Prólogo.

502 Words
Era la noche más fría de Londres, pero lo que menos sentí fue eso. Sus besos y caricias rodeaban todo mi cuerpo quemándolo, excitándolo y el placer rozaba mi piel como si fuera a ahogarme. Despues de todo, era la primera vez que me entregaba a alguien y nadie mejor que él, con el hombre que me iba a casar, con el hombre que iluminó mi mundo, que me hizo caer en el deseo de esos ojos azules profundos, me sentía bendecida y afortunada, creyendo que mi historia de amor sería como lo fue de mis padres, un amor bonito y puro, donde ellos se enamoraron a primera vista. Yo quería ese tipo de amor y pensé que lo había encontrado en él, incluso me entregué a él un día antes de casarme, algo que mi padre odiaría, lo mataría pero es que sus palabras sonaron tan lindas , que quería tenerme antes de casarnos, que yo era su todo, que se moría por tomarme entre sus brazos y yo pues, caí rendida. El peor error que una mujer puede cometer.No caigan en ese truco. Después de hacerme suya y de ser la noche más hermosa de mi vida, lo último que recuerdo, es que se levantó a ponerse su camisa, pensé que por el frío quería abrigarse, así que no le pregunté, estaba cansada y un poco avergonzada, asi que volví a cerrar mis ojos y sonreí creyendo que despertaría entre sus brazos, ya que al día siguiente nos casaríamos y sería el mejor día de mi vida. Pero nada más fuera de la realidad. Hubiese preferido dormir para siempre y no despertar, que me matara ahí mismo y acabar con ese sufrimiento. Esa fue la última vez que lo ví, así es, a nuestra boda que no asistió por una estúpida razón, pues solo se le ocurrió enviar a un representante, ¡Sí! Él no asistió y lo peor vendría después pero eso es algo que les voy a contar con el tiempo. Lo importante es que me hizo ver que yo Ana Favre, era una tonta e inocente niña que se había dejado enamorar por un hombre con palabras bonitas, y eso que mi hermana Rossy y mi amiga Nina me lo advirtieron, que era demasiado apresurado, incluso Rossy fue más lejos, dijo que estaba conmigo por nuestro apellido, por el poder e influencia que Los Favre tenemos, pero no las escuché y estaba pagando el precio pero no iba a quedarme a llorar para siempre. Las mujeres rotas tienen que pasar por la tormenta para hacerse más fuertes y eso era lo que iba a hacer. Me levanté de entre las cenizas y decidí demostrarle a él y al mundo entero que Ana Favre había vuelto a Londres para conquistarla, para reducir a nada a los que se me oponían, adiós Ana débil, tonta, sumisa e inocente, saluden a la Ana nueva, a la que él transformó a la fuerza y de la que se arrepentirá haber conocido.
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