Por fin te encontré

Advertencias

Horas más tarde 

Lance

Las últimas horas me las he pasado revisando cada informe intentando comprender todo, estoy tan concentrado, que no me he percatado que alguien ha entrado en la oficina.

–Hola hermanito, ya vi que convenciste a mamá de darte otro puesto, espero que lo no lo arruines– me dice Cristina.

–¡Es enserio! Has venido a burlarte de mí– le digo sarcásticamente.

–Lance yo sólo quiero que seas responsable, una vez en tu vida– me dice haciéndome pucheros.

–Cristina ¿Qué quieres?

–¿Aún no has comido? Me acompañas y charlamos– me propone ella.

Decido acompañar a mi hermana a almorzar hasta que llegamos al piso de la cafetería.

–Lance acá vamos a almorzar ¿Sí te parece? Como eres un empleado más– me explica.

–Cristina no hay problema– le aseguro.

Vamos ingresando cuando todos alrededor nos miran, tan solo saludo buscándola disimuladamente donde está ella y la veo charlando amenamente con las otras secretarias hasta que me acerco a una mesa vacía.

–Lance todas las chicas te miran– me afirma Cristina.

–Yo no he hecho nada– le dejo saber.

–Lance porque se cómo eres, he decidido que trabajes con Karina, ella es bastante centrada, no quiero tener demandas por acoso o por paternidad de parte de las empleadas, así que con cuidado– me advierte.

–Cristina estás exagerando, no tienes de que preocuparte- le digo riéndome.

– ¡En serio! Lance nada de andar tras las empleadas– me insiste.

Si supieras Cristina que voy a salir con Karina, me matarías, aunque ella me dijo que no iría ¿Será que va a dejarme plantado? No lo creo.

Karina 

Estoy almorzando con las chicas y comienzan los comentarios fuera de lugar por parte de ellas.

–Karina que suerte que tienes, vas a trabajar con ese galán de Lance– me afirma Ana.

–Con ese galán quien no quiere trabajar...  suspira una de ellas, otra dice –es que con un hombre como él es difícil concentrarse en el trabajo, mírenlo esa sonrisa que te mata, esos ojos…, yo haría todo lo que me pide–

–Por favor Cristina se va a dar cuenta que estamos hablando de su hermano– les digo.

–Karina relájate, están lejos y no nos escuchan.

–Ana, pero nos ven– le aseguro.

–Creo que nos escucharon, está viendo Lance para acá ¡No puede ser! Está caminando hacia nuestra mesa– les digo.

–Señoritas buen provecho– nos dice Lance mientras quisiera que me trágame tierra, que vergüenza, me repito por dentro.

–Karina ¿Estás bien? –me pregunta Ana.

–Sí ¿Por qué? –le pregunto.

–Karina te quedaste callada.

Lance

Estoy queriendo almorzando con Cristina, pero me sale con sus comentarios, advirtiendo sobre las empleadas hasta que decido no seguirla soportando.

–Cristina ¿Si vas a ponerte pesada me voy? Se me quitó el hambre.

Me levanto y voy saliendo no sin antes despedirme de mi Karina con algún pretexto.

Unas horas después

Hoy ha sido un día bastante complicado, voy recogiendo todo en mi escritorio, me levanto teniendo todo listo y de repente tocan a la puerta, adelante digo lo más fuerte posible. 

–Hijo ¿Cómo estás? Todo bien– me dice mi madre.

–Mamá aquí poniéndome al corriente de todo.

–¿Seguro? ¿no hay nada que quieras decir? –me insiste mi madre.

–Mamá estoy bien– le hago saber.

–Lance ¿Vienes a la casa y cenamos? ¿Qué te parece? Haré que preparen tu plato favorito ¿Sí? –me propone.

–Mamá tú ganas, vamos– le afirmo con una sonrisa en mis labios.

–Está bien pasamos por mi oficina y recojo unas cosas ¿Te parece? –me dice asiento con la cabeza.

Así salimos de mi oficina para ir a la suya mientas recorremos los pasillos hasta que llegamos a su puerta.

–Mamá te espero aquí –le digo estando afuera de su oficina.

–Hasta mañana, buenas noches– me dicen las secretarias, que pasan por los pasillos.

–Karina espera– le pido en cuanto la veo venir, acorto distancia se detiene y me dice.

–Lance ¿En qué te puedo ayudar?

–Karina no te olvides, te espero en la cafetería mañana.

–Karina ¿Vienes? –le dicen las chicas.

–Tengo que irme– me asegura mientras se aleja.

–Todo listo hijo, vamos– me dice mi madre saliendo de su oficina.