—Lamentamos todo lo ocurrido —dijo Fernando, el padre de Nando poniéndose de pie—, me hubiera gustado que confiaran en nosotros —resopló—; sin embargo, ahora ya no hay nada que podamos hacer. Kate su esposa, colocó la mano en el hombro de él, inhaló profundo y le brindó una mirada llena de ternura para tranquilizarlo. Fer entrecerró los ojos y se calmó, pues no estaba de acuerdo con que hubieran ocultado algo tan grave a su hijo. Katherine se aproximó a Isabella. —En verdad siento mucho todo lo que ocurrió —expresó con dulce voz—, sabes que puedes contar con nosotros, y aunque no confíes en mi hijo, te aseguro que él hubiera sido incapaz de lastimarte —recalcó, y besó su frente. Kate se puso de pie y miró a Diana—. Te llamo más tarde —dijo, y luego tomó la mano de su esposo, y sali