Sabiendo que el infierno le estaba esperando una vez llegara a su trabajo, Spencer no tenía muchos ánimos de ir realmente, y a pesar de ello, de igual forma obligó a su cuerpo a moverse. El omega sabía perfectamente, que aquellos golpes que había recibido en los cambiadores por Edel, no eran nada comparado con lo que le esperaba de ahora en adelante. El dolor en su pómulo y su sensible labio inferior no sería nada a comparación del infierno por el cual estaba por pasar. Y a pesar de que sabía eso, Spencer no podía arrepentirse para nada por aquel increíble beso que había compartido con alguien tan caliente como Jagger. Esas oportunidades no se presentaban dos veces, y saber que además había logrado sacarle una erección del infierno a aquel alfa, elevaba su ego enormemente. Era solo po