Antes de ella, era difícil creer en el destino, no tenía una vida planeada o agendas con eventos cada semana, no existía nada de eso, las situaciones que se presentaban en mi vida eran completamente diferentes a esto, conocerla fue algo parecido a renacer, la vida que llevaba no era una buena, venia de aquel lugar cerrado, con pocos habitantes, claro que había sido feliz en ese lugar, pero... nunca estado satisfecho por completo, y no digo por la ambición o el egoísmo sino, porque en aquel lugar había visto y vivido demasiadas cosas qué perturbarían a cualquiera.
Al principio quise no aceptar lo que nos ocurría, quise creer que nuestra historia era pasajera, que era viento, me negaba a aceptar que podía ser su pilar y ella el mío, era absurdo para cualquier en esta situación, no podía ni siquiera imaginar una vida junto a ella y era irónico, ya que junto a ella me sentía y era alguien diferente, no fue sencillo, saber que tenía la atención de los medios y de personas desconocidas en cualquier parte del mundo, era abrumador, para mi... algo desconocido, las r************* eran como un purgatorio y eso no era lo peor, lo más difícil fue ocultar mi pasado, hacerlo personal solo para ambos fue un caos, algunas veces lo vi imposible, serio un tonto si no lo reconociera.
El hombre que ellos habían creado y que ella esperaba tener a su lado, no era el verdadero Noah... En segundos todo cambió, todos se volvieron jueces de nuestra vida y de nuestra relación, pero en especial de mi pasado, todo les molestaba, por un momento llegué a pensar que era el final, que ellos habían ganado… que no éramos el uno para el otro, por que en este riel las posiciones económicas estaban presentes en cada momento, para todos ellos yo no era nada y ella lo era todo, tristemente para ellos no lograron nada, no pudieron romper lo que el amor formó.
Aprendí a amarla, aprendí a compartir nuestra felicidad con aquellas personas a travez de las pantallas, aprendí a compartir a mi amada con ellos, fue complicado en un inicio pensar que otros hombres la veían y deseaban, y yo sin poder hacer nada más que sonreír, es por eso que nunca me cansaré de decir que junto a ella, junto a la mujer más influyente, más adinerada, hermosa y perfecta... Noah Scott Laco’s renació.
[...]
Meses atrás...
Movimientos a mi costado me hicieron despertar alterado, al abrir los ojos pude observar una silueta definida la cual me sobresaltó en segundos. La desconocida— pensé recordando parte de la noche anterior, había sido un desastre. Velozmente dejé aquella posición cómoda para cubrir mi desnudez, no había sido un sueño... había ocurrido, estaba con aquella mujer en una cama amplia. Situaciones rondaron mi cabeza, no era la primera vez que despertaba con alguien desconocido, fiestas eran las culpables de quitarme de cierto modo la inocencia.
El silencio se volvió incómodo para ambos, sin timidez la observé vestirse cuidadosamente. —Buenos días— susurró al girar a mi dirección con una sonrisa amplia dejándome ver sus perfectos dientes, le sonreí ignorando la resaca.
Por segundos me sentí en un sueño o en una fantasía, ya que aquella mujer era divina... Tenía que tocarla o al menos guardar sus rasgos, sin duda aquel encuentro era inolvidable.
Tal vez parecía alguien ridículo, con vergüenza alejé mi mirada dejándola en paz, ella era hermosa.
—La habitación está pagada, puedes quedarte hasta las tres de la tarde... Y espero que no tengamos dificultades— habló con un tono elegante y calculado, sin captar absolutamente nada regresé la mirada a su cuerpo, un perfecto vestido de seda cubría su escultural cuerpo, con curiosidad la miré incorporarse, tal vez asistía al gimnasio más de dos horas al día, tal vez se cuidaba. —Bueno.— era la despedida,con un gesto se preparó para salir de la habitación dejándome solo y confundido conmigo mismo, debía ser un sueño.
¿Que había sido eso?— me preguntaba repetidas veces, sin comprender la situación recorrí el lugar; extremadamente lujoso, era una pasada... una tremenda pasada. Miles de dólares para sólo una noche.
Recuerdos fueron presentes, había follado con una desconocida... Suspiré para peinar mi cabello e ir al baño, ya que un asco se apoderó de mí al pensar en la noche anterior y en como había terminado en aquel lugar, solo recordaba querer beber una coca cola, nunca querer perder la conciencia de ese modo, ¿como había acabado en aquella fiesta?, No conocía a nadie más que a ellos dos chicos compañeros de fútbol, Dios mío Noah.
Gracias al alcohol no recordaba ninguno de mis movimientos, ¿Había sido Bueno? O ¿un desastre?. NO LO SABÍA. ¿Había hablado más de la cuenta?... ¿Le había hablado de Foster?.
