Lance Los últimos días he tratado de conocerla un poco más, preguntándole acerca de su familia, sus gustos y sus hobbies, pero ella es imposible, cambia el tema apenas puede al tema profesional, aunque hoy voy llegando a la oficina y me acerco a su escritorio. –Buenos días hermosa– la saludo con una enorme sonrisa. – ¡Oye! No debes llamarme así, alguien puede escucharte– me susurra. –Karina no me importa. –¡Lance en serio! –me dice a modo de súplica. –Ven, vamos a mi oficina, hay puedo llamarte como quiero– le afirmo mientras sonrío. Ella me sigue hasta la oficina donde apenas llegamos a la puerta abro haciéndola pasar primero. –¿Ahora sí, puedo llamarte cómo quiero? – le pregunto. Karina Lance me descoloca con su forma de tratarme incluso ahora que me ha hecho seguirlo hasta su