sienten atraídos instintivamente por su naturaleza dominante y sumisa. —No creo que este chico sea esa clase de omega —expresó de forma pensativa—. Sí, es un chico bonito y tiene un rostro dulce y atractivo, casi como el de una muñeca con esos ojos suyos, pero algo me dice que no es un sumiso completo ni el omega perfecto —comentó—. No creo que simplemente se hubiera ido con un alfa cualquiera. —Si es así, eso significa que el chico debe de estar deambulando por ahí, el problema es que no sabemos si ese lugar es aquí exactamente, u otra ciudad —indicó pensativo—. ¿Por qué creímos que está aquí? —cuestionó repentinamente. —Porque al parecer no estaba en casa con sus padres y el dinero que poseía con él no le habría dejado ir a cualquier otro lado muy lejos —respondió Jagger—. Hay que esperar, sé que pronto tendremos noticias —expresó. —¿De las drogas o el omega? —cuestionó su amigo. —Ambos, espero —respondió el alfa y observó hacia la entrada del club cuando estalló un pequeño escándalo. Cuando contempló a un pequeño botón pecoso de tres años que utilizaba un bonito vestido, Jagger sonrió de forma instintiva al contemplar a la pequeña hija de su amigo Aiden, entrar toda confiada a un club lleno de hombres grandes llenos de tatuajes y pircing, pero considerando que cada maldito alfa y beta en la extensa sala se derritió tras observar a la pequeña princesa, era comprensible la confianza de esta. —¡Tío Gage! —exclamó la infantil voz chillona, y entonces el cachorro abandonó la canasta que había estado cargando con la ayuda de su padre para correr en su dirección. Cuando Morgan se interpuso en el camino del infante y la tomó en brazos para alzarla bien alto, la pequeña April soltó un chillido de risa alegre y le pidió al alfa que lo repitiera un par de veces más antes de quedar satisfecha, y entonces estiró sus bracitos hacia Jagger. —¿Qué hace ese hermoso rayito aquí? —preguntó el alfa, tomándola entre sus brazos. —Quedía ver a tío Gage —respondió sonriente la pequeña—. Papi Cas hizo musha comida —informó y se bajó de los brazos del alfa para ir con su padre y quitarle la canasta, mostrando todos los sándwiches en el interior junto a otros dulces. —¿Por qué no vas con el tío Morgan a entregar la comida a los chicos, rayito? —pidió Aiden, acariciando esa cabellera oscura. —Dejar a tío Gage —prometió antes de estirar sus brazos hacia Morgan, dejando que el alfa la cargara por todo el lugar mientras entregaba comida a todo el que viera. —¿Realmente hizo toda esa comida? —preguntó Jagger, observando como su amigo ocupaba el lugar de Morgan a su lado. —Fuimos a un cumpleaños de los chicos de Devak ayer y como que se emocionaron mucho cocinando allá —explicó—. Casper les recordó y pidió todo lo que sobró, lo cual fue mucho, para traérselo. —Deberías de dejar que tu omega venga aquí a trabajar con nosotros, la comida siempre es bien apreciada entre un montón de alfas que no saben cocinar más allá de lo básico —comentó divertido. —Mi sweety está muy bien trabajando conmigo y cocinando para nuestra familia, así que no gracias —expresó Aiden, divertido—. Deberías de considerar la posibilidad de contratar realmente a alguien para que les cocine. —¿Crees que no lo hemos intentado? —resopló Boris, deteniéndose frente a ellos con otra caja—. He puesto anuncio, pero nadie pasa más allá de la entrevista —anunció sacando cosas. —¿Son demasiados exigentes? —preguntó el alfa, observando a su hija seguir entregando comida. —No vuelven luego de ver una sala llena de tipos vistiendo mayormente cuero, llenos de tatuajes y que no tienen precisamente la expresión más amable del mundo —respondió Jagger, un poco divertido por ello. —Y los que si logran quedarse a pesar de ello, no duran mucho porque no somos el típico motor club que ellos creían que éramos, ya sabes, mucho alcohol y sexo alocado a todas horas —negó el pelirrojo alfa—. Ya me rendí con ello, ahora solo quiero a alguien que cocine para el club en las tardes, pero de nuevo, nadie quiere cocinarles a motoqueros que dan miedo ni mucho menos estar rodeados de ellos —expresó alejándose otra vez. —Se ve algo ocupado —observó Aiden. —Las ventas han bajado un poco y está seguro de que la solución a ello será ofrecer también comida que va bien con la cerveza —explicó—. Morgan quiere ir a sabotear cualquier otro lugar que nos esté robando los clientes y yo digo que si sus motocicletas no ocuparan cada espacio para estacionarse, tal vez tendríamos más visitas —contó y se encogió de hombros—. En algún momento alguien ganará con su propuesta. —Me gustaría decir que la idea de comida no es mala, pero el tema que este lugar siempre está rodeado de motoqueros con la expresión de "mírame y estás muerto" es algo difícil que encuentren a alguien —comentó. —Por eso digo que en algún momento la idea de cualquiera de los tres ganara, las ventas no están malas tampoco, Boris solo quiere ocupar esa cocina profesional por la que pago —resopló entretenido. —Si tú lo dices —pronunció y luego señaló la fotografía del omega sobre la mesa—. ¿Cómo vas con eso? —Te dije que te avisaría si descubría algo —le recordó el alfa. —Lo sé, pero he recibido llamadas de la tía preguntándome cada día prácticamente —explicó Aiden con una mueca. —¿Por qué tanto interés ahora? —cuestionó Jagger, interesado—. Transcurrieron cuatro meses antes de que llamara a la casa para preguntar por el chico, no creo que el polluelo sea exactamente su prioridad. —Según lo que me comentaron, Bianca no sabía que la situación familiar del chico era tan mala hasta que llamó y absolutamente nadie pudo decirle nada de él, incluso antes de que se fuera con ella —contó—. Su madre ni siquiera sabía que había dejado la ciudad para ir a visitarle y sus hermanos no parecían estar más interesados que la propia mamá —explicó. —Pero el chico es un omega, sé que no estamos en los tiempos antiguos donde los padres ni siquiera dejaban salir al chico por temor a que algo le pasara al no poder defenderse, especialmente contra un alfa, pero debería de haber algo de preocupación y más interés por él, ¿no? Sigue siendo un joven que no puede negarse a la voz de mano de un alfa y que otros podrían aprovecharse de su ciclo de calor —expresó con el ceño fruncido. —Es precisamente por eso que Bianca se preocupó por él, ya que su propia madre, que también es una omega, no parecía muy preocupada por su paradero desconocido —suspiró—. Eso está mal en muchos niveles, creo que no hay nada peor que la indiferencia en una familia. —Realmente hay todo tipo de familias hoy en día —pronunció Jagger con desagrado y observó hacia abajo cuando tiraron de su pantalón. —Aquí, tío Gage —expresó April, entregándole un cupcake. —Gracias rayito, ¿por qué no le dices al tío Boris que te preparé un zumo? Te lo has ganado —indicó revolviendo su cabello. —¡Sí! —exclamó la pequeña, corriendo inmediatamente con Morgan siguiéndole rápidamente. —Líder, tengo noticias —anunció un hermano, deteniéndose al lado del alfa—. Lo vi entrando en un nuevo club que abrió hace unos meses —informó, señalando la fotografía del omega sobre la barra. Una sonrisa creció en el rostro de Jagger con ello, finalmente, se estaban moviendo otra vez.
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