—¿Estas bien?— su voz me sobresaltó, solo unos bóxer cubrían mi cuerpo y eso a ella no parecía importarle, accedí evitando que se acercara más de la cuenta, ya que era algo extraño para mí, había pasado noches con desconocidas, pero todas partían antes que yo abriera los ojos. —Espera, conseguiré una pastilla, tú quédate ahí, todo estará bien.— más que asustada corrió fuera de la habitación, sin otra cosa que hacer enjuagué mi rostro para vestirme y desaparecer, tenía trabajos que realizar y entregar
—Oh por Dios.— susurré al salir del baño, ¿acaso ella estaba demente o por que reaccionaba así?, con dificultad me coloque el pantalón. ¿Estaba bien reaccionar así?... Dios mío, no sabía cómo actuar en una situación cómo esta, ella lucia perfecta y yo... era estúpido.
—Toma— su mirada fue a mi torso, sin hacerla esperar tomé el vaso y la pastilla que me extendía, no había tardado nada en su búsqueda, dos minutos tal vez; estaba seguro de que se trataba de un sueño lúcido.
—Yo, creo que debo irme.— informé dejando el vaso y buscando mi polera oscura en toda la habitación, en mi búsqueda pude sentir como esta me seguía con la mirada observando todos mis movimientos, algo inusual.
—¿No quieres desayunar?— murmuró después de minutos, alterado la giré a ver... era extraña. —Oh, lo siento si te incomode, pero es la primera vez que acabo con alguien desconocido, no sé cómo actuar en esta situación.— nerviosa explicó, accedí para seguir con mi búsqueda y salir huyendo del lugar lo antes posible, era muy guapa pero extraña y esa era mala señal.
Al sentir su mirada en mi torso me moví incómodo al otro extremo de la habitación, ya más despierto miré la decoración; fenomenal. Realmente era un buen lugar, ¿era su propiedad?, ¿Dónde estábamos?.
—Vaya... bueno normalmente cuando esto pasa solo huyes del lugar y dejas todo atrás como una aventura.— explique con incomodidad, sus ojos parecían querer explotar de sus órbitas por mis palabras.
—Pero eso es ser alguien con mala educación— bufo sin moverse, un sonido invadió el lugar llamando la atención de ambos. Sin decir nada más la mujer de cabellos rubios salió de la puerta como minutos antes. Dejé de observarla, era alguien hermosa físicamente.
[...]
—¿La has encontrado?— preguntó seria, negué para sentarme frente a ella, la rubia miraba mis hombros sin discreción, al parecer no era tímida. Un silencio se apoderó del lugar, Dios, pude haber huido, pero, verla insistir de una manera infantil me había obligado a tomar el desayuno con ella.
—¿Has visto un móvil n***o?— pregunté para tomar un trozo de aquel emparedado de jamón, mis ojos se iluminaron al ver papas fritas a su lado, miré su plato; solo fruta. Era de esas chicas que se cuidaban más de la cuenta— pensé sin detenerme.
—Si, supuse que era tuyo y lo guardé en ese cajón... ¿como te llamas?— más confiado le sonreí, por su forma de ser; sabia que era alguien buena y con una buena posición económica.
—Laco, me llaman así.— respondí con la boca llena causando que sus labios formaran un gesto raro... sin importancia seguí comiendo, ¿Que más podía hacer?.
—¿Donde vives?— continuó con su interrogatorio, en verdad podría ser una de esas princesas de Disney. Su tono era serio y directo, con tan solo verla... sabía que estaba preparada para la vida y sus golpes, que era imponente y valiente.
Traté de recordar mi nueva dirección pero no lo conseguí, por favor, solo llevaba un mes en la ciudad... como iba a aprendérmela en tan poco tiempo, para mi era algo complicado.
—Yo no lo sé, bueno, si lo sé, pero... en realidad soy nuevo en la ciudad, me he cambiado de instituto— conté con una sonrisa nerviosa; creerá que soy un idiota.— pensé para tomar papas fritas y llevármelas a la boca.
—Oh vaya eso es genial, hace mucho que no voy a un instituto... ¿siguen teniendo deporte?— después de tomar un trago de su taza siguió con aquel interrogatorio nada cómodo para mí, accedí sin dejar de observarla.
—Claro, de hecho estoy en el equipo de fútbol, todos son muy buenos.— murmure mirando el postre, hambriento lo observo planeando como tomarlo y no verme tan mal frente a ella, debía asegurarle que no había dormido con un imbécil.
—Te gustan las papas fritas, por tu cuerpo fornido pensé que las detestarías, como yo.— por primera vez consciente escucho su risa, hermosa como ella; Era tan delicada y fina.
—¿Estas hablando en serio?— insistí a su confesión, que tenía de malo aquel alimento, era imposible dejarla de mirar, aquello había causado que me perdiera en sus ojos grises por segundos.
—Si, es mejor el té— afirmó llevándose de nuevo aquella taza a sus labios. Pensar que horas antes yo estaba tocando esos labios... ¿Como había sido el sexo?
Avergonzada giró a su derecha permitiéndome ver su perfil.... ¡Oh por dios! Estaba alucinando, era por eso que se me hacía conocida, mis manos temblaron haciéndome masticar más rápido la comida.
