POV SETH. Siempre me he caracterizado por ser un hombre inteligente y observador. Mi puesto me lo gané siendo los ojos de mi tío en esta ciudad. De saber qué sucedía en cada esquina. Ningún movimiento pasaba desapercibido ante mis ojos y oídos. Ahora, sé que es una puta mentira, una ilusión. Porque en menos de setenta y dos horas he descubierto que hay una red de trata de blanca en la ciudad. Y, que la mujer con la que he compartido mi cama es una maldita mentirosa. Me detengo frente al escritorio de mi oficina, en el club y barro todo lo que hay sobre él. — ¡Maldición! —grito cabreado. El ruido de la música me permite perder mi mierda sin público. Recibí la llamada de un contacto en el FBI. Se supone que debía investigar si había algún indicio de movimiento inusual en la ciudad