Terminando de arreglar su mochila, Spencer revisó la hora en su celular, ahora que ya la había colocado correctamente, y sonrió satisfecho al ver que iba bien.
Cerrando su mochila, el omega la colgó sobre su espalda y se dirigió hacia su cocina. Abriendo el refrigerador, tomó el resto de comida que le había sobrado de su cena y lo guardó en un recipiente con tapa antes de echarlo dentro de una bolsa.
Dirigiéndose a la entrada de su departamento, Spencer se detuvo frente a la puerta y observó por la mirilla.
Cuando no detectó movimiento de su molesto vecino, le quitó los seguros a la puerta y volvió a observar. Sin ningún cambio aparente, abrió tan lentamente como pudo, asegurándose de no emitir sonido alguno.
Saliendo al pasillo, caminó tan silenciosamente como pudo y bajó las escalera