—¡Te conozco!— exclamé en voz alta, la chica negó repetidas veces mientras colocaba sus manos en la mesa. —¡No puedes ser!— miré a todos lados más que agobiado, tomé mas papas fritas nervioso.
—¡No lo haces!— gritó con un tono lleno de nerviosismo, accedí sin pensarlo.
—¡Debe ser un sueño lúcido o algo parecido!— hablé seguro de mí mismo. —¡Eres Scarlett Johansson!— Exclamé, había estado con mi amor platónico, su rostro se descompuso por completo.
—No...— susurró avergonzada, miré como respiraba para tranquilizarse, borré la sonrisa de inmediato.
—Te he visto en algún lugar lo tengo por seguro, ¿Eres alguien famosa, no?— la pregunta salió por si sola, si lo era... no importa quien fuera, la recordaría para siempre.
—No quería que esto pasara, bueno en realidad mi familia es la reconocida... soy Nilüfer Smituz, un placer— pasmado dejé aquellos alimentos, me sonreía débilmente, la había avergonzado... Nilüfer Smituz, ¿era una broma?.
¿Como una de las mujeres más poderosas de Estados Unidos estaba sentada frente a mí?, ¿como había terminado conmigo?... Era una locura.
¿Saldría en el reality que filmaba con su familia?
La había seguido en i********: hace más de un año y sus fotos eran una locura...
—¡Estas de broma!— balbuceó preocupado, si el asunto ya era raro ahora era una locura de otro universo.
—No, ¿podrías ser más limpio?— avergonzado tomé una servilleta, había hecho un desastre con la comida. —Disculpa, es nuevo para mí.— no respondí, no debía por que hacerlo, con cierta vergüenza limpié mis labios.
—¡Nilüfer smituz!— aquel grito hizo que ella girará a la puerta, estaba más que petrificada en su asiento.
Después de segundos y golpes insistentes en aquella puerta la chica corrió sobre sus tacones a esta y se colocó ahí cerrando los ojos fuertemente.
—¿Que pasa?, ¿Quien es?— pregunté para levantarme del mismo modo que ella: alterado, busque mi polera por todo el lugar para por fin largarme.
—¡Dios mío!— susurró poniéndome más nervioso, ¿acaso era su novio?, ¿terminaría golpeado?
—¡Nilüfer!— el grito fue más fuerte, sin más esta abrió la puerta para asomar parte de su rostro en ella. Miré su trasero por segundos.
—¡Abre la puerta en este instante señorita!— pedía la persona tras la puerta, mis nervios subían.
—¿Que hago?— exclamé para mí, podía brincar por la ventana y morir o permanecer callado y esperar lo peor.
—Mamá.— Su madre, conocería a Nathalie De Smituz, debía ser una tontería, no podía ser real.
—Te he estado buscando toda la madrugada, ¿Estás con Barron?— preguntó de nuevo la mujer con aquel gran imperio, ¿Barron? ¿De quien se trataba?.
—Mamá, apaga las cámaras, no puedo dejarte entrar con ellas, no son necesarias.— suplicó, ¡cámaras! Saldría en su reality... j***r.
—Muévete aún lado ese jovencito me va a escuchar, ¿como se atreve a raptarte sin mi permiso?— la puerta fue abierta de una forma brusca, avergonzado baje la mirada.
—¡Madre!— exclamó la rubia al intentar detenerla.
Hombres con cámaras grababan cada instante, en segundos pude sentir como apuntaban a mi dirección sin pudor, con el torso desnudo sonreí a la mujer de edad mediana la cual me miraba petrificada sobre sus tacones.
—Hola— balbuceé con una sonrisa nerviosa.
—¡¿QUIEN ES USTED?!— exclamó para caminar a mí, retrocedí nervioso... ¿Qué le debía responder?, un desconocido que había pasado la noche con su hija. ¿Un amigo? Sin saber que hacer busque algún tipo de ayuda.
—¡Mamá, por favor te lo suplico, que apaguen las cámaras!— rogó la chica ignorándome y tomando a su mamá de los hombros, miré a todos esos hombres con cámaras capturando la vergonzosa situación, al parecer carecían de sentido común.
—¡¿Quien es Nilüfer?!— furiosa aquella mujer llevó sus manos a su pecho, moriría por mi culpa, iría a la cárcel. —¡No graben esto!— ordenó a los hombres.
—Yo creo que me retiro, mucho gusto.— me despedí. para caminar a la puerta dejándolas atrás, sin importar estar semi desnudo camine entre todos aquellos sujetos.
—Adiós.— Escuchar a la mujer causó que detuviera mis pasos, la observé por última vez.
—¡Necesito una explicación!... ¡Agua!— la mujer castaña robo mi atención, miré como se desvanecía en el suelo.
Corrí a ellas, debía ayudarlas o al menos ser alguien de apoyo, el ambiente era una porquería, todos lucían alterados. —¡Mamá, llamen a una ambulancia, ahora!— grito la mujer con todas sus fuerzas al ver a su madre inconsciente, sus ojos conectaron con los míos, estaba desesperada.
—Estará bien.— intente tranquilizarla